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Un incidente discriminatorio en
la capital del imperio Inca, Cusco, aceleró la opción indígena de la joven Eugenia
Carlos Ríos. La universidad local le había negado la defensa de la
tesis en la lengua quechua, una tesis sobre relatos orales recogida por la
autora, desde entonces, utilizará su nombre quechua Ch’aska Eugenia Anka Ninawaman. Desapercibida, sin ubicación en la
escena local regional y sin un carné poético ni participación en las movidas
poéticas. De pronto empieza a publicar, aparece Chaskaschay (2004) en Quito
(Ecuador), tres años después leemos sus poemas en la revista en Ómnibus (febrero
2007) y T’ika Chumpicha. Mama P’itikin.
(2010). En el 2014 encontramos Taqi mama
incluido en Poesía. Premio Regional de
Cultura 2008 (2014).
Los poemas de Anka Ninawaman
asumen un quechua cotidiano, pese a que, por formación conoce bien la cultivada
lengua quechua; transita del quechua cuzqueño al quichua ecuatoriano. La
información parece excesiva, pero no. Se trata de entender proceso migración
–no de migrancia- de un grupo de poetas indígena que ha instalado en diversos
espacios (Nueva York, París, Quito, etc.).
Ella trabaja desde su lengua materna, es decir, desde el cuzqueño, su aventura
poética podría ser consignada con estas características: a) una poesía desinhibida,
la expresión no parece ni padece de autocensura; b) coloquialismo y humor carnavalesco; c)
incorporación de la mirada desde adentro, que niega lo exótico; utilización de
recursos originarios (formas, memoria, etc.); e) transacciones entre el sujeto
individual y sujeto colectivo; y, d)
escritura en quechua, primero, opcionalmente, traducción.
3.
En 2014 se publica tardíamente
los resultados de un concurso realizado 2008. En esta colección de poemarios y
poemas sueltos, encontramos Taqi mama. Este libro viene solo en quechua. Lo que nos
obliga, propósito en el que me ubico, a presentar la poesía peruana en sus
diversas variables, al hacerlo recupero la necesidad de presentar la lengua y
al mismo tiempo la posibilidad que aquel que no es quechua, lea el poema en
castellano. Esto ya nos pone un problema. Desde donde hablaré y segundo, quien
ofrece esta versión. La oferta no es una
traducción; sí una trascreación. Es decir, un texto cercano y cercado por la
forma-sentido que ofrece el poema en su origen y la creación un texto nuevo a
partir de ese proyecto, aquí nos alineamos con los poetas concretistas (Haroldo
Campo). Lo que demanda para tal proceso
un conocimiento de la cultura quechua y la lengua y la libertad de trasgredir
el propio sentido-forma en aras de la poesía y no de la trasladación literal
del quechua.
4.
Chask’a Anka Ninawaman
Pallay pallay ch’ullucha
Pallay pallay ch’ullucha,
wawaypa uman q’uñi uywaqcha,
rumbu rumbu pallaychayuq,
challwa wachu pallay qilqasqa
ribitichayuq,
uqi pumallaq lastrunwan
t’akaykusqa,
qanchis ch’askawan churaykusqa
watuchayuq.
Allinta qhawayuqtiyqa chay
watullayniykitan hanaq pachata
qanchis irqichakuna ayqirishanku
huq layqa payamanta.
Paya taripashaqtintaq qanchis
ch’askaman tukurparinku.
Ch’ulluchay pallay-pallaychaykita
yupay-yupaykuspa willakusayki,
chay qilqay yachachiq hamawt’a -
siñoritan rimakuwan:
“chay wawaykin mana atinchu liyiyta,
apakapuy uha michiqpaq” nispa.
Escuelachanpa punkullanmanta qhawayuruqtiytaq,
chay señorita t’ikranpanmanta
ch’ullurachishasqa wawachayta.
Rasunyá riki, mana liyiyta
atinchu,
manayá
litrakunaqa pallachikunchu t’ikranpanmantaqa.
Wawaypayuyaychantaya
riki, dichutapuni, t’ikrarapushasqa.
Taqi mama ([2008] 2014): 80.
Gorrito tejido de lana
Gorrito,
lana tramada de imágenes,
mantén
abrigada a mi criatura, su cabecita.
Tejo rombos
y pescados, en los bordes
el rastro
del puma gris
5. y siete estrellas
dejo caer.
Mira
bien. En esos finos hilos anudados al cielo
siete niños
están escapando de una bruja. Cuando los encuentre
la vieja embaucadora, irá apagando cada una de las siete estrellas.
10. Tejo este gorrito con hiladas de
memoria, bonito
nomás te voy a contar.
Con letra de
maestra, la señorita habla mal:
“Ese tu hijo no puede leer.
Llévalo mejor a pastar”, diciendo ha
dicho.
15. Desde la puerta de la escuelita, estoy
viendo a esa señorita
que da vuelta, que mira el gorrito de mi pequeño.
Sin razón, confundida ya, ella, no
sabe leer
los trazos mi tejido, ni letra de
su revés.
Así siempre
dice, no tienen hermosos tejidos.
Trascreación
de Gonzalo Espino Relucé.
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El poema parte de un hecho
cotidiano. Tejer un gorro para su niño.
Tejer (pallay, away) en el
lenguaje poético de Anka Ninawaman instala la idea de
escritura, el tejido será escritura. Es decir, fijación de algunos
sentidos. De este modo la imagen se
construye como tejido cultural. El tejido será un soporte que describe la
cultura e incorpora el contexto de discriminación
y exclusión.
En la
cultura andina quechua existen diseños que se hacen de lana y que se consignan
tradicionalmente en los tejidos. Pallay, es el verbo que se utiliza para
indicar tejer y diseño en los tejidos (adicionalmente, también recolectar –en
las cosechas). Las pallas son los motivos que se urden en gorros,
chompas, mantas, ponchos, fajas, etc. como t’ika (flores), inti (sol), maki
(manos), etc. (Dante González, Tejidos de Pitumarka, Cusco). De manera que la prenda tejida tiene utilidad
específica y al mismo tiempo una cualidad simbólica, usualmente se corresponde
con la memoria andina.
La
connotación de estos tejidos –diseños- pallas, aluden a situaciones del entorno
o la memoria. En general, se trata de prendas que tradicionalmente se obsequian -o
manda hacer- para expresarle el cariño o la consideración que se tiene a una
persona al tiempo que en ella va consignada una forma de escritura de la
memoria. Los elementos que propone el
poema son lana, rombos, pescado, huella de puma, niños, bruja, cielo, bordes,
hilos; con esos elementos teje la voz poética una rescritura de la cultura.
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El poema se
construye desde una voz poética que se desplaza un enunciado que pretexta
(un objeto, ch’ullo) el universo de
sentidos del texto; postulamos dos
momentos: el primero se asocia al mito, y el segundo a la realidad de los
niños, niñas, andinas y el desprecio que tienen algunos docentes por estos
pequeños, que a la par se instalan como enunciado paralelos y circulares.
La memoria
en el texto quechua va del verso (v)1 al 9.
Los diseños del gorro se asocian a la memoria mítica de los siete
pequeños que tuvieron que subir al cielo porque una vieja embaucadora quería
comerlos. Las estrellas son las que suelen aparecer en los mitos como la
“ladronas de la papa” o como aquellas que finalmente configuran la cartografía
nocturna que permite las travesías y viajes de noche o vuelven sobre un relato
que ubica el lugar de la abundancia arriba del mundo, el hanan pacha frente a la hambruna que viven los pequeños. Por eso
aparece la “layqa paya-”, la vieja embaucadora, que la memoria nos permite
repensarla. La idea de los hilos que caen (v.7), nos hace recordar que los
dioses poseen el lugar de la abundancia. Lugar donde viven con privilegio estos
héroes culturales, que en los relatos quechuas aparece como “Ladronas de la
papa”, “Achiké”, etc.
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El segundo núcleo pone a la escuela como lugar negado al indígena, al indio. La letra que enseña la escuela no sirve, porque adicionalmente es la maestra malhumorada que desprecia las capacidades de las niñas y niños . La voz poética así lo deja registrada en una locación: “siñoritan rimakuwan”, señorita-ella-habla mal (de mi), esta locución pertenece al universo cotidiano campesino “rimakuwan” –hablar mal de uno. Pero este hablar mal es descalificación. El niño no puede leer, entonces que se dedica al pastoreo: “Ese tu hijo no puede leer. / Llévalo mejor a pastar”, diciendo ha dicho.” (v. 13-14). Este verso se replica, cuando la voz poética presta a la protagonista, segunda voz, ella observa como descalifica el tejido de los pequeños, esto no tiene gracia ni valor; por eso, la que no sabe leer, ahora es la maestra.
En términos formales, agregamos, ofrece el desvío característico de la poesía quechua. Enunciado poético no habla directamente de la marginación y desprecio indígena, lo hace con tino y elegancia. Pretexta un objeto: el chullo, un gorro. Este repertorio formal asume una voz poética que prefiere que se habla de otra cosa y no directamente, este caso las pallas del gorro, y no la situación de realidad que presenta. En la poesía quechua encontramos que la voz poética apela, para comunicar a un elemento, que le permite alcanzar elegancia y virtuosismo. Este elemento puede una urpi (paloma), el ichu (paja de altura), etc. La elección así queda establecida. El ch’ullo es un pretexto como suele ser la urpi para hablar del amor como ocurre en los harawikuna quechuas
Celebramos
“Pallay pallay ch’ullucha” y toda la poesía de Anka Ninawaman. La celebramos,
exactamente porque el poema será forma y sentido, elogio virtuoso de la
realización del quechua, frente a la cual nuestra trascreación apenas es un
pretexto para dejar que el poema llegue a otros lectores, lo que no tienen el
quechua.
Referencias:
Anka Ninawaman, Chask'a. Taqi mama, Poesía. Premio Regional de Cultura 2008. Cusco: Ministerio de Cultura, Dirección Desconcentrada de Cultura de Cusco, 2014, pp. 51-90.
Campos, Haroldo de. Da transcriação: poética e semiótica da operação tradutora. Belo Horizonte: Cadernos vivavoz, FALE/UFMG, 2011.