AT de Efraín Miranda o el Poema de la Quinua

Con acierto afirmaba Ernesto More que Efraín Miranda era un profesor de tercera categoría, pero un poeta de primera. En este poema nos relata la vida de la Quinua, donde no solo se siembra a través del simple voleo de la mano sembradora sino que va junto a ese vuelo fecundante el movimiento divino del mundo; los tiempos y los terrenos propicios, las fuerzas convergentes del Sol y la Luna administrando religiosamente intensidades.  Este tinkuy discursivo en el poema es sencillamente sorprendente, pues lo biológico, lo político y lo religioso hacen “flamear las banderas del indio”, viento que enlaza a todos que respiran en blanco y rojo, colores de nuestra patria (Mauro Mamani)

Mi amigo Ismael Saavedra, físico de UNMSM, ha emprendido una cruzada, el diálogo entre las ciencias duras y la letras. Por de pronto ha incluido en sus investigaciones las percepciones míticas sobre la quinua, cuando no el zorrito, a este le debemos que comamos o tomemos quinua.  Y ya va el poema.



AT

En las últimas yugadas de la primavera
sembré  mi quinua.
En las noches descienden los enjambres de Sagitario
con instrumentos de labranza;
trabajan en la cúspide del tallo
intercalándose a los agricultores de Orión  y a los técnicos
de las Pléyades;
construyen represas y acueductos
y abren cavidades para depositar
la combustión  desparramada de la cosmoenergía.

 Las raíces presionan a los líquidos
para que se apuren en el acarreo de los solubles,
las hojas sintetizan las  cadenas biocorpusculares
dándose la mano con las formas que las esperan
en los alveolos donde se originan  las flores.

Mi Padresol, permite las deviaciones
levógiras y dextrógiras  de las oxidaciones;
mi Padresol aprovecha de la Luna
para graduar la energías que les remite;
mi Padresol, con su rotación determina el fin
de la inflorescencia y guía a los ovarios en la recepción del polen
mi Padresol, dona el vestuario  para el matrimonio masivo;
mi Padresol, conglomera a los recién nacidos
en la cumbre de la planta
y recibe uno a uno el homenaje de sus hijos.

Con agua, y estregar de manos
decortizo la quinua;
ayer, aún en tallo, la golpeamos con palos;
semanas antes se la arrancó de raíz;
mañana será molida,
¡Perdón, perdón!

Mis leucocitos tienen quinua blanca,
mis hematíes, quinua roja:
los sagrados colores de mi símbolo:
¡cuántos millones de banderitas en mi sangre!

Efraín Miranda, Choza (101-102)


Foto tomada: Región, Agencia de Prensa Ambiental
http://www.inforegion.pe/desarrollo/143540/agricultores-huanuquenos-podran-incrementar-su-produccion-de-cereales/




1 comentario:

Anónimo dijo...

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