Diversidad cultural y texto escolar, por Gonzalo Espino Relucé

Diversidad cultural y texto escolar
Gonzalo Espino Relucé



Las lecturas que ofrecen los textos escolares resultan un interesante motivo de investigación, sobre todo si se trata de dar cuenta de la condición heterogénea y multilingüe del país a través de su literatura. Uno de los materiales que llega al aula es el libro escolar, mejor aún el libro de texto. Aquel que llega para ser el compañero de estudio del/ de la alumno/a y que el profesor lo tiene como referencia permanente en su asignatura. La oferta actual en relación a los textos escolares ha crecido en los últimos años, no solo como parte de la iniciativa privada, sino también como parte de la inversión pública. Este hecho nos invita a indagar sobre las imágenes y discursos que proponen para nuestros alumnos y alumnas de las escuelas en general del país, es decir, preguntarnos qué están leyendo y qué se dicen en esas lecturas. Es decir, que están proponiendo las narrativas (textos, imágenes, diseños) que circulan en la escuela.

La pregunta entonces tiene que ver las formas cómo se elaboran los textos escolares que supone un conjunto de operaciones que van desde la definición de un diseño que articula todo el texto y su incidencia en los contenidos que ofrecerá. De allí que estos libros se alinean con los contenidos que son exigidos para la asignatura y grado que se producirá. Pero los contendios no aparecen solos, los libros de textos no son sábanas. Esta operación a su vez responder a con qué textos y con que imágenes, con qué tipo de letras y con qué tamaños, con qué disposiciones gráficas, etc., se trabajaran dichos contenidos.
En la génesis de estos materiales hay un conjunto de preocupaciones que son planteadas por quienes financian o emprenden la aventura de preparar un texto escolar. Esta pueden ir muy bien acompañadas de un equipos especializado como no. La selección de los materiales con que se van a trabajar dicho contenidos a su vez remite a las percepciones pedagógicas que manejan los autores y cuáles son las visiones que proponen. La selección de textos estaría en concordancia con la perspectiva pedagógica que presiden dichos libro de texto, es decir, dicha selección va acompañada por el pensamiento pedagógico que desea enfatizar cada autor y cuyo contenido se ofrece para el trabajo de aula. Adicionalmente, en sociales controlista como la nuestra, el DCN se convierte en una importante directiva que teóricamente es asumido en dicho textos escolares.
Si el criterio pedagógico es, si se quiere el mejor trabajado, corresponde preguntarnos sobre el saber especializado que se utiliza o no en dicha selección. Asunto que no parece ser una práctica común entre los productores de texto escolares. Vamos a convenir en que en efecto, dichas editoriales, cuenta con los especialistas para tal trabajo. Nos queda todavía sin responder qué tipo de textos literarios se han seleccionado y cómo se ha procedido en dicha selección.

Tal como estamos sugiriendo, se trata de proponer una versión de la diversidad cultural desde la literatura. Lo que ubica en primer plano la doble tensión que debería observar dichas producciones escolares. Me refiero a la doble tradición que existe en Perú, la oral y la escrita. De un lado la ya ancestral y vigente tradición oral, y remarco vigente, pues hay quienes, equivocadamente consideran que el asunto de la oralidad andina y amazónica pertenece solo al pasado y no al tiempo actual. Junto a la otra que tiene larga data en el Perú moderno, me refiero a su tradición escrita, que es la que mayormente le ponen atención los libros escolares. Resulta insuficiente definir en grueso la doble tradición si esta no se localiza en la diversidad de tradiciones culturales que no se puede reducir a un versión costeña y a una matizada mirada de la sierra, que en otros términos sugiere, la relación entre costeño, localizado como lo urbano y lo andino, que insiste en la tradición quechua y aymara, principalmente.
La definición de país andino no excluye o no puede hacerlo, si nuestra pretensión es inclusiva. De suerte que una mirada así resulta insuficiente, pues corresponde considerar un nuevo actor social y un componente simbólico que deviene de nuestra trayectoria colonial: el negro, entonces la literatura negra será también un contenido relevante a tener en cuenta. Pero todo esto a su vez resulta, en exceso una aventura que entiende la diversidad desde los cánones inclusivos, sin tener en cuenta la dinámica de las otras culturas, me refiero a las culturas amazónicas que reclaman su presencia en las páginas que los y las adolescentes leen. El asunto no es una mención más o menos elogiosa de la naturaleza o la inclusión de imágenes del paisaje, sino, se trata de observar si se abandonado esa aberrante imagen que se tiene de la selva convertida solo en la naturaleza (¿Todavía vive Tarzán allí?), sino indagar si se hay en estos textos escolares narrativas (imágenes y discurso, como lo vengo diciendo) que den cuenta de la complejidad, de la riqueza y de la gente que viene aportando a la vida de los peruanos, y más allá de esta pequeña aldea, al universo.


Dibujo: Antonio Gálvez Ronceros

La alforja de Chuque nº 6

El marcarthismo peruano por Alberto Adrianzén M.


EL MACARTHISMO PERUANO
Alberto Adrianzén M.



El Perú debe ser el único país de la región donde el antichavismo alcanza niveles delirantes. El Congreso, luego de una votación que sorprende a propios y extraños, aprobó por unanimidad investigar por tercera vez a las llamadas Casas del Alba. Los responsables principales –porque en verdad todos los que votaron son responsables– son el fujimorismo, la derecha, algunos medios y el propio gobierno que han creado un clima de histeria macarthista. Sólo les faltó establecer, porque a eso nos encaminamos, un Comité de Actividades Antiperuanas, similar al que creó el senador norteamericano Joseph McCarthy en su país.

Personalmente no comparto las ideas de los llamados Círculos Bolivarianos, tampoco las de la Coordinadora Continental Bolivariana y me siento lejano de aquellos que promueven las Casas del Alba. Incluso estoy de acuerdo con el pedido de formalización que acaba de hacer nuestra Cancillería sobre la ayuda venezolana al país. Sin embargo, ese no es el problema principal. Lo que hoy viene sucediendo es una campaña abiertamente macarthista que busca vincular a todos los opositores con el chavismo –y si es posible con el senderismo o con el MRTA– para así meter miedo a la población, justificar una represión política e ideológica y suprimir a futuros adversarios en las próximas elecciones.

No es extraño que en medio de este aquelarre autoritario el ministro de Defensa, Ántero Flores Aráoz, acabe proponiendo una nueva legislación para prevenir lo que llama "contrabando ideológico". Es decir, una suerte de versión política de lo que son los ataques preventivos de la famosa Doctrina Bush. Me recuerda aquella película de ciencia ficción de Steven Spielberg, "Minority Report", que trata de un detective en el futuro que, usando la tecnología de su tiempo, arresta a los futuros asesinos antes de que cometan sus crímenes.

En este país, palabras como "intervención ideológica", dicha por el propio presidente García; "contrabando ideológico", "infiltración ideológica" y hasta "asistencia (o asesoría) ideológica", concepto que podría ser presentado a un campeonato mundial de la idiotez política, son hoy día expresadas sin ningún problema y sin ningún rubor. Lo curioso, por no decir lo trágico, es que los promotores de este clima son un partido que hoy repite los mismos argumentos de sus antiguos verdugos y un grupo de parlamentarios defensores del régimen más corrupto de nuestra historia.

Asistimos, pues, a la instalación de un macarthismo criollo en el país. Las razones no sólo están vinculadas a la existencia de una protesta social aún dispersa y fragmentada sino también a que el Perú es el último reducto del pensamiento neoliberal en la región. Somos algo así como el nuevo Real Felipe, en tiempos de la globalización, del pensamiento único.

En Chile, hace algunos días, retornó a su país un grupo de jóvenes comunistas que había asistido al encuentro bolivariano en Ecuador y que se habían reunido con el que fuera hasta poco el número dos de las FARC, "Raúl Reyes". Sin embargo a nadie, menos al gobierno, se le ocurrió pedir su detención.

Por eso, lo que defendemos no es solo el derecho de opinión y de expresión de aquellos que se sienten identificados con Hugo Chávez sino también el de todos los peruanos. En el Perú no es delito tener una ideología. Si los seguidores del chavismo, o de cualquier otro grupo, cometen un delito, como intentar organizar un "brazo armado" –como se ha denunciado– le corresponde a la Policía, al Ministerio Público y al Poder Judicial, y no al Congreso como hoy se pretende, investigarlos, reprimirlos y sancionarlos de ser el caso.

De otro lado, esta campaña es tan burda que se cometen una serie de delitos y nadie protesta. Hace unos días un conocido diario publicó un extenso informe sobre las supuestas actividades de los Círculos Bolivarianos y en el cual fueron divulgados correos electrónicos privados pertenecientes a uno de los miembros de estos círculos. Preguntamos: ¿Existe una orden judicial que haya autorizado este espionaje? Todo indica que no. Y si no existe, cómo es posible que se publique un material obtenido ilegalmente. Incluso se dice que no fueron los servicios de inteligencia los que realizaron esta actividad sino más bien una empresa privada especializada en seguridad.

Lo que hoy vivimos es grave, tan grave que pone en riesgo a la democracia peruana. Por eso no decir nada o mirar de costado es lo peor que podemos hacer.





Los artículos y ensayos de Albeto Adriazén se pueden leer en:

http://www.albertoadrianzen.org/

La alforja de chuque nº5

Taruka, un taki de Wilfredo Córdova Huamán

Taruka


Wilfredo Córdova Huamán

Sumaq taruka, riti urqukunapa churin
winay apukunapa wakan
ukhu
waykununapi rimariypa kutichiqnin

Sumaq taruka, pachapa qawariynin,
hanaq pachapa ñuqñun,
thutapa wiñay upallaynin,
wiñay kawsaypa
q’aytun
kharu qawariypi wiqi pakakuq

Sumaq taruka, intiq churin
allpa llankaqpa runkhi takan
illaniypa munakuynin
musquypa
rawrariynin
hamuq kawsaypa makin
thutayaykunaq puririyninpi kawsaq

Hatun taruka, awkikunapa wawqin
ñawpa pachapa uyan
purun t’ikapa
takin
lliw tiqsimuyupa samariynin
rimariy haylliman tukusqa
k’umuchisqa sunqukunapi

Wiñay kawsaq taruka, sach’a sach’akunaq
wawqin
qatqi llakipa wañuynin
huk kuti qunqay yuyariyman tukusqa
warmapa qawayninpi hanaq pachaq ñawin
munay samariypi llanpu wayra
ukhu wayqupi wayraq qapariynin

Allin qari taruka, mana chinkaq
qawariy,
willka pukyu
achka munaykuna mikhuchiq,
wiñay kawsaq
sara
illapaq takanpi puñuq
kusisqa illariykunata iskurispa.



CIERVO


Ciervo lindo, hijo de las cordilleras,
ganado de los dioses eternos
eco en las quebradas profundas

Ciervo hermoso, mirada del tiempo
pétalo de firmamento
silencio inmortal de la noche
hilo infinito de existencia
lágrima escondida en el horizonte

Ciervo majestuoso, hijo del sol
puño fuerte de campesino
ternura matinal
ilusión palpitante
brazos de esperanza
vida en los pasos de la tarde

Ciervo glorioso, hermano de los awquis
rostro de nuestro pasado,
canto de la flor silvestre
suspiro del mundo entero
palabra hecha poesía
en los corazones humillados

Ciervo inmortal, amigo de los montes
agonía del llanto amargo
que una vez fue olvido hecho recuerdo,
ojos del cielo en la mirada de niño,
brisa suave en el suspiro tierno,
grito del viento en la quebrada profunda

Ciervo valiente, mirada infinita,
manantial sagrado
que nutre vendaval de amores,
maíz eterno, espiga dorada
que duermes en los puños del relámpago
desgranando madrugadas alegres.

Correo: Washington Córdova Huamán
mailto:wch102@hotmail.com

La alforja de Chuque nº 4.

La sutileza en los cuentos de Carlos Eduardo Zavaleta


La sutileza en los cuentos de Carlos Eduardo Zavaleta
Por: Gonzalo Espino Relucé


La sutileza es una de la formas de realización del cuento en Carlos Eduardo Zavaleta (Caraz, Perú, 1928). Entiendo por sutileza a las diversas estrategias de un escritor para hacer aparecer que aquello que narra no solo como posible, sino como un hecho de la realidad, por lo mismo emparentada, con la resolución de la trama. De suerte que el tratamiento de una temática puede estar rodeada de otros elementos que aparentemente no son el foco ni el centro del relato o se asocia a una doble historia, lo que invita a pensar en las diversas formas de ficcionalización para un autor que se mueve entre lo andino y lo urbano, que explora diversas temáticas y cuyo signo característico es su modernidad.

La sutileza estará emparentada, en primer lugar, con una tentativa siempre innovadora, la misma que se vincula a situaciones cotidianas cuyo destino parece absolutamente inofensivo; por lo que, en tercer lugar, invita a evocar situaciones conocidas desde la instancia del lector, allí donde la memoria se mezclan con la historia. Y en cuarto lugar, desarrolla una poética del goce del relato, que sugiere un lector libre y que desde la instancia del narrador no interesa si se comparte o no las ideas que este esboza. Así, entonces, la sutileza hará que la violencia, uno de los rasgos de la narrativa de Zavaleta, más allá de su hiperrealismo, sea matizada por la ternura y las formas creativas de la ficción.

Tres son los relatos que podemos ubicar explícitamente dentro de la narrativa de la guerra interna. Aquí hay que hacer una ligera distinción. Zavaleta no es un narrador improvisado, ni le interesa las modas temáticas, como parece ser ahora con la narrativa de la guerra entre Sendero y el Ejército, sino un atento escritor que desde siempre ha estado interesado en abarcar un territorio más allá de lo que el mismo ha vivido, más allá de los espacios aldeanos para llegar a una suerte de trama que hacen que sus textos sean, finalmente, cosmopolitas. Una de las virtudes de este narrador será la continua exploración de la narrativa como un territorio abierto
[1], y cuyas características fueron definidas por Luis Fernando Vidal como la paradoja simultánea de la violencia y la ternura como elementos de la trama narrativa de Zavaleta[2].

No se trata entonces de un narrador que llega para cubrir un tema de moda. Zavaleta tiene la fina sabiduría del narrador que teje historias y las que hacen posible que los relatos de la violencia, sean así mismos piezas de una imaginería notable. Los tres cuentos fueron publicados sucesivamente en El padre del tigre (1993), cuyo cuento lleva el mismo título; en Sufrir sin cuidado (1996) aparece “Perico el heladero”, y, en Abismos sin jardines (1999) publica “Los dos tamaños del hombre”. Las tres piezas narrativas tienen en común el tratamiento de la memoria sobre la guerra interna, la forma como lo hace el autor de "La batalla" es desde los universos cotidiano y donde la sutileza es su forma de mayor logro.

Me voy a detener en “Perico el heladero”
[3]. Es la historia de un modesto hombre que lucha por surgir, que pasa de su condición de heladero a regentar un restaurante, proceso que observa un grupo de pobladores y que los senderistas sancionan brutalmente. La fábula de este cuento es lineal, sin embargo, la forma como se realiza el relato sugiere la complejidad de su tejido. “Todos lo veíamos en la plaza”, la historia nos propone un personaje marginal como protagonista, este tiene tres referentes: la casa camino a Huallanca, Jacinta y la naturaleza del Huandoy. En torno a estos referentes se fabula los logros de Perico y la iracunda violencia con que actúan los senderistas. Lo último que acabo de indicar, nos lleva a pensar en la imagen del progreso y la violencia senderista.

El mito del progreso está arraiga en toda la población peruana. Esta consiste en el acceso a una nueva situación social que supere la anterior como fruto, principalmente de la educación, “si estudias, progresas”; la otra forma de realización del mito es exactamente la que ocurre en este relato, si te esfuerzas, puedes progresar y una tercera forma tiene que ver con la fascinación que tiene la ciudad, la misma da prestigio al sujeto migrante frente a su coterráneos. El narrador confirma con sorpresa los progresos del personaje, aquel que era parte del paisaje, ha conseguido, no solo a Jacinta, sino que ha construido un restaurante y tiene ahora sus peones, ha alcanzado su metas. Tendremos que convenir que las transformaciones operadas en la casa de Perico será el indicador, basado, claro está en el trabajo. Aquella “casucha de adobes” se transformó en una “Bonita casa” (346). Aquel hombrecito del paisaje, había levantado las comodidades para continuar trabajando, ahora pasaría de la heladería a la venta de comida, sin dejar lo primero. Pero más, había conquistado Jacinta (“Perico y ella nos convidaron barquillos gratis y nos invitaron a su boda”; 347), sugeriendo la desazón de los chicos de centro urbano. El narrador simplemente constata: “Por lo visto, las costumbres ya eran otras. El ojo de Perico estaba en todo” (348), que pone en tensión entre aquellos “notables”, la gente de pueblo y el modesto “heladero”, el chuto. Fruto de su tesón, de su imaginación, de su habilidad Perico había progresado, en el sentido peruano del término, es decir, posee una casa, tiene peones, etc. Si “las costumbres ya eran otras”, para los senderista el posesionamiento de Perico aparece como un traición. El mensaje parece ser que los indígenas, que los campesinos, no pueden ni deben progresar. El progreso desde la óptica senderista sería contrarrevolucionario.

El segundo asunto nos invita a reflexionar sobre el sentido de la frase que Perico indica frente a la incursión de los terroristas:

“-Bandido será, per’ no como los de antes –dijo Perico-. Aura cobardes, la cara
no dan estos senderistas. Todo envidia es porque soy progreso.” (349).

En la percepción del heladero, los senderistas simplemente son bandidos, es decir, gente que está fuera del orden social, pero estos bandidos, adicionalmente asumen una característica, “no son como antes”. Es decir, no se enfrentan, se esconden, se ocultan, son en definitiva “cobardes”. Y cobarde, tiene aquí ver con una primera cuestión: no son capaces de pelear en condiciones de igualdad, no se dejen ver, actúan a escondidas y traman a escondidas sus incursiones. Y extendida la frase, hay que convenir que para el código de guerra del senderismo, los que trabajan, los que progresan, los que no se unieron a su causa, simplemente, se convirtieron en su enemigos de clase, la sanción es la cruenta matanza. La cobardía se traduce en el salvajismo extremo con que aparecen los registros de la violencia, tal como se aprecia en las descripciones que hace nuestro narrador. Cabezas molidas por los golpes, cuerpos descuartizados, degollados, despedazados, etc.
Desde ahí les vimos disparar demasiado sus metralletas, golpear demasiado con las culetas, arrastrar a dos o tres personas de los pelos, tumbarlos y chancarlos con piedras (¿mataban a los peones de Perico?, gritarse entre ellos para volver a la camioneta, mirar por un instante el incendio y la destrucción, como si fuera un magnífico espectáculo, y partir gritando, riendo e insultando a Perico el heladero y a Jacinta la puta de su madre.
¿Había despertado otro monstruo del tamaño de Huandoy? Corrimos a contar los heridos. No había ni uno, todos muertos, aplastados con piedras o degollados por el jardín. En la cocina, las muchachas apuñaladas. Pero, oh no, Jacinta tenía un tiro en la nuca y exhibía el calzón, quizá lista para ser violada. Le bajamos la falda y seguimos buscando a Perico entre el polvo y los manchones de humo. (351).
La violencia senderista se expresa contra el progreso. La trama narrativa ubica el hecho en otra dimensión. La del chuto, la de Perico, que deja de ser parte del paisaje para revelarse como el signo del progreso personal y al mismo tiempo de toda la población, lo que explica porque pobladores van tras los terroristas. Los relatos de Zavaleta pertenecen a ese tipo de narrativa que ofrece diversos tratamientos temáticos, al mismo tiempo, la sutiliza del relato está marcada por el narrador que se desdobla en uno de los personaje o que nos deja la sensación de ser un narrador colectivo, al final, lo hace con el menos esperado, que resulta ser el testigo de la matanza. Sorprende que quien narre al final del sea el “ocioso Medardo”. Si el hiperrealismo registra el evento de la violencia, lo es al mismo tiempo por la forma sutil con que Zavaleta trabaja el relato.

    Referencias:

    [1] “Discusión de la narración peruana” en La Gaceta de Lima, nº 12, año II, Lima, oct-nov-dic. 1960: p.10
    [2] El fuego y la rutina. Antología. Prol. Luis Fernando Vidal. Lima, Biblioteca Peruana, 1974; p. 11-12.
    [3] Zavaleta, Carlos Eduardo. Cuentos completos 3. Lima, Universidad Ricardo Palma, 2004; pp. 345-353.

    Foto: Congreso Literario El gozo de la palabra, homenaje a Carlos Eduardo Zavaleta. Caraz, Perú, 13-15 de marzo 2008. José Antonio Salazar entregando el reocnocimiento del INC-Ancash a Carlos Eduardo Zavaleta (13-03-08).

    Un poema de Melisa Patiño. Libertad para la poeta.


    Un poema
    de Melisa Patiño Hinostroza


    En la protesta del 4.3.2008 por la libertad de Melisa, Javier Arévalo distribuyó el poema que se transcribe y que Rodolfo Ybarra ha difundido.


    Día 1.

    Toda nueva vida empieza con grandes convicciones, seguramente todo estará bien ahora que mis fantasmas han huido y que ya no olvido tapar la pasta dental después de haber lavado mis dientes.

    Hoy empieza mi nueva vida, aunque quizá la gente que me escuche no me crea, puede que digan pero si es la misma, claro, sigo en el mismo hogar de hace 20 años, aún no termino la universidad, tampoco he conseguido un “empleo seguro” (por el que reza mi mamá día a día y es el que yo no desearía jamás), ni siquiera he cambiado de novio, pero tengo una nueva vida, ésta es fresca y está recién ideada.

    Mi nueva vida es de color verde, como mi locura, la he estado gestando ya hace varios meses, pero recién hoy ha visto la luz de unas hojas en blanco y se hace real mientras la escribo.

    Es hermoso tenerla entre mis manos, observarla y acariciarla, mi nueva vida huele a café y entiende de libros viejos, me gusta demasiado escucharla, contarme todos los planes que tiene para nosotras. Además, dice que me ha soñado estrella de rock cantándole Tarde Ilusionada: mi nueva vida es muy graciosa. Hoy es un gran día, es mi primera noche durmiendo abrazada a mi nueva vida.


    Día 2.
    Mi nueva vida me ha levantado con un beso y el desayudo en la cama, jugo de papaya, café, huevos revueltos, mi nueva vida sí que conoce de mis gustos.Aún estoy desperezándome, me estiro en la cama mientras ella anda buscando un buen libro para la mañana. Se ha acercado a mí con En busca del tiempo perdido de Proust. No sabía que tenía ese libro, debe ser uno de esos que trae toda nueva vida en su maleta.

    Está leyendo para mí, tiene una voz muy hermosa, mira las palabras, pero las lee como si las supiera de memoria, como si recitara algún antiguo, muy antiguo himno. Aún es de mañana, nueve o diez, todo está cambiando muy rápido, mientras yo me estoy enamorando de mi nueva vida.


    Día 3.

    Hoy encontré en mis codos el olor que creía desaparecido y retorné por un segundo a mi vida pasada, y yo que pensaba que con la llegada de mi nueva vida, su aroma a café lo inundaría todo, pero no fue así, aún estaba allí el aroma de mi antigua vida.

    Mi nueva vida me sorprendió llorando en un rincón de la cama, yo me había olvidado de ella…como no la vi al despertar

    Pero ella estaba en la cocina preparando el desayuno.

    Se ha acercado con la bandeja en la mano y la ha puesto a un lado de la cama, me ha hablado, no preguntó por qué lloraba, ni qué hacía allí sentada tan incómodamente la tristeza, sólo atinó a soltar su voz hermosa, todo lo que decía transformaba mi habitación en un prado verde, como ambas amamos, hasta la tristeza ahora era del color de las peras y no podía evitar verse tan linda y sonriente.

    Sus palabras me han secado las lágrimas, comprendí que no será tan fácil dejar atrás mi pasado, mi nueva vida me lo ha explicado.

    Pero no importa qué tan difícil sea todo eso, ahora mi nueva vida está peinando mis cabellos y yo soy feliz.

    Foto: Yanina Patricio (Tomado de La República, 5-3-2008).

    La poeta Melissa Patiño Hinostroza debe ser liberada inmediatamente


    La poeta
    Melissa Patiño Hinostroza
    debe ser liberada inmediatamente


    Hoy, 4 de marzo, se ensañaron contra la protesta de los escirtores y artistas.

    Basta de oscurantismo. Libertad para Melissa Patiño.


    La joven gestora cultural y poeta Melissa Rocío Patiño Hinostroza (20 años) ha sido detenida y acusada de terrorista por asistir comopromotora cultural y comunicadora social a un encuentro político deCoordinadora Bolivariana de Ecuador. Melissa Patiño es miembro del grupo cultural "Círculo del sur" grupo que reúne a jóvenes poetas que organizan recitales en Lima sur. Además, participa en la producción del programa "Todas las voces" de radio Stereo Villa 101.7. Es estudiante de administración en launiversidad de San Marcos, tiene 20 años. ¿Qué hacía Melissa con la coordinadora Bolivariana? La historia es la siguiente: el director y conductor del programa radial, Luis Enrique Amaya Álvarez, recibió la invitación de la Coordinadora Continental Bolivariana para asistir a este encuentro en su calidad de hombre de radio. El II encuentro de la Coordinadora Continental Bolivariana (CCB), congregó a alrededor de 800 delegados de Cuba, Venezuela, Perú,Uruguay, Brasil, Bolivia y se hizo a puertas abiertas en Ecuador, conconocimiento de las autoridades de ese país. Cuando terminó el encuentro, Mellissa fue subida a un bus por los organizadores del evento junto a muchas otras personas. En ese bus iban otras seis personas que ahora la policía sindica como "mandos del MRTA". Los abajo firmantes que conocemos a Melissa Patiño sabemos que ni sus acciones ni su posición política tienen cercanía alguna al de algún movimiento subversivo marxista leninista peruano o internacional. Sabemos que ha sido detenida sin que exista prueba alguna en su contra de algún delito que haya cometido y que ha sido privada de su libertad en un abuso de autoridad intolerable.


    Los abajo firmantes exigimos su inmediata libertad.

    Javier Arévalo. Giancarlo Huapaya Cárdenas. Rafael García Godos. Alessandra Tenorio. Florentino Díaz. Víctor Ruiz. Diego Lazarte. Salomón Valderrama. Vanessa Martinez. Joan Viva María Rumaja. Wilver Moreno. Luis Enrique Amaya. Julio César Vega. Pablo Salazar. Gloria Ramos. Alejandra Escajadillo. Julián Alberto Alaluna. Héctor Hernández Montecinos (Chile). Oscar Saavedra Villarroel (Chile). Gonzalo Espino Relucé (siguen firmas).