Forma y sentido de “Pallay pallay ch’ullucha” de Ch’aska Anka Ninawaman/ Gonzalo Espino Relucé

 



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La poesía quechua durante todo el siglo XX se configuró como un sistema de inevitable presencia, que aún la crítica no ha asumido. Sus hacedores tienen voces en los diversos dialectos de la lengua quechua, la presencia de las poetas quechua ha dado un giro inusitado en las dos últimas décadas. Me voy detener en “Pallay pallay ch’ullucha” (“Gorrito tejido de lana”: 2014), poema quechua de Ch’aska Eugenia Anka Ninawaman (Cusco, 1973), que forma parte de lo más notable de poesía quechua reciente, o para ser más precisos, penúltima, entre ellas Olivia Reginaldo de Atupaq chupan,  Irma Álvarez Coscco, desde su portal Sankaypillo,  Nora Alarcón (Ninata rawrarichisun, 2015), Wendy Milady Bellido Palomino (“Qamhina  kayta muñani”, 2018), entre otras. La poesía de ellas tiene la marca de una voz femenina descreída, donde lo cotidiano es parte del tejido que envuelve la injusta realidad y compromete al poema, hechos y no solo gestos de ternura,  formalmente arriesgan experiencias formales, aunque la memoria es un componente persisten, de allí su arraigo en el imaginario andino de aquello que han escuchado y vivido como mujeres quechuas, pero que accedido a la poesía de occidente.


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    Un incidente discriminatorio en la capital del imperio Inca, Cusco, aceleró la opción indígena de la joven Eugenia Carlos Ríos. La universidad local le había negado la defensa de la tesis en la lengua quechua, una tesis sobre relatos orales recogida por la autora, desde entonces, utilizará su nombre quechua Ch’aska Eugenia Anka Ninawaman. Desapercibida, sin ubicación en la escena local regional y sin un carné poético ni participación en las movidas poéticas. De pronto empieza a publicar, aparece Chaskaschay (2004) en Quito (Ecuador), tres años después leemos sus poemas en la revista en Ómnibus (febrero 2007) y T’ika Chumpicha. Mama P’itikin. (2010). En el 2014 encontramos Taqi mama incluido en Poesía. Premio Regional de Cultura 2008 (2014).

    Los poemas de Anka Ninawaman asumen un quechua cotidiano, pese a que, por formación conoce bien la cultivada lengua quechua; transita del quechua cuzqueño al quichua ecuatoriano. La información parece excesiva, pero no. Se trata de entender proceso migración –no de migrancia- de un grupo de poetas indígena que ha instalado en diversos espacios (Nueva York, París, Quito, etc.).  Ella trabaja desde su lengua materna, es decir, desde el cuzqueño, su aventura poética podría ser consignada con estas características: a) una poesía desinhibida, la expresión no parece ni padece de autocensura;  b) coloquialismo y humor carnavalesco; c) incorporación de la mirada desde adentro, que niega lo exótico; utilización de recursos originarios (formas, memoria, etc.); e) transacciones entre el sujeto individual y sujeto colectivo; y, d)  escritura en quechua, primero, opcionalmente, traducción.

 

3.

    En 2014 se publica tardíamente los resultados de un concurso realizado 2008. En esta colección de poemarios y poemas sueltos, encontramos Taqi mama.  Este libro viene solo en quechua. Lo que nos obliga, propósito en el que me ubico, a presentar la poesía peruana en sus diversas variables, al hacerlo recupero la necesidad de presentar la lengua y al mismo tiempo la posibilidad que aquel que no es quechua, lea el poema en castellano. Esto ya nos pone un problema. Desde donde hablaré y segundo, quien ofrece esta versión. La oferta no  es una traducción; sí una trascreación. Es decir, un texto cercano y cercado por la forma-sentido que ofrece el poema en su origen y la creación un texto nuevo a partir de ese proyecto, aquí nos alineamos con los poetas concretistas (Haroldo Campo).  Lo que demanda para tal proceso un conocimiento de la cultura quechua y la lengua y la libertad de trasgredir el propio sentido-forma en aras de la poesía y no de la trasladación literal del quechua.

 

4.

Chask’a Anka Ninawaman

 

Pallay pallay ch’ullucha

 

Pallay pallay ch’ullucha,

wawaypa uman q’uñi uywaqcha,

rumbu rumbu pallaychayuq,

challwa wachu pallay qilqasqa ribitichayuq,

uqi pumallaq lastrunwan t’akaykusqa,

qanchis ch’askawan churaykusqa watuchayuq.

 

Allinta qhawayuqtiyqa chay watullayniykitan hanaq pachata

qanchis irqichakuna ayqirishanku huq layqa payamanta.

Paya taripashaqtintaq qanchis ch’askaman tukurparinku.

 

Ch’ulluchay pallay-pallaychaykita yupay-yupaykuspa willakusayki,

chay qilqay yachachiq hamawt’a - siñoritan rimakuwan:

“chay wawaykin mana atinchu liyiyta,

apakapuy uha michiqpaq” nispa.

 

Escuelachanpa punkullanmanta qhawayuruqtiytaq,

chay señorita t’ikranpanmanta ch’ullurachishasqa wawachayta.

Rasunyá riki, mana liyiyta atinchu,

            manayá litrakunaqa pallachikunchu t’ikranpanmantaqa.

            Wawaypayuyaychantaya riki, dichutapuni, t’ikrarapushasqa.

 

Taqi mama ([2008] 2014): 80.

 

 

Gorrito tejido de lana

 

Gorrito, lana tramada de imágenes,

mantén abrigada a mi criatura, su cabecita.

Tejo rombos y pescados, en los bordes

el rastro del puma gris

5.         y siete estrellas

dejo caer.

 

            Mira bien. En esos finos hilos anudados al cielo

siete niños están escapando de una bruja. Cuando los encuentre

la vieja embaucadora, irá apagando cada una de las siete estrellas.

 

10.       Tejo este gorrito con hiladas de memoria, bonito

  nomás te voy a contar.

Con letra de maestra, la señorita habla mal:

          “Ese tu hijo no puede leer.

          Llévalo mejor a pastar”, diciendo ha dicho.

 

15.       Desde la puerta de la escuelita, estoy viendo a esa señorita

  que da vuelta, que mira el gorrito de mi pequeño.

            Sin razón, confundida ya, ella, no sabe leer

            los trazos mi tejido, ni letra de su revés.

Así siempre dice, no tienen hermosos tejidos.

 

Trascreación de Gonzalo Espino Relucé.

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        El poema parte de un hecho cotidiano. Tejer un gorro para su niño.  Tejer (pallay, away) en el lenguaje poético de Anka Ninawaman instala la idea de escritura, el tejido será escritura. Es decir, fijación de algunos sentidos.  De este modo la imagen se construye como tejido cultural. El tejido será un soporte que describe la cultura e incorpora el contexto de discriminación y exclusión.

    En la cultura andina quechua existen diseños que se hacen de lana y que se consignan tradicionalmente en los tejidos. Pallay, es el verbo que se utiliza para indicar tejer y diseño en los tejidos (adicionalmente, también recolectar –en las cosechas). Las pallas son los motivos que se urden en gorros, chompas, mantas, ponchos, fajas, etc. como t’ika (flores), inti (sol), maki (manos), etc. (Dante González, Tejidos de Pitumarka, Cusco).  De manera que la prenda tejida tiene utilidad específica y al mismo tiempo una cualidad simbólica, usualmente se corresponde con la memoria andina.

        La connotación de estos tejidos –diseños- pallas, aluden a situaciones del entorno o la memoria. En general, se trata de prendas que tradicionalmente se obsequian -o manda hacer- para expresarle el cariño o la consideración que se tiene a una persona al tiempo que en ella va consignada una forma de escritura de la memoria.  Los elementos que propone el poema son lana, rombos, pescado, huella de puma, niños, bruja, cielo, bordes, hilos; con esos elementos teje la voz poética una rescritura de la cultura.

 

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    El poema se construye desde una voz poética que se desplaza un enunciado que pretexta (un objeto, ch’ullo)  el universo de sentidos del texto;  postulamos dos momentos: el primero se asocia al mito, y el segundo a la realidad de los niños, niñas, andinas y el desprecio que tienen algunos docentes por estos pequeños, que a la par se instalan como enunciado paralelos y circulares.

     La memoria en el texto quechua va del verso (v)1 al 9.  Los diseños del gorro se asocian a la memoria mítica de los siete pequeños que tuvieron que subir al cielo porque una vieja embaucadora quería comerlos. Las estrellas son las que suelen aparecer en los mitos como la “ladronas de la papa” o como aquellas que finalmente configuran la cartografía nocturna que permite las travesías y viajes de noche o vuelven sobre un relato que ubica el lugar de la abundancia arriba del mundo, el hanan pacha frente a la hambruna que viven los pequeños. Por eso aparece la “layqa paya-”, la vieja embaucadora, que la memoria nos permite repensarla. La idea de los hilos que caen (v.7), nos hace recordar que los dioses poseen el lugar de la abundancia. Lugar donde viven con privilegio estos héroes culturales, que en los relatos quechuas aparece como “Ladronas de la papa”, “Achiké”, etc.

 

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    El segundo núcleo pone a la escuela como lugar negado al indígena, al indio.  La letra que enseña la escuela no sirve, porque adicionalmente es la maestra malhumorada que desprecia las capacidades de las niñas y niños . La voz poética así lo deja registrada en una locación: “siñoritan rimakuwan”, señorita-ella-habla mal (de mi), esta locución pertenece al universo cotidiano campesino “rimakuwan” –hablar mal de uno.  Pero este hablar mal es descalificación. El niño no puede leer, entonces que se dedica al pastoreo: “Ese tu hijo no puede leer. / Llévalo mejor a pastar”, diciendo ha dicho.” (v. 13-14). Este verso se replica, cuando la voz poética presta a la protagonista, segunda voz, ella observa como descalifica el tejido de los pequeños, esto no tiene gracia ni valor; por eso, la que no sabe leer, ahora es la maestra.

    En términos formales, agregamos, ofrece el desvío característico de la poesía quechua. Enunciado poético no habla directamente de la marginación y desprecio indígena, lo hace con tino y elegancia. Pretexta un objeto: el chullo, un gorro. Este repertorio formal asume una voz poética que prefiere que se habla de otra cosa y no directamente, este caso las pallas del gorro, y no la situación de realidad que presenta. En la poesía quechua encontramos que la voz poética apela, para comunicar a un elemento, que le permite alcanzar elegancia y virtuosismo. Este elemento puede una urpi (paloma), el ichu (paja de altura), etc. La elección así queda establecida. El ch’ullo es un pretexto como suele ser la urpi para hablar del amor como ocurre en los harawikuna quechuas

    Celebramos “Pallay pallay ch’ullucha” y toda la poesía de Anka Ninawaman. La celebramos, exactamente porque el poema será forma y sentido, elogio virtuoso de la realización del quechua, frente a la cual nuestra trascreación apenas es un pretexto para dejar que el poema llegue a otros lectores, lo que no tienen el quechua.

 

Referencias:

Anka Ninawaman, Chask'a. Taqi mama, Poesía. Premio Regional de Cultura 2008. Cusco: Ministerio de Cultura, Dirección Desconcentrada de Cultura de Cusco, 2014, pp. 51-90.

Campos, Haroldo de. Da transcriação: poética e semiótica da operação tradutora. Belo Horizonte: Cadernos vivavoz, FALE/UFMG, 2011.

Foto:  Entrevista a  Chask'a Anka Ninawaman en RFI Español (4 marzo 2020).<https://www.youtube.com/watch?v=1PnlAGKzc2s>.



 

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