Los recientes, poetas jovenes de Ancash por Axthedmio Mau Guil




Los recientes, poetas jóvenes de Ancash

Axthedmio Mau Guil


Difusa y disímil como su geografía, de igual modo rica, intensa e inextricable como la historia que ostenta, en este plano espacial suele situarse la poesía joven en Ancash, que representa un tipo de poesía en proceso.

La gran variedad de voces que integran el conjunto de su poesía son sorprendentes. Al menos visibles, existen dos vertientes: la primera, que tiene que ver con las creaciones apegas a la regionalidad o al localismo, y la segunda, apegada a un drama más universal y que pretende situarse en las coordenadas del hombre moderno, no en su “localía” sino en cualquier tiempo y espacio. Es precisamente, esta segunda la cual ha sido recogida como un muestrario de la poesía en La orgía inmóvil. Muestra de la poesía joven en Ancash (2009) (1).

Esta antología-muestra reúne a algunos poetas fundamentales en el proceso joven de la nueva poesía ancashina. Pues su concurrencia no describe a una región, sino a un drama de la poesía situado en cualquier parte del mundo. Y aunque pertenecen a la década de los ochenta, han sido formados de distinto modo y estilos. Cada uno pues representa una mirada y una dicción particulares. Todos aman el arte de la palabra hecha poesía. Estos poetas son: Roxana Ghiglino, Patricia Colchado, Jaime Tranca, Carlos Maguiña, Joule Cáceres, Luz Shuán, Eber Zorilla, Jhon López, Ronal Marcelo, María Isabel Guillén, Benggy Bedoya, Denisse Vega Farfán, Christian Ahumada, José Cárdenas y Axthedmio Mau Guil.

El comienzo de la tradición de la poesía en Ancash se remonta a mucho tiempo antes de 1900. Pues hay indicios, o más precisamente, algunos pocos estudios realizados que así lo demuestran. No obstante, en el transcurso de esos 1900, posteriormente han ido quedando muy poquísimos poetas como: Marcos Yauri Montero, Rosa Cerna Guardia, Enrique Cam, Juan Ojeda, Abdón Dextre, Gonzalo Pantigoso, entre otros.


Sin embargo, a ello también se pueden añadir a otros poetas que vienen después de los citados, estos son: Manuel Cerna, Ricardo Ayllón, Javier Morales, Tania Guerrero, Teófilo Villacorta, entre los más representativos.

Jorge Luis Borges señalaba que en cierto modo, una antología es más o menos un museo de “simpatías y diferencias”, pero que el tiempo acaba por editar antologías admirables.

Por ello toda antología es doblemente arbitraria: pues esta implica una selección de ciertos autores e implica asimismo una selección de los textos de esos ciertos autores. En el caso de esta antología-muestrario, los poetas elegidos andan por los 20 años, nacidos en la década de los años ochenta. Y al margen de ello, este no ha significado que su poesía sea ingenua, sino que incluso posean una actitud crítica frente a la palabra misma. Es decir, hay una actitud crítica de la poesía frente a lo que ya se ha hecho y consigo mismos en al acto de la escritura. Esto en ningún modo significa “parricidio”, esta joven generación, si se quiere, intenta hacer un puente entre la tradición y la modernidad.

Hay que añadir también que no solo es una antología o muestrario arbitrario, sino también incompleto. Ya que para poder realizar una antología más ambiciosa, es decir, que “una o recoja” a las generaciones si es que los hay, se necesitaría un par de tomos al menos. Probablemente una tarea que todavía no se hará, pero por lo cual ésta antología contribuye a forjar en futuro a ello. Con la antología solamente se pretende dar una imagen de la poética que se aleja de la temática andina y que ha cuajado en una suerte de cosmopolitismo global. El único consuelo que le queda a los antologadores es solamente mencionar estas posibilidades de hacer una antología que al margen del buen gusto, sea un museo de simpatía y de diferencias.

Una antología es útil porque orienta al lector a determinado grupo de poetas para que los lean. Es un muy buen punto sobre todo de partida para los que se interesen en la literatura y adquieran así ciertos puntos de referencias indispensables. Y por otro lado, nos ayuda a ahorrar tiempo, que puede aprovecharse para indagar más sobre cada poeta. Es importante que se conozca más poesía. Mientras más la conozcamos todos nos será mejor. Porque a un poema lo sentimos, como sentimos a la música y al paisaje.

Se escriben poemas de amor, épicos, reflexivos, eróticos de asunto social, etc. El motivo de la poesía no es otra cosa que la misma condición humana en todos los tiempos.

El libro posee una pintura de Octavio Paniagua, denominado el jardín lívido, en donde muchas flores se encuentran, al igual que poetas en el libro. Otros con un olor agradable, otros con un buen color, otros muy robustos, otros en proceso de crecimiento. Todos coinciden en una heterogeneidad temática y técnica. Todas estas flores juntas forman un cuadro aromático, cromático y musical, lo que los simbolistas llaman la “fiesta de los sentidos” y lo que los vanguardistas aperturan como la “correspondencia de las artes”. De este modo el título del libro intenta jugar y configurar una ambigüedad simbólica.

La “orgía” por naturaleza es la dinámica del movimiento múltiple, “la inmovilidad” es el elemento que fija la perpetuidad y el equilibrio. De este modo, la orgía inmóvil es la dinámica del placer que fija su perpetuidad como en la poesía.

Solamente queda invitarlos a abrir las ventanas del libro, ingresar entre los muslos de sus páginas y zambullirse en la orgia verbal entre la música, el olor, el color y desprendernos de toda prenda que nos impide ser nosotros mismos.


Axthedmio Mau Guil, Lima 14 de octubre de 2009

(1) Alejandro Mautino Guillén/ Ricardo Ayllón Cabrejos (Comp.). La orgía inmóvil. 15 poetas. Muestra de la poesía joven en Ancash. Huaraz, Ornitorrinco Editores, 2009.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

UN ROMÁNTICO EN EL ROMANTICISMO

“WERTHER” Y SUS CUITAS AMOROSAS


Al leer Werther muchas cosas me quedaron más claras con respecto al Romanticismo. Quizás Goethe no se imaginaría el impacto que “Werther” tendría en Alemania y en otros lugares de la época, allá, en la segunda mitad del siglo XVIII. A pesar de ello, tendría que soportar las críticas de moralistas y acuciantes lectores aduciendo que la obra era una apología al suicidio.

La obra es un texto que causa conmoción: ese estremecimiento que desencadena sentimientos de desolación, angustia y hasta desesperación. Además, destaca por la importancia que le da al sentimiento y a la imaginación en la creación epistolar. Ahí encontramos el predomino romántico de la imaginación sobre la razón. Werther no actúa con la razón – menos con lógica – ante las situaciones que se les presentan, pues prefiere dejarse vencer por la emoción de la melancolía y del sufrimiento, y esto lo llevará al suicidio luego de sus prolongadas cuitas amorosas.

A lo largo de la obra, la pasión de Werther es verdaderamente impresionante. Este estilo de vida corresponde plenamente con el carácter del personaje romántico de la época. Por eso, al describir a Werther es como describir al Romanticismo, en la pasión ardiente de su corazón o en el respeto a las tradiciones de su país (patriotismo).

Werther ama, y ama mucho. Se erige como el precursor de la figura del romántico que idealiza el objeto de su amor y para conseguirlo, es capaz de todo, incluso suicidarse. Sin el objeto de su amor, la vida ha perdido la dirección, ya no tiene sentido, como seguramente alguna vez aquel amor febril nos atrapó con sus ideales románticos vigentes.


Luis Miguel Cangalaya Sevillano
Maestría en Lengua y Literatura
UNMSM - 2009

Anónimo dijo...

EL WERTHER DEL SIGLO XXI EXPRESA SUS EMOCIONES POR MENSAJE DE TEXTO (SMS)

Buenas noches, profesor, tal como indicó la semana pasada, le envío mi comentario acerca de la obra "Las cuitas del joven Werther".

Esta obra está escrita en forma epistolar, un punto a favor más para su éxito. La obra comienza al llegar Werther a un pueblo con ánimo de corregirse, abandonando su inxlinación hacia la amargura, desazón por la montonía de la vida. Parece que lo logra, pues su amigo Guillermo (quien es el narratario esta primera parte) recibe las primeras cartas de un Werther en armonía con la naturaleza. El inicio del conflicto es la aparición de Carlota, de la cual se enamora, aun cuando tiene prometido, Alberto.

Es aquí donde la naturaleza compleja del amor humano se trastoca y se torna en una centrífuga de actitudes y sentimientos encontrados. Por más que intenta alejarse (se muda de poblado), Werther no soportaba la idea de permanecer un minuto más lejos de Carlota (segunda narrataria), pues sabe que pronto la perdería para siempre: al fin se casaba con Alberto. La relación revive (siempre con myor intensidad de parte del protagonista), se hace intensa y peligrosa, hasta que por fin, luego de besar a Carlota en un arranque al que tampoco ella fue indiferente, sin poder soportar su culpa ni su desequilibrio interior, termina suicidándose.

Novela baluarte del movimiento Sturm und Drang, a pesar de la aparente pobreza de argumento, la temática fundamental es el amor, el amor romántico. Goethe indaga con maestría los sentimientos del hombre y su manifestaciones en estados (in)alterables. La correspondencia entre la naturaleza y los estados anímicos de los personajes es permanente. Es considera una de las primeras novelas modernas de carácter intimista y precursora del sensacionalismo en los discursos literarios (recordemos a las generaciones juveniles que adoptaron la imagen viva (vestimenta y retiros al campo)y muerta (llegaron hasta el suicidio), de este héroe romántico.


Gracias.


Prof. Bruno César Bedoya Alcocer
Alumno de la Maestría de la FLCH, Lengua y Literatura