Dimas Arrieta, Los majoteros: cuento moderno desde la tradición/ Gonzalo Espino Relucé


Dimas Arrieta ya tiene un lugar entre los magos de la palabra, los del aliento del cerca y del lejos, es decir, en el encanto de la palabra y en lo que hoy en la Academia se llama canon. No será posible una lectura completa de la narrativa peruana de fines de siglo e inicio de este siglo sin que se deje de referir a la trilogía del guayacundo, hablamos de sus novelas Camino a las Huaringas (1993), En el reino de los guayacundos (2003) y El jardín de los encantos (2008). Menos hablar de literatura andina sin considerar el aporte de la narrativa de Dimas Arrieta.

El narrador que instala Dimas Arrieta es la de un sujeto cuya palabra se compromete con la memoria de su pueblo, con el devenir de la tradición oral y cuya escritura permite reconocernos como parte de ese universo. Esto en el libro -que ahora presento- Los majoteros y otra historias gastronómicas (Lima: Ed. Altazor, 2010)

Los majoteros y otra historias gastronómicas de Dimas Arrieta viene a confirmar la vocación de un narrador que se sitúa un lugar de enunciación identificable como el norte del Perú y al mismo tiempo su compromiso por hacer visible en la cartografía nacional esa vocación por los relatos que se ven iluminados por las ternezas de una palabra que resurge como conversa, es decir, como si se tratara de la palabra hablada.

El libro en mención trae nueve relatos, en plano superficial aparece la comida como un hilo conductor, sin embargo, todo el conjunto se atiene a la memoria como parte del destino de una colectividad que no se niega olvidar su propia historia y, por ello, la continuidad de su tradición.



La aparente linealidad de los cuentos de Los majoteros permite su inmediatamente relación con los relatos tradicionales, lo que instala un doble estatuto. Se trata de cuentos modernos con aliento parla que tiene ocurrencia en el mundo cotidiano y tradicional. El narrador sabe que su escritura es al mismo tiempo una experiencia formal. Las historias empiezan en media res (“No sé en realidad dónde me toca dormir”) o aquellas que tienen un punto sobre el que se teje la trama (“Acabo de regresar del cementerio…”) o combinaciones (“‘Yo soy Teodoro Hueco dijo Teodoro Hueco y por supuesto, nadie le creyó (…) La mesa estaba repleta.”). Puntuación que se asocia a un narrador omnisciente en primera persona y a una estrategia que supone la alternancia en la fábula o centro del cuento, de un relato que se instala en el ahora con la necesaria imposición de cuando menos una historia popular (sea esta de tradición oral o de la memoria del pueblo). Si la historia es lineal, está a su vez, consigue en su esquema, organizar la historia que efectivamente se va recuperar –sea como explicación, sea como acercamiento-. Cuyos desenlaces, en general, tienen la aparente pausa de quien narra sin apuros una historia y nos invita, a retener y gozar lo que acabamos de escuchar.

Los cuentos de Dimas Arrieta son desinhibidos. No tiene necesidad de apelar a comunidades ancestrales, todo lo contrario. Se trata de poblaciones surgidas en el siglo XX de cara al mito del progreso, estos nueve cuentos serán también historias de la inclusión que se revela en los bordes de cada relato. Sea porque desde El Faique la carretera hace que los otros espacios estén distantes, o sea porque abre paso a la montaña o los relaciona con el mundo de afuera. Todo ello inventando y redefiniendo la tradición.

Los mojateros… nos invita entonces a recurrir un escenario narrativo que donde el cuento moderno se presta para la narrativa popular y de tradición oral como una memoria necesaria de El Faique, como homenaje a sus pobladores y como testimonio de la ternezas, como diría el gran Fabulador, Dimas Arrieta.

1 comentario:

Anónimo dijo...

hay personas que todavia no olvidamos nuestras tierras ni nuestras costumbres, las lindas historias que nos contaban nuestros padres y los padres de nuestros padres le contaban.
los majoteros tiene una riqueza de cuentos peruanos que hacen querer a su pais.
me gusta la obra.