Sobre la idea del progreso en siglo XXI



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Mi curso de Literaturas Orales y Étnicas del Perú (UNMSM), en este semestre, va a trabajar la idea del progreso como parte de la memoria popular, por esta razón, los alumnos y alumnas matriculadas en el curso han desarollado esta breve reflexión.

Cambio consciente en un medio o un individuo con respecto a una situación anterior a otra posterior, donde los resultados se muestran de manera positiva y consecutiva, lo que conlleva ser visto como un avance continuo de la cultura humana, aportando así una mejora en la condición de las ciencias sociales y naturales (sociedad, disciplinas, sicología, etc.). De otra manera, es la realización de una utopía, la cual se comprueba confrontando con el pasado.(Jesús Miguel Delgado Del Águila)

El significado del término progreso puede tener diferentes connotaciones, dependiendo de la cosmovisión y de las valoraciones del sujeto; pero todos estos significados tienen en común la idea de ‘avance’, de ‘superación’, en teoría.
La acepción más generalizada en la sociedad está referida o circunscrita al plano material del ser humano, lo que considero que es una reducción del término y del ámbito en que se desenvuelve el hombre, por lo tanto un uso errado de la ‘idea de progreso’, lo que es contraproducente, ya que se resta importancia al desarrollo integral del ser humano (las dimensiones intelectuales, de valores, etc.) en desmedro del propio ser humano como individuo y sociedad. Lo que se consigue mas bien, al considerar solo esta idea de progreso en el ámbito material, es una regresión y una involución de la especie humana. (José Antonio Vargas Altamirano).

El progreso al que se refieren los políticos del Perú está asociado a una copia de modelos occidentales. Lo cierto es que esta “copia” no tiene en cuenta a pobladores peruanos de distintas culturas y costumbres. La pretensión de homogeneizar a todos resulta un atropello y una amenaza de destrucción de fenómenos típicos del Perú como el multilingüismo y la pluriculturalidad. Bajo esta perspectiva se forma la dicotomía progreso-occidental vs. subdesarrollo-nativo, haciendo creer al pueblo peruano que el país está retrasado debido a los grupos y etnias nativas. (Aliza Yanes Viacava).


El progreso para mi significa una manera de trascender de los espacios iniciales hasta lograr una meta autoestablecida que no necesariamente anule o discrimine la etapa anterior, sino que la enaltezca. (Wendy Wong Garay).

Idea de progresión: ir de menos a más, mejorar. Salir de ghetto social en el que se pretende encasillar a toda aquella persona cuyo pensamiento solo se enfoca hacia lo circunstancial. Superar mis propias expectativas en tanto ser de pensamiento y palabras: asumir un rol social activo que vea más allá de las necesidades físicas, ser alguien que participe en la formación de su identidad y la de los demás; sin seguir a alguien más para perder mi identidad. Participar en la ayuda económica y universo moral de mi familia y prepararme para formar una familia propia. Integrarme a una entidad que reconozca mi capacidad intelectual de investigación y producción tanto a nivel de literatura como de artes. Cumplir mis sueños y demostrar que puedo ser humana.(Génesis Portillo Espinoza)



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La idea de progreso esta ligada mucho con los avances, logros y/o adquisiciones que puede tener una persona. Pero que esta sujeta a constantes cambios, que mayormente trasgrede las concepciones propias. Donde el tiempo acelera cada vez más rápido y uno se ve sujeto a una programación u objetivización de su quehacer diario para no perder el ritmo en torno a lo “nuevo”, y estar en constante movimiento y no inutilizarse ante los avances. El progreso a su vez es una imposición capitalista exterior que se ha globalizado y que todo el mundo desea practicar para un beneficio propio. Para mi familia, sobre todo mis abuelos, se desapegan de la tecnología y más bien lo configuran como un proyecto que les permita un bienestar, alejado básicamente de la ciudad: salir adelante mediante los logros para un futuro venidero. (Lacey Catherine Guzmán Barreto).

Más allá de referirse al avance urbano y tecnológico, creo que el progreso se refiere a alcanzar un estado “superior”. Esto es alcanzar un logro o meta propuesto por un sujeto o comunidad. Midiendo este progreso de acuerdo al grado de satisfacción logrado cuando se alcanza dicho objetivo. El progreso, a mi punto de vista, es lograr una independencia tanto económica como intelectual.(Sandra Vera).

Actualmente, el término progreso está equívocamente asociado a la idea de Modernidad, ya que suele pensarse que es ésta idea la única vía para progresar, sin notar que este progreso tan sólo se adentra en un ámbito económico.
Se deja de lado el verdadero progreso al que una persona puede aspirar, que es el que está ligado al desarrollo personal y cultural. De allí que veamos que hoy en día proliferan más que nada carreras profesionales vinculadas netamente al lucro mientras que aquellas que aseguran una formación personal son discriminadas (como las humanidades). (Manuel Navarrete).

Es el avance positivo de las cosas y de las personas.
Cosas, es la mejora y renovación de infraestructura en tecnología de punta. Algo obligatorio, pues los que se quedan rezagados estarán en desventaja de competencia.
Personas, es la acumulación y renovación de riquezas materiales. No creo que esta palabra se deba aplicar a nivel espiritual o moral. También lo asocio con la ostentación, el prestigio y un estilo de vida materialista y superficial. (Roberto Rivera).



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Todo progreso parte de un hecho específico: tomar los riesgos. Aquél que se encuentre conforme con su estado, detenido en un solo lugar y sin intenciones de cambiar, jamás podrá averiguarlo. La distancia entre lo que uno es y lo que quisiera ser se mide de acuerdo a la cantidad de esperanzas y deseos que se forman en el impulso inicial. El progreso no puede ser producto de una imposición, como pretenden algunos desde el egoísmo de sus puestos. En su artificialidad termina por deshacerse con el paso del tiempo, ya que al no haber calado en el espíritu, no pasa de ser un simple discurso de consuelo. El progreso solo adquiere verdadera consistencia, y nos recompensa, cuando logra que uno se convierta en el oponente a ser superado todas las veces posibles. (Paulo Peña).



Lo primero que se me viene a la cabeza cuando se menciona esta palabra es desarrollo o también es visto como un cambio, un ideal que se refuerce en el entorno. Esto es el progreso un regir y no un surgir, ya que esta palabra lo asocio con la comunidad y con ello se establecen y se forman para un bien común. El progreso no es unitario sino colectivo, ya que así se podrá percibir el avance y el empuje que se esté realizando hacia una meta.(alex jcb).


Sinceramente no recuerdo haber usado la palabra "progreso" que yo entiendo por "salir adelante". Asociado a ello, puedo decir que tiendo a creer que uno va a estar bien en el futuro -que va a salir hacia delante- si se desenvuelve en aquello que siente , le gusta y , evidentemente, hará bien las cosas porque no estará tan contrariado a su modo de vida. "Ser mejor luego" significa para mi avanzar con lo planeado y deseado para la vida. ¿Sacrificios? Claro que sí. Además tendo en cuenta la moral, pues robando y robando para tener lo mejor y poder disfutar no me parece que sea progreso, sino activididad adquisitiva, para tener simplemente. En resumen, hacer por salir adelante, andando, mas no de cualqueir modo (a la deriva); sino siguiendo una línea mas o menos trazada que indique esfuerzo, querer. Haber progresado es conseguir un modo de vida intenso y tranquilo (tener un lugar propio, sentirse cómodo sin falta, por lo menos, de la necesidades básicas) donde pueda caber momentos de ocio. (Edith Palomino Chuchón).


Opino que el progreso es emprendimiento y avance, la realización de un crecimiento ya sea social o emocional llevado hacia ámbitos mejores al estado anterior. Es un no conformismo, aún con un estado superado, sino el estar en una constante superación.
Así como la tecnología que día a día va mejorando, siempre está en una constante renovación, volviéndose cada vez más moderna y sofisticada.(Lizeth Tinco Secce).


Entiendo el progreso como una meta. Progreso significa para mí una mejor calidad de vida, contar con las condiciones necesarias para desarrollar mis capacidades sean afectivas, físicas o intelectuales. El camino que me puede llevar a tan ansiado fin es la educación, en mi familia, materna y paterna, no hay muchos profesionales, por ello, mi presencia en la universidad es una gran oportunidad para lograr una mejor posición económica y de esa forma ayudar a mi familia, por lo menos a mis familiares más cercanos. (Javier Aco Thrucios).



El progreso para mí tiene una dimensión personal y una dimensión social. En lo personal es la realización de mi persona en el ámbito afectivo, emotivo y profesional; es decir, poder sentirme cómodo con mi hacer y mi función en la sociedad. La carrera que elegí no es una de la cual se pueda llegar a tener un gran ascenso económico, sin embargo, me hace sentir realizado y sobre todo me hace feliz. En el ámbito social tiene que ver con la noción de ascender socialmente que se relaciona con una estabilidad económica que permita darme una buena calidad de vida. Respecto a la idea de progreso como una forma de desarrollo económico donde se atropelle a los demás, me parece que se acerca más al hacer egoísta de las personas que solo quieren beneficiarse económicamente a costa de los demás. No comparto esta idea de progreso.(Wilmer Basilio Ventura).



A modo de noción básica, supone el desarrollo de algo (relacionado con el hombre), en vías de una mejora, lo cual implica necesariamente un cambio (de un estado primigenio a un estado superior, es decir en donde las condiciones son favorables para el desarrollo del hombre). Eso es en cuanto a definición; sin embargo, la vivencia muestra que el deseo por este progreso que aparentemente se revela como una aspiración conjunta, total del ser humano; torna a intereses particulares de distintos grupos, motivo de disputas. Porque lo que es bueno para uno no es bueno para otros, o sencillamente no lo es para todos; o lo que es progreso para mí, no lo es para ti (encontraremos pues, diversos ejemplos). Así que diría que progreso es una noción demasiado engorrosa. (Sandi Muchari Sosa).


El progreso es un estado el cual uno desea alcanzar. Este estado supone la superación de problemas y una mejora en la calidad de vida. Este estado de superación de problemas y mejora de la calidad de vida puede ser imaginado de diversas formas de acuerdo a la cultura en la que uno se halla formado. Así, para varios hombres modernos, occidentales (y de negocios) el progreso parece ser entendido como un estado de disfrute del mayor número de placeres posibles con el menor esfuerzo invertido para lograrlo. Particularmente, para mí, el progreso es llegar a poder cubrir las necesidades básicas (alimento, casa, comida) hasta el disfrute de ciertos placeres en relación armónica con el cuidado de la tierra, es decir, poder gozar (de la comida, fiestas, familia) sin tener que dañar a la tierra por ello. (carlos alexander espinoza huañahui).



Entiendo la palabra progreso como un cambio de situación, es decir, una alteración del estado actual, que permite mejorar cosas, posiciones o hechos defectuosos. El progreso trae satisfacción, la cual es mayor si en su búsqueda (mejorar la situación), no se afecta a terceros. Por ello, ser progresista no significa ser egoísta, sino todo lo contrario: ser solidario. (Jose Alberto Quispe Zelada)


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La idea de progreso que manejo es que ella concierna a la resolución de un máximo de problemas que sufre el ser humano. El ser humano siempre ve amenazada su existencia desde que viene al mundo así que tiene que desarrollar diferentes maneras de asegurar su existencia y la de los suyos. (francisco soren).




Cuando pienso en progreso (en su representación material) pienso inmediatamente en mis padres, en los míos y de los demás. Una idea que ha permitido que yo pueda escribir, leer, saber, sufrir, etc., incluso enojarme con la propia idea del progreso. Idea que les demandó, a mis padres, esfuerzo, hambre, soledad. Camino que mis padres escogieron. Aunque idea engañosa y hasta a veces insoportable en nuestros oídos, mis padres confían en el progreso, salieron de sus pueblos a la ciudad. Yo soy parte de esa idea. De su camino. Varillas Estrada, (Raúl Julián)


Entiendo la palabra progreso como un cambio de situación, es decir, una alteración del estado actual, que permite mejorar cosas, posiciones o hechos defectuosos. El progreso trae satisfacción, la cual es mayor si en su búsqueda (mejorar la situación), no se afecta a terceros. Por ello, ser progresista no significa ser egoísta, sino todo lo contrario: ser solidario. (raul varillas estrada)




Como Nación el progreso para mi está puesta como una semilla en los niños, pero no solo en ellos, ya que los adolescentes y adultos también pueden asistir a un Perú mejor. Considero que es uno solo el campo desde el cual se puede fomentar este desarrollo: La educación tanto humanística como científica. Digo humanística en el plano de los valores, y es aquí donde todos pueden participar, esto es, los adultos y adolescentes dando un ejemplo de integridad lo que implica que tanto “grandes” como “pequeños” contribuirían a una formación fuera de la corrupción y; científica, contando con que se inculque un adiestramiento de alto nivel en la cual se cuente con un verdadero apoyo del gobierno. (Bárbara Patricia Jara Casas).




El progreso se puede abordar de diversas maneras. En primer término, podemos señalar que dicha idea tiene relación con una mejoría en distintos aspectos como el económico, el social, el cultural, etc. El progreso implica “dar un paso adelante” en todos los planos posibles. Ahora bien, la idea de progreso va directamente integrada a la concepción e ideología de los distintos grupos o sectores sociales. Por ejemplo, para un inmigrante su idea de progreso pasará más por la estabilidad económica y laboral que encuentre en su desplazamiento del campo a la ciudad. En el ámbito académico, la idea de progreso puede pasar más por una realización profesional a través de méritos obtenidos en la formación estudiantil. En ese sentido, la idea de progreso puede ser diversa según el ámbito en el que se desenvuelven las personas en la sociedad. (Arenas Arce Eduardo).




Mecanismo extraño que permite a un grupo de individuos (con ciertos ideales en común) alcanzar un bienestar emocional, habitualmente a través de una base material. Por lo general se percibe dicha base como parte indiscutiblemente necesaria, formando así una brecha entre el desarrollo material de fuente económica y el desarrollo social de enclave humanístico. La mayoría de las veces el proceso es cerrado y los individuos de ideales distintos son extraños, quedando excluidos del beneficio común. Sin embargo, pueden darse situaciones de simbiosis: distintos sujetos logran beneficios de la convivencia y del desarrollo pacifico. (Gerson Rivera Cisneros)




Progreso: cambio sustanciable en el estado social , economico y cultural que se presentan en un individuo cuyos efectos elevan su calidad de vida. Esto también se refleja en el desarrollo de una sociedad pues mientras posea politicas que saquen del atraso economico y social a sus conciudadanos ira en retribucion de mejorar su calidad de vida.Tambien lo entiendo como un logro personal que se traza un individuo para mejorar su nivel de vida especialmente cultural y economico. (Javier Huincho)




La idea de progreso debe ser entendida como un peligro y una oportunidad. La visión que se agudiza es siempre la del peligro, pues el progreso, en su visión de modernidad, establece no un dialogo con la cultura en que se inserta, sino un monólogo. En tal medida el progreso debiera ser visto con reserva y precaución, pero sin una satanización o negación basada en esencialismos o arcaísmos. Y es en este punto donde radica su oportunidad, la de permitir a la cultura local estrategias de negociación que permitan, a su vez, cimentar su identidad y resistencia frente al progreso. (Christian Alexander Elguera Olortegui).




Para mí, el progreso es el avance de una comunidad de personas hacia un objetivo común. Esta idea de progreso tiene una connotación negativa ya que está demasiado vinculada a la tecnología y olvida otros aspectos en los que se debe avanzar. La idea del progreso en el país es como promesas frustradas, son solo ideas que no llegan a realizarse.(Elizabeth Ana María Pari Flores).

El hombre va construyendo con el tiempo una idiosincrasia particular determinada por el territorio en que se desenvuelve. Este espacio en el que se desarrolla posee, a su vez, ciertas características sociales, culturales y económicas, factores que van configurando al hombre y, con él, su posición frente a la realidad. Sin embargo, en el acontecer del tiempo los fundamentos del hombre (sean del tipo que fueren) se enfrentarán continuamente a los cambios históricos y ante ellos su mejor alternativa es la adaptación. Es a partir de ello que podemos hablar de una idea de progreso concebida como la capacidad del hombre para discernir aquellos elementos que le serán provechosos y, por tanto, los medios de los que se valdrá para conseguirlos. Cuando hablamos de progreso, estamos teniendo en cuenta una serie de modificaciones y, sobre todo, sacrificios afectivos y económicos, que el sujeto tendrá que afrontar con el fin de lograr nuevas y mejores expectativas para su propio beneficio y el de los suyos. El progreso implica riesgo, pero también esperanza. (Carolina Gonzáles García).

Me parece que la idea de progreso es una cuestión compleja. Por una parte tenemos a sujetos en el poder social que buscan algún provecho individual o de un grupo reducido, y cada actividad en su beneficio es vendida o publicada como “progreso”. Pero también vemos a sujetos migrantes o periféricos en general que, individual o colectivamente, a costa de sacrificios, obtienen beneficios a los que aspiran. Pero si reflexionamos al respecto, contraponiendo con la realidad los casos anteriores, vemos como la idea de progreso que se asume es la de bonanza económica y bienestar traducido en una vida acomodada. Parece ser que la idea de progreso se ha enrarecido dentro de un contexto en el que aún se mantienen modalidades representativas a modo de máscara: progreso es desarrollo personal, es avance tecnológico del país, es participación, etc. (Antonio Rodriguez Flores).




El progreso se da cuando escapas del entorno al que perteneces. Se da en soledad y empezando desde la nada. El progreso demanda de un arduo trabajo, es de tiempo completo. Para alcanzarlo debemos ser ajenos a lo que en un principio era reconfortante, familiar. El progreso hace que el hombre sea despojado de su humanidad, convirtiéndose en un autómata.(Lozano Muñoz, Catherine G.).




Creemos que la idea de progreso es un concepto ambiguo: por un lado podemos entenderlo como un modo de pensamiento que consiste en determinar ciertas apetencias materiales y espirituales de tipo occidental, vale decir éxito profesional o económico. Desde este punto de vista, el progreso es mono-ideológico y por ende discriminatorio. Por otro lado, creemos que el concepto mismo no debe ser ajeno para grupos culturales cuyos preceptos ideológicos son distintos a la occidental, mas aun en esta era globalizada. En ese sentido el progreso es entendido como un medio “superficial” con el cual un grupo puede integrarse a la semiósfera del otro con el fin de sobrevivir. Expresiones de esta toma de progreso como medio se observa, por ejemplo, en culturas llamadas populares: el migrante, con todo su concepción de mundo, que llega a la costa a “triunfar”. Esta adaptación a un medio distinto es provechoso tanto para él como para su pensamiento, pues ambos se transculturan.(Cornelio Ramos, Miguel).




La idea que tengo del progreso está asociada a mi individualidad y a mis circunstancias posibles, porque siempre he pensado que un desarrollo nacional o global solo se logra a partir de la consumación de los bienestares particulares. Cuando trato de conceptuar el progreso, asumo que éste llegará cuando vea mis metas realizadas. En ese sentido, al lograr concluir cualquier ojetivo trazado, redundaré positivamente, material o espiritualmente, en mi ámbito familiar, en mi proximidad social y, finalmente, en el espectro nacional. Por eso mismo, mi idea del progreso no está, como comúnmente se cree, ligada inmediatamente a los avances tecnológicos del nuevo siglo, sino que más bien tiene que ver con aspectos de índole más íntima, que en principio solo me atañen a mí. Luego de esto, pienso cómo este pequeño retazo de progreso influye, y en qué grado, en el desarrollo social. (eduardo nuñez salazar).




El progreso es un concepto que indica, en un sentido, la mejora de la existencia en la condición humana. El progreso implica un cambio ascendente en la mejora de la vida. Este cambio ascendente puede ocurrir en mis ideas, en mis habitos, en mi filosofia de vida. Por ello, implica autoevaluarse de acuerdo a algunas variables, y que la interpretacion de estos parametros de como resultado un crecimiento personal. De alguna manera, he partido de una idea más espiritual; sin embargo, el progreso tambien abarca cuestiones materiales que tambien estan involucradas con lo social. Tanto individual como socialmente se puede hablar de un progreso espiritual y de uno material. El primero involucra los aspectos de las ideas, los valores, las creencias que conforman a un individuo como a un grupo o sociedad. En cambio, el segundo se refiere a cambios ascendentes mas ligados con adquisiciones materiales y socioeconomicas. Es decir, el ascenso a traves de poseciones materiales que mejoran tu forma de vida y; amplian tu horizonte en la sociedad, como un individuo que se inserta en el sistema economico propuesto en determinada epoca y lo hace de manera eficiente, superando las deficiencias que presenta este modelo economico.(
GABRIEL TORO CRUZ).



El progreso significa mejorar como sociedad, básicamente, en dos aspectos: educativo y económico. Al alcanzar un mejor nivel educativo las personas tienen mayor campo a desarrollarse y una mejor visión de ellos mismos y su sociedad; y al alcanzar mejor nivel económico, las personas pueden cambiar su estilo de vida hacia uno más estable y con mejores proyecciones. El progreso en el país significa llevar al mínimo los porcentajes de pobreza y pobreza extrema con educación y un buen manejo económico. (Abraham Salas Pazos)


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El progreso es un concepto que nos permite cuantificar el avance obtenido en un campo de la actividad humana. Por ejemplo, tenemos el progreso cultural, económico, deportivo, etc. Sin embargo, se suele idealizar esta palabra, llevarla a una visión subjetiva del asunto: se habla de un progreso pero sectorizado, nunca general o común. Tenemos, pues, que el progreso debería ser la superación paulatina de metas a corto, mediano y largo plazo. No puede hablarse de un progreso si el avance no es sostenido y constante. Esta idealización del término contrasta con la realidad, ya que, tomando la experiencia histórica como base, observaremos que el progreso tiende a centralizarse y a distribuirse no de manera equitativa, sino siguiendo patrones de supremacía social, económica, política, etc. Así, la idea de progreso es un indicador falible, una palabra que sirve únicamente para engordar la esperanza de los desalentados, y de ninguna manera un medidor del bienestar o la felicidad. (CRISTHIAN ANDRÉS BRICEÑO ÁNGELES)


Considero el progreso como una evolución, como el desarrollo de una persona o un grupo de personas en algún ámbito de su vida. Soy consciente de que no para todas las personas el progreso implica los mismos objetivos. Pero para mí, el progreso consiste en el crecimiento intelectual, no porque este “te abre todas las puertas”, sino porque me siento ansiosa por leer cada vez más, y porque siento que es lo que puede conmocionarme como persona.(rosa elisa chavez yacila).

La modernidad no se me presenta como una idea muy auspiciosa. La relaciono con la gente de saco y corbata, la libertad reducida, los plazos fijos e inflexibles y el tiempo acelerado. Sin embargo, también me lleva al entusiasmo de mucha gente, su sacrificio, sus pocas horas de sueño y la esperanza. Por lo tanto, es una idea que simultáneamente me hierve y me conmueve, como una utopía. (Mateo Díaz)


De un tiempo a esta parte mi noción de progreso, como característica o valor que se le puede adjudicar a un quehacer o secuencia de quehaceres, se ha disipado hasta casi desaparecer. Cuando era niño siempre creí que era natural progresar y que algunos lo hacían ostensiblemente y otros no. Decir que progresar está en función a un desear ser algo que no se es ya–y que por tanto aliena–, es quizá otra perspectiva simplona, como aquella que asegura que progresar implica una serie de adquisiciones para desenvolverse mejor en sociedad. De momento sólo puedo asegurar que si existe un progreso, éste tiene que ver con un ideal de bienestar que implique el propio y el del resto de individuos y seres. (Max Lira)

Tomado de:

1. JRMora Humor Gráfico
http://www.jrmora.com/
Email:
jrmora@gmail.com


2. "Progreso", ilustración de David M. Rus y relato de Enric Hercec Escarrà.




3. Los peajes de la industria




4. Mala ciencia:
http://www.malaciencia.info/2006_08_01_malaciencia_archive.html

5. "vive la modernidad/ vive el progreso"

http://www.munlima.gob.pe/especiales/metropolitano/Default.aspx

Feliciano Padilla entrevista a Boris Espezúa:



Escribe: Feliciano Padilla
Este jueves 22 será la entrega del Premio Copé. Feliciano Padilla ha tenido la amabilidad de enviarme esta primera entrevista al poeta ganador: Boris Espezúa. Celebramos por la poesía, haylli Boris.

Boris Espezúa Salmón acaba de ganar el primer lugar de la XIV Bienal de Poesía Premio Copé Internacional 2009. Se trata de un premio de gran prestigio por su credibilidad académica y, por la seriedad e imparcialidad con que actúan los integrantes del Jurado Calificador. De esta manera, Boris Espezúa se hace acreedor al Premio Copé de Oro y a una suma considerable de miles de soles. Nos alegra sobremanera porque es un laurel más que los poetas puneños ciñen sobre la frente altiva de nuestro pueblo. Con nuestro apreciado Alfredo Herrera, ganador del primer lugar de la VII Bienal de Poesía Premio Copé 1995, van siendo dos los Copé de Oro que nuestros poetas lograron para orgullo de Puno. Habría suficiente razón para expresar: “Puno tierra de Copés” habida cuenta de que Filonilo Catalina ganó el 2005 un Copé de Bronce y Edy Sairitupa un premio Copé por ser finalista en el 2007.

Esta circunstancia es motivo para conversar con Boris en mi biblioteca. Y, estamos aquí, sentados frente a frente con dos copas de vino en la mano y asediados por un ordenador que nos mira con su pantalla apagada, por cientos de libros y revistas arrumados en todas partes, y muchos recuerdos de viajes que están ahí encima de los estantes. Bueno, y como se dice en estos casos, luego de este brindis con vino peruano, conversemos Boris.
BORIS: Adelante, hermano.
CHANO: ¿Qué emociones te embargan, ahora, luego de conocer que has sido ganador del Premio Copé de Oro de la XIV Bienal de Poesía? ¿Cómo lo tomas?
BORIS: Indudablemente que me ha conmovido bastante, sin embargo, lo he tomado con serenidad, puesto que es también un reto para seguir adelante y una oportunidad para consolidar mi propuesta poética en libros que permitan afianzar el contenido de lo mucho que quisiera aún expresar.
CHANO: ¿Cuál era la temática de tu primer libro y qué dirías, ahora, acerca de él?
BORIS: Ha sido la misma que la de ahora: El mundo andino en conflicto con el mundo urbano, el rescate de nuestra cultura altiplánica; la expresión de su cosmovisión en lo ritual, mítico, religioso, filosófico y ecológico desde una visión integradora, no monocultural. Estoy contento de haber empezado con” A través del ojo de un hueso” porque marcó las líneas matrices de mi poética.
CHANO: Tu poética es producto de todo un proceso. Un libro mío explica tu poética actual. Mauro Mamani, profesor de San Marcos, también hace una caracterización de tu poética. Qué poetas de la literatura mundial, aparte de los peruanos, nutrieron, tu tiempo de aprendizaje?
BORIS: De la poesía mundial, cito a Octavio Paz, Jorge Luis Borges, Mario Benedetti, Oquendo de Amat, Vallejo, Lezama Lima, Pessoa, Baudelaire, Horderlin, Ernesto Cardenal, Pablo Neruda, Roque Dalton, Nicanor Parra, algunos españoles como Pedro Salinas y Rafael Alberti…, y otros tantos cuyos nombres no recuerdo en este momento.
CHANO: No está demás que puedas mencionar, también, a los poetas o escritores peruanos que te marcaron ...
BORIS: Entiendo que nos referimos a escritores peruanos y puneños. En primer lugar está César Vallejo; luego, Oquendo de Amat, Alejandro Peralta, Gamaliel Churata, Jorge Eduardo Eielson, Javier Sologuren, Pablo Guevara, Tulio Mora, Antonio Cisneros en sus inicios, Juan Gonzalo Rose en su poesía intimista, y por cierto a paisanos míos como Serapio Salinas, Gloria Mendoza y Omar Aramayo. Seguramente hay muchos más poetas, narradores y, también, artistas plásticos y artesanos soñadores que influyeron en mí desde muy temprano.
CHANO: Pienso que “A través del ojo de un hueso” (Lima 1988) constituye el momento crucial de tu poesía en cuanto expresa tu autoafirmación andina en tu condición de migrante puneño en la ciudad de Lima. Tenías talento suficiente para hacer la poesía que hacían tus contemporáneos limeños de San Marcos, ¿qué factores cambiaron el rumbo de tu poesía?
BORIS: En realidad no considero que haya cambio de rumbo, pues mis poemas siempre tienen un substrato andino; están los amarus imponiéndole su color y su voz a la mayoría de mis versos, con lo que tampoco quiero decir que yo no era contemporáneo en la opción de utilizar técnicas, estilos y formas de planteamiento del texto como lo hacían los de mi generación.
CHANO: Bueno, lo que dices acerca del substrato es concordante con otro libro tuyo publicado en Lima (1990) con el título de “tránsito de Amautas y otros poemas”. Podría decirse que en este libro anuncias tu vocación de descifrador poético de la obra churateana? Desde luego, no estoy diciendo seguidor ni imitador de Churata, sino, intérprete poético o algo así...
BORIS: Diría que Churata expresa lo que muchas generaciones poéticas enclavadas en Puno debieron y deben expresar, por lo que soy una voz más de las miles que existen. Es inevitable ser Churateano cuando el escenario andino es Churateano, un desbrozo polifónico de magia, ritos, mitos, ecología, religiosidad, filosofía, antropología, historia, danza y con seguridad muchas cosas más que nosotros mismos ignoramos qué somos.
CHANO: El ojo de un hueso es una construcción metafórica ¿Qué nos invitaste a mirar a través de ese orificio?
BORIS: Nuestro ser auténtico, nuestra condición original. Es una mirada a lo más recóndito de nuestro código identitario, de nuestra placas cuaternarias, de cómo este enclave altiplánico nos perfiló el rostro y el universo que tenemos (que es inconfundible en todo el mundo), ya que a pesar de vivir en la modernidad tecnológica y el auge del liberalismo, lo importante es ser fiel a sí mismo; es decir, en lo sincrético, no defraudarse a sí mismo.
CHANO: En “Tránsito de Amautas y otros poemas” nos conduces de la mano de Gamaliel Churata y José Antonio Encinas a recorrer este camino escabroso de la realidad peruana ¿Por qué estos dos amautas? Pudieron ser, por ejemplo, Mariátegui y José María Arguedas?
BORIS: Porque fueron puneños. Fueron maestro y alumno en la vida real y porque compartieron el mismo sentir y pensar andino. Pues, en ellos encontré mayor facilidad para desarrollar una empatía literaria, un discurso distinto a la sombra de estos dos personajes que expresan nuestra realidad altiplánica desde el lago más alto del mundo.
CHANO: En “Tránsito de Amautas” alternas un discurso filosófico-pedagógico perteneciente a Churata y Encinas con un discurso literario construido en base a un lenguaje coloquial ¿Cómo explicas este experimentalismo vanguardista?
BORIS: Como una búsqueda, como un afán de conciliar tradición y vanguardia y, como una aspiración de apostar a un discurso ideo-estético de tipo sincrético, donde se privilegie lo nuestro, no en posturas radicales, fundamentalistas y ortodoxas, sino interculturales, abiertas y en base al sentido dialógico que toda cultura debe tener.
CHANO: Luego viene “Alba del Pez Herido”, publicado en Bolivia por el año 1997. Pertenece a un grado definido de tu madurez como escritor; perfectible aún, es cierto, pero, en este libro terminas de perfilar los rasgos principales de tu poética que ya estaban enunciados en “A través del ojo de un hueso” y “Tránsito de Amautas y otros poemas”. ¿Tú también lo consideras así? ¿Qué motivos te exigieron una adhesión más decidida a Churata y por qué empezaste a utilizar mitos? ¿No eran suficientes las imágenes, las metáforas?
BORIS: Estoy de acuerdo con tu apreciación respecto a los rasgos de mi poética, pero además quería subsanar una mala pasada que me jugaron en la edición del poemario donde hubo errores de digitación imperdonables. En lo básico, el sentido del libro fue adentrarse de forma más nítida al mito del pez y consolidar la sacralización del Lago Titikaka y, a partir de ello, buscar la redención del nuevo hombre. Es como lo señalas: la continuación de la trayectoria emprendida por mis anteriores poemarios. El hecho de optar por los mitos y no quedarme en las metáforas es porque considero al mito mucho más filosófico, amplio y de contenido mayor. En esa senda fue inevitable acercarme más a Churata.
CHANO: Tu último poemario publicado en Lima el año 2002 titula “Tiempo de Cernícalo” ¿Crees que es una especie de antología personal? ¿Querías cerrar una etapa con esa selección de poemas para ingresar en otra que regiría el libro que ganó este Copé de Oro?
BORIS: Es una antología personal preparada con mi hermano Dorian. Sin embargo, también me sirvió para mostrar de mejor forma el “Alba del Pez”.
CHANO: Por lo que dices del “Pez”, está visto que este poemario ronda tu mente a cada momento.
BORIS: Le tengo un aprecio especial a dicho libro, porque quienes no conocían mis libros anteriores se formaron una idea completa de mi trayectoria. Además se me agotó rápido, tuvo mucha demanda… sobre todo, en los jóvenes poetas.
CHANO: ¿Cuál es el título del poemario con el cual ganaste el Premio Copé de Oro de Poesía del 2009? ¿Qué es lo central de este libro?
BORIS: Se titula “Gamaliel y el oráculo del agua”. En este poemario me propongo mostrar de modo polisémico o plural el mundo churateano, recreando su propuesta ideo-estética de crear nuevos elementos para una explicación de nuestra cultura en todas sus formas; partiendo de los substratos genuinos y singulares de nuestra puneñidad, que no es sino un trozo de la peruanidad. ¿Qué más decirte? que se trata de un mundo maravilloso, donde el pez es el personaje principal, que habla desde el Lago y desde la memoria colectiva del altiplano.
CHANO: Perteneces a una generación brillante de poetas ¿Qué puedes decir acerca esta
generación (Alfredo Herrera, Lolo Palza, José Alberto Velarde, Pacha Qhata Willka y otros).
BORIS: Que es y ha sido muy constante y pertinaz, una generación que ha respetado a nuestros antecesores, que nos hemos cohesionado y querido entre nosotros, que nos hemos brindado, muy a nuestro modo, afecto y aliento permanentes; aliento que también lo recibimos nosotros de las generaciones anteriores para brindárselas a las nuevas generaciones a fin de que sigan adelante sin desanimarse en el intento de hacer poesía de grandes polendas como lo han hecho siempre los puneños.
CHANO: Poesía de polendas como la hizo el Grupo Oquendo de Amat, tu generación y todo lo que va a hacer todavía la “generación de fin de siglo”.
BORIS: Así es, somos una continuidad, un río que fluye y va a desembocar inevitablemente en el océano de la poesía peruana, tan rica, tan diversa o heterogénea, tan vital...
CHANO: Cada poeta tiene su propia poética; pero en Puno se han desarrollado dos poéticas bases con las cuales se puede trazar algunas líneas de similaridad a partir de tu libro. Sin embargo, creo que no hay necesidad dado que tú mismo ya lo has señalado en esta conversación.
BORIS: Es cierto, lo anuncio desde el título del libro.
CHANO: Tu poesía da para una plática más extensa. Quizá volvamos a charlar en otro momento. Por ahora pongámosle punto a esta conversación. Y otra vez, Salud, hermano mío, choquemos las copas de vino. Chin chin.
BORIS: ¡Salud! Y gracias por todo.
CHANO: ¡Salud por la poesía puneña!

Soy andina: melodía y ritmo de la migración en los Andes por Julio E. Noriega Bernuy




Soy andina: melodía y ritmo de la migración en los Andes
Julio E. Noriega Bernuy
Knox College



El documental Soy andina es la gesta de un nuevo texto andino que, producto de la migración y la tecnología, nació en Nueva York. Filmada en el Perú, Nueva York y Nueva Jersey, la película está en circulación desde finales del año 2008, en versión bilingüe —inglés y español—, bajo el sello de Lucuma Films y bajo la producción y dirección de Mitchell Teplistky. Soy andina es el primer documental de distribución y circulación internacional sobre el tema de la identidad, la música, el baile y la migración andinas. Se ha proyectado, en una gira auspiciada por la Embajada Norteamericana, en las ciudades más importantes del Perú y, en los Estados Unidos, en Nueva York, San Francisco y Chicago. Ha recibido el premio al mejor director, otorgado por Latin American Realities en Two River Film Festival. Las protagonistas de la historia que se documenta en la película son dos mujeres avecindadas en Nueva York, Nélida Silva y Cynthia Paniagua. Nélida, danzante de música folklórica andina y peruana de nacimiento. Cynthia, bailarina de música moderna, nacida en Nueva York y cuyos padres son de Puerto Rico y Perú. La técnica narrativa en la que se organizan los acontecimientos sigue, en forma paralela, el hilo de la simultaneidad temporal y espacial para ambas protagonistas, quienes salen y entran en la pantalla cada una de manera alterna, actuando por lo general en diferentes ciudades; cuando aparecen juntas son en escenas cortas, más bien de encuentros y reencuentros claves, que sirven de conexión con el siguiente episodio. El discurso en la película apela tanto al lenguaje articulado como al del baile y la música. Su aporte más significativo en el plano textual radica en haber rescatado y explotado al máximo la comunicación corporal en los bailes y el mundo musical que, por limitaciones obvias de tecnología, habían quedado fuera del alcance de los tradicionales textos andinos, tanto escritos como orales.

La filmación de Soy andina recoge la experiencia de la migración interna o nacional y la externa o transnacional. Como documental en el que se baila la historia de la migración, propone justamente establecer una comunidad transnacional que, contra todo provincialismo geográfico, étnico, social y cultural, mitigue el desarraigo del migrante. Propone, por ejemplo, formar un espacio común a “todas las patrias”, en el que es posible y totalmente viable ser andina o gringa en Nueva York, Lima o Llamellín. Esta propuesta introduce el paradigma espacio cultural del migrante como modelo de vida moderna: la legítima pertenencia de uno a múltiples espacios sin necesariamente renunciar a su propia identidad. Tampoco los pueblos andinos como Llamellín tienen que forzar sus tradiciones y tratar de borrar sus costumbres para atraer turistas y parecerse cada vez más a Lima o Nueva York; deben, por el contrario, cultivarlas con toda su riqueza y esplendor para hacer de ellas el signo vital de su diferencia e identidad. Soy andina no propone que se privilegie un lugar, un tipo de baile, una lengua o una cultura sobre la otra. Su mensaje implícito consiste en que el hecho de aprender otras lenguas, bailar otros bailes y vivir en otras partes del mundo que no sean el lugar de origen, no significa renunciar necesariamente a lo suyo. Alienta, más bien, a que por medio de esas manifestaciones culturales la gente no sólo exprese su identidad (Nélida), sino que redescubra sus raíces y llegue hasta donde ellas se encuentran vivas, nutriéndose de la tierra a la que pertenecen (Cynthia). Introduce y fomenta un nuevo concepto de mapa cultural frente al territorial, en cuyo espacio el mundo andino se extiende mucho más allá de los límites geográficos de la cordillera andina para formar nuevas comunidades, tanto dentro como fuera del Perú.

1. Soy Andina de ida a las metrópolis (Nélida)
Cuando Nélida Silva dejó Llamellín para irse a seguir sus estudios, en realidad, se trataba de una embajadora artística que salía a otras ciudades. Mientras estudiaba en Lima se unió a otros que como ella habían dejado su tierra natal y que formaban parte de la Escuela de Folklore José María Arguedas. Así empezó la larga travesía que terminó en el actual Ballet Folklórico Perú que fundara, junto con otros compañeros suyos, en Nueva Jersey, en 1991. Nélida en Nueva York es también la Llamellina. La Llamellina, por tanto, no es un patronímico cualquiera. Alude a una identidad colectiva. Representa a su pueblo, a la mujer andina que va y viene con frecuencia de Nueva York a Llamellín, pasando por Lima. Pero Lima no adquiere tanta relevancia en la memoria del migrante andino transnacional. En Lima, la Llamellina no dejó de sentirse forastera, una advenediza, a quien el racismo y el desprecio con el que todavía tratan al serrano en ciertas esferas de la sociedad limeña le indignaron y la empujaron a que corriera el riesgo de sentirse humillada mejor fuera que dentro de su propio país. Lima es ahora una escala necesaria en sus viajes, la ciudad en que baila de vez en cuando y, como su trabajo no se limita a lo artístico, realiza trámites en apoyo a migrantes y a la comunidad llamellina en general. De modo que a través de continuos viajes y cumpliendo con la responsabilidad para con su pueblo, inclusive con el compromiso del alferazgo en la fiesta patronal, Nélida o la Llamellina inaugura una nueva dinámica de desplazamiento andino migrante, la de entrar y salir de las metrópolis, que también significa entrar y salir de la migración.

2. Soy Andina de vuelta a sus raíces (Cynthia)
Cynthia Paniagua es una joven revelación en Queens. Personifica a un sujeto migrante cuya identidad se manifiesta múltiple y simultáneamente. Ella se siente a la vez puertorriqueña, peruana y, sobre todo, estadounidense. Es posible que se mueva entre una y otra nacionalidad con la facilidad con que cambia de paso, la habilidad con la que se ajusta al ritmo de un tipo a otro de baile. Su versatilidad no quiere decir, en este caso, superficialidad. En Cynthia se encuentra más bien a la mujer excepcional, lista y preparada para la tarea de seguirles la huella a los bailes tradicionales del folklore peruano y buscarles su más íntima expresión posible. Su formación profesional en danzas modernas y la especial sensibilidad para hacer del baile una forma de comunicación con los demás y, de manera íntima, con ella misma le permiten emprender este “viaje a la semilla” con éxito.

Cynthia entra en contacto con la tradición de los bailes peruanos en Nueva York. La Llamellina, el Ballet Folklórico Perú y el ambiente musical de fines de semana en el restaurante Pío Pío le sirven de primeros enlaces. Una beca Fulbright le posibilita, después, viajar al Perú para realizar estudios de baile por más de un año. En Lima se matricula y examina en bailes de tradición afroperuana. También encuentra allí fiestas privadas, carnavales y algunas comparsas que los migrantes acostumbran a organizar en ocasiones especiales. Con el ánimo de experimentar el sabor de los bailes en su propio terreno, visita Jauja en el Centro, presencia la fiesta de la Candelaria en Puno, baila en El Carmen y, finalmente, se dirige al Norte buscando la marinera en Trujillo y el tondero en Chiclayo. Toma clases en estas dos últimas ciudades con instructores de reconocida trayectoria en cada género y, por recomendación de uno de ellos, participa inclusive en un concurso de marinera representando a los Estados Unidos, competencia en el que bailando entre los mejores de la región obtiene una mención honrosa y un pequeño trofeo. Al final de este periplo de profunda inmersión artística, vuelve a Nueva York, pasando de nuevo por Lima para un breve reencuentro con familiares y amigos.

Los viajes de Cynthia y Nélida o la Llamellina se entrecruzan. Cuando una está de ida la otra viene de vuelta. Lima y Nueva York les posibilita intercambiar experiencias, bailar juntas, abrazarse y estrechar lazos de amistad entre ellas. La ruta que toma Nélida es la de los migrantes de primera generación, la aventura de salir de los pueblos hacia las metrópolis. La que sigue Cynthia, en cambio, es la vuelta a las raíces que conduce a la gente de una segunda generación de migrantes al seno de la tierra de donde provienen sus ancestros. En ambos casos, el impacto en la vida y la personalidad de las protagonistas es grande. Les reafirma la identidad y refuerza el sentido de pertenencia cultural, pero también las descoloca existencialmente. Se altera de manera inevitable la relación que tienen con el medio en que se encuentran. Nélida cuestiona el machismo en la sociedad andina y, aunque sigue fiel a ciertas costumbres, se rebela contra otras normas tradicionales que le parecen inconcebibles. A Cynthia le molesta quedar siempre al margen, fuera del círculo, que la traten como latina en Nueva York y gringa en Lima. Le cuesta adaptarse al caos limeño en un primer momento sin que a nadie, ni siquiera a ella misma, se le ocurriría pensar que un año después se sentiría igual o peor al volver a Nueva York, agredida por el absurdo laberinto de una ciudad que poco a poco va usurpando la tranquilidad. Lo más hermoso de todo esto es ver que entre las dos bailarinas no sólo continúa la tradición andina fuera del Perú, sino que se consolida. Nélida no pudo realizarse como bailarina profesional en Lima, pero Cynthia en Nueva York lo consigue y logra complementar su formación técnica con la genuina inspiración, el hechizo, que Nélida y los bailes en los interiores del Perú le transmitieron o contagiaron.

3. El converso andino en tiempos de globalización (Mitchell)
Mitchell Teplistky conoció a Nélida, recién llegada a Nueva York, y pronto empezaron a mantener sesiones de conversación para intercambiar inglés con español. Las sesiones de intercambio terminaron en Llamellín, ya no con Nélida ni entre el inglés y el español, sino con la gente de Llamellín, entre el inglés y el quechua. Desde entonces, se habla de un converso andino, de un hombre que ya no podía vivir en Nueva York, sino andaba en tropa los fines de semana, con su cámara en la mano, buscando la escena perfecta en festivales, presentaciones, fiestas y parrandas latinas y andinas. Esas escapadas de fines de semana, sin embargo, no le bastaban. Tenía que pasar temporadas largas en Llamellín, en el Perú, para encontrarse a sí mismo y sentirse parte del mundo. Finalmente, de tanto andar confundido entre inmigrantes andinos y de haberse convertido en visitante puntual en las fiestas patronales de Llamellín, decidió dejar su trabajo y su profesión en mercadotecnia a principios de este siglo para, con la terquedad y la ilusión de un niño, entregarse completamente a la producción y dirección de un documental: Soy andina.

La primera oposición seria que encontró en la realización de su proyecto fue Nélida. A Nélida, la simple idea de un documental le parecía una locura, una locura que sólo podía habérsele ocurrido a Mitchell. Se sabe que fueron muchas las veces que se pelearon y las que luego, como buenos amigos, volvieron a amistarse. Es que si Mitchell era su amigo, la cámara, fuera de los escenarios y las actuaciones, era el peor enemigo de Nélida. No soportaba que esa máquina se entrometiera en su vida familiar, en sus asuntos privados. Se sentía perseguida, acosada. Tampoco le era fácil acomodar su trabajo a las expectativas del proyecto de filmación o aceptar, como ocurrió al menos una vez, que le rescindieran contratos de trabajo por la sencilla razón de ser una de las protagonistas en Soy andina. Duro debió de haber sido para Mitchell ir convenciéndola y seguir trabajando bajo estas circunstancias.

El segundo impedimento, tanto o más serio que Nélida, era la financiación. No había dinero, y menos para locuras de esa naturaleza. Mitchell recurrió a la subvención individual e institucional. Tal vez, como resultado de la formación profesional en negocios y la habilidad que tiene en relaciones públicas, pudo comprometer la modesta contribución de más de un centenar de individuos amantes del baile y la cultura andinas, de alguna institución, como la Dance Films Association, y de negocios deseosos de difundir no sólo lo suyo, sino también la herencia artística de su país. La aventura de buscar esta subvención monetaria suscitó una ligera controversia. Había gente que confiaba en el éxito del proyecto porque, se supone, lo respaldaba un gringo y no cualquier latino ni serrano, un charlatán de esos, sin garantía de competencia técnica ni un mínimo de seguridad en el cumplimiento de proyectos. Otra gente, por el contrario, desconfiaba que un gringo, recién aclimatado, supiera y entendiera lo suficiente como para hacer un documental que no terminara, contra su buena intención, distorsionando la realidad peruana. En estos días en que los contratiempos económicos, técnicos y de equipo en la filmación, montaje y edición han quedado atrás, ya en momentos de plena distribución de la película en su versión final, la gente asume que el director y productor es peruano y si, por alguna razón, se entera de que no se trata de un peruano se pregunta cómo un gringo con esa cara de asustado pudo haber hecho una película tan peruana como ésta.

4. La otra Soy Andina detrás de las cámaras
Como documental sobre la identidad y el folklore peruanos en migración, Soy andina cumple con su cometido. Cualquier espectador, bien versado o simplemente interesado en representaciones artísticas y culturales andinas, se encontrará con un material valioso y de primera mano. Aparte del documental en sí, el archivo adicional también ofrece reveladores documentos en el campo de la etnohistoria: una versión de la representación del encuentro entre Atahualpa y Pizarro, por ejemplo. El añadido de este archivo en el documental es un acierto que ha mejorado de manera sustancial las versiones anteriores que se proyectaron. Hay un sinnúmero de modificaciones que han resultado en grandes logros en el montaje y la edición final. Sin embargo, en comparación con la versión del 2007, se nota que la proliferación de correos electrónicos perturba un poco la secuencia de escenas en la estructura y que la eliminación de pasajes claves en la vida de Nélida, en Lima, le quita fuerza al impacto logrado con el tema de la migración. Con todo, al margen de esos detalles menores y sin tanta importancia, el balance general sigue siendo un éxito.

A manera de advertencia, al menos para espectadores no especializados en el área andina ni en el tema de la migración, vale la pena mencionar que el documental se enfoca única y exclusivamente en un aspecto: el artístico y cultural. En Lima como en Nueva York, hay otra Soy Andina migrante que se esconde detrás de las cámaras o que anda ocultándose en medio de los bailes y las fiestas. El ritmo y la melodía de esa otra Soy Andina denuncian una realidad trágica, dolorosa. Una muestra patética de tal situación es la servidumbre doméstica, el trabajo ambulante informal y la desocupación, propios de una ciudad como Lima, que recibe de distintos sitios de la sierra grandes contingentes de mujeres jóvenes, cuyo acceso a los engranajes de la sociedad capitalina y cuyo poder de sobrevivencia se ven amenazados por limitaciones de toda índole. Pero éstas son las mujeres andinas que no hace mucho solían llenar estadios, plazas y coliseos buscando a sus paisanos, conocidos y artistas de sus pueblos con quienes confundirse, hablar en su lengua, cantar, bailar, llorar y, a ser posible, acortar distancias en la memoria.

La otra Soy Andina, la que vive escabulléndose dentro de los laberintos de la ciudad de Nueva York, podría ser nada menos que una indocumentada. La mujer desgarrada que aún, después de haber sobrevivido lo peor, no puede regresar a su pueblo natal, ni siquiera para enterrar a sus muertos ni, mucho menos, para celebrar fiestas patronales. Tal vez, algún día, las cámaras indiscretas de Mitchell la sorprendan por allí, escurriéndose entre la muchedumbre y la acompañen en otra aventura similar.

Elena Altuna, Retórica del desagravio por Gonzalo Espino



La circulación del libro académico de América Latina sigue siendo dificultoso, sea por las fronteras o las tasas que han impuesto nuestros países. Elena Altuna, notable académica argentina y especialista estudios coloniales, profesora del Univesidad de Salta, ha puesto en circulación su nueva publicación: Retórica del desagravio (2009)[1]. Se trata de diez ensayos cuya unidad temática está dada exactamente por el estudio sistemático del discurso colonial en tanto representación de tensiones y conflictos del período.

Su argumento está inspirado en el lugar de enunciación, de esta suerte el discurso se traza a través de dos punto: el primero el de la distancia respecto al poder y cuya forma se elabora como una escritura que se sabe en la lejanía y no en el centro ni en la metrópoli (“su situación de lejanía”); al mismo tiempo este discurso tiene que ver con la construcción simbólica de lo que ocurre en estos lares (la “memoria en la escritura”). Ambas situaciones las vincula a la teoría de la representación del poder pautadas por Chatier y a la estructura del sentir de Williams. Elije un período que va de silgo XVI al siglo XVIII


Se trata de un conjunto de textos que ingresan en la batalla por la memoria americana, desde el lado de la enunciación como metáfora y desde las prácticas sociales como consumación de realidades. La importancia de este trabajo estriba en que Altuna es capaz de llevarnos de una reflexión retórica a la contextualización de estas representaciones y sus sentidos en el canon colonial. Un tipo de texto que se organiza como “contradiscurso que –desplegado entre el resentimiento y la reivindicación- originó el criollismo, una forma de autoconciencia específicamente colonial” (110), dirá la autora. Aún así, este tipo de escritura se abre a representaciones que minan también tal condición, para alentar una construcción que se supone e se imagina desde este espacio y al filo de la sospecha de una ruptura permanente.


Caracteriza al libro la articulación que hace de un discurso indiano donde las representaciones del discurso emergente y el discurso del poder a lo largo de todo el libro se hace visible. Al respecto puede revisarse lo que ocurre en el siglo XVIII: discute el discurso como estructura y forma que instala una retórica y al mismo tiempo se trata de la trama histórico social que lo acompaña, para luego examinar la defensa del discurso indiano en sus múltiples tensiones y relaciones con aquellas que pertenecen a la esfera de la racionalidad y autoridad colonial. Así se lee, por ejemplo, en el último ensayo de Retórica del desagravio donde discute los textos de Vicente Mora Chimo Cápac y el de Calixto Tupak Inka y desde la otra perspectiva los textos de Juan y Ulloa (Noticias secretas) o Concolocorvo que propone derogar las nominaciones “fastidiosas” y cuyo cierre sería una escritura de la voz mediada: “La escritura es, entonces, el resultado de la puesta en marcha del circuito de delegación de la voz a través de agente interculturales: intérprete o procuradores que tiene a su cargo la construcción de una voz representativa de una comunidad imaginada homogénea” (175).

Escrito con la serenidad y la sabiduría que da estudio sistemático, los hallazgos y proposicones que se desprende del estudios que hace del discurso colonial y, por cierto, las otras maneras de imaginar lo andino como transacciones culturales donde el sujeto subordinado, siendo tal, se deja manifestar en ese espacio con una complejidad que recién empezamos a reparar y cuya palabra desborda los límites de la ciudad letrada. O como cree Susana Zanetti “en sus análisis del espacio andino colonial” Elena Altuna despliega una “notable riqueza y sagacidad”. La alusión específica al Perú, lo desborda y convierte a Retórica del desagravio en una revisión de la memoria Andina y del Sur de América colonial, un libro maestro, un texto que se abre al debate, una lectura inevitable para los estudios coloniales.

Para los lectores interesados, estos son los estudios que trae Elena Altuna en Retórica del desagravio:

1. “Territorio y memoria en las probanzas de méritos del Tucumán”
2. “Imágenes del Perú en las cartas de los inmigrantes”
3. “Contra toda mudanza: memoria de lo ‘notable’ ”
4. “Tambos y caminos del Perú. Estereotipos coloniales y crítica al presente”
5. “Metáforas del cuerpo y reivindicación colonial”
6. “Retórica del desagravio”
7. “Pagando con lo que se debe: la Corónica Moralizadora de Antonio de Calancha”
8. “El discurso de la ciudad: la Historia de la villa Imperial de Potosí”.
9. “Ciencia, aventura y público. La Condamine y los componentes de su relato de viaje al Ecuador”
10. “Indios nobles, mala mezcla, chinos vagantes: representaciones en el Perú del siglo XVIII”


[1] Altuna, Elena. Retórica del desagravio. Estudios de cultura colonial peruana. Salta: CEPIHA Centro Promocional de las Investigaciones en Historia y Antropología-Universidad Nacional de Salta, 2009 (ISBN 978-987-22296-6-5)