Efraín Miranda, una biografía imaginada

Por: Gonzalo Espino Relucé






Entre el 20 y 24 de octubre se realizó el Coloquio Internacional de Poesía Efraín Miranda, más allá de los márgenes y lo silenciamientos. Se valoró y reivindicó la poesía del poeta Efraín Miranda Luján. Esta nota solo quiere proponer un retrato del poeta.



Conocí al poeta cuando frecuentaba el taller de poesía de San Marcos, en 1977 Luego, vinieron otras andanzas, hasta que en el verano siguiente ocurrió esa maravilla que le debemos todos a Efraín Miranda. Me refiero a la publicación de Choza (1978). Recuerdo esa mañana de febrero caminando por la avenida Argentina tras los ejemplares. Fue recibido en la editora Humboldt y le entregaron los primeros volúmenes. Fui de aquellos que leyó con olor a tinta fresca ese prodigio poético. De eso ha pasado tiempo. Nos escribíamos, pero un día las cartas se interrumpieron, no llegaron más. En el aula, en la palabra escrita, entre la gente amiga, era una lectura de permanente descubrimiento; su nombre circulaba como una referencia necesaria entre el lector iniciado, el poeta y el crítico. Pero, ¿quién es Efraín Miranda?


Los diccionarios locales no dicen mucho. Los manuales escolares no revelan nada. Los tratados de Literatura lo mencionan como un poeta que llegó un día Lima con un libro singular que fue celebrado. En realidad, hay que imaginar una biografía para el poeta. Si Ernesto More (1955) hizo una primera presentación del poeta en la alturas de Puno, una tesis primeriza -en la Universidad de Puno- anota con mayor fluidez, por el tono testimonial, información sobre el poeta. La vida del poeta se asocia al lago Titicaca y al Collao, nacido en un medio quechua (1925), se va a vivir a una pequeña provincia donde estudiará las primeras letras. Si en efecto nació en Condorcanqui, de alguna manera las primeras imágenes se diluyen para incorporarse más bien a las que corresponde a su estancia en Azángaro, la capital de la provincia. Estará familiarizado con el universo quechua. “De allí, a Sicuani y de Sicuani a Arequipa” según el testimonio de las entonces estudiantes Isabel Julia Chino Huanacune y Julia Dolores Choque Pacheco (1986:43 ss.) (1)

Sin duda su estancia en Arequipa marcó la definición de lo que será en el futuro. La experiencia en el Colegio Independencia fue crucial porque allí hervía poesía como hervía la voz de protesta. Baste recordar que este colegio está asociado a las protesta contra el centralismo y al mismo tiempo espacio de formación de las juventudes del Sur del Perú. El Independencia ofrecía una educación más allá de la mera repetición de los manuales, alentaba una viva devoción por la lectura tal como ocurriría con el poeta: “Leímos lecturas de muchos autores franceses, norteamericanos. En ese tiempo había mucha literatura que se publicaba en Lima y llegaba a Arequipa, así recuerdo la revista SUR también estábamos tras los dominicales de los diarios en donde había poesía de diferentes autores y dábamos nuestros parecer” (Chino-Coque: 43). No le era extraña la poesía moderna y hay que bosquejar su parentela con la poesía de los Orkopata, es decir, con la primera vanguardista del siglo XX que tuvo una importante influencia en la literatura nacional.



Las notas biográficas realizadas han imaginado al poeta aislado en las alturas de Huancané. Pero el poeta se ha resistido y ha ido aclarando. La invención de esta biografía se hace difícil, cuando uno imagina el abrupto traslado a Lima. Este viaje no le depara ni cubre las expectativas, fue un periodo de intensas búsquedas que tenía que ver con su inserción laboral; sin embargo, el encuentro más memorable ocurrirá cuando los poemas que traía el joven poeta fueron leídos por Sebastián Salazar Bondy que ha sido testimoniado a Chino Huanacune y Choque Pacheco:

recuerdo que alguien me dijo que mostrara mis poesías a Salazar Bondy […] Me dijeron que era un hombre asequible. Ya, no. Con esa referencia, tuve alguna vez
la idea de llevarlo, y lo hice, le pareció maravilloso, extraordinario. Nos hicimos amigos, es un hombre muy amable. Posteriormente me indicó que lo visitara en la empresa para conversar sobre mi libro. Dejándome muy sorprendido. No pensé que este grupo de poemas pudiera constituirse en el [poemario]; mas Salazar Bondy me manifestó que sí era un libro. Incluso pensé que debían ser muchos más [poemas] para que fuera un libro. Salazar Bondy comentó de Muerte Cercana que era un libro como pocos, era algo raro, publicando así un artículo para mí. (Chino-Choque 1989: 48-49)



El asunto es que el encuentro con Salazar Bondy (1954) será crucial en nacimiento público del poeta Efraín Miranda. Es él quien lo anima a publicar sus poemas, a pesar de la precariedad que afrontaba, porque el poeta había llegado a esta ciudad exactamente para conseguir trabajo y no había tenido fortuna. Su situación en Lima era francamente difícil, compleja. Era para largarse y no retornar nunca, tal como ha confesado a José Gabriel Valdivia y a Mauricio Medo (2):

Yo fui con la idea de radicar en Lima, pero no pude conseguir trabajo. Estuve
dos años en Lima buscando trabajo en cualquier parte, en lo que sea, tenía que
madrugar y cuando iba al lugar de la dirección señalada en algún periódico,
entonces llegaba a ese sitio y encontraba cola, y la cola se terminaba muy pronto, porque encontraban al empleado, al oficinista, a la persona que podría desempeñar ese cargo. Eso me desanimó muchísimo y comencé a vivir del aire, a respirar aire.

La búsqueda de trabajo, su inserción en el mercado será un problema serio. Adicionalmente, la ciudad es imaginada por el autor de Muerte Cercana (1954) como un lugar hostil: “Lima me pareció hosca, oscura, sus habitantes algo invencibles, enorme, como un muro… y se me vino la idea de volver” (Gonzales 2008:8). Sin esperanzas, solo con la magia de la poesía retorna a Arequipa en 1955; irá con su hermano tras la aventura a unas minas de oro, que por cierto, resultó un fracaso. Retorna con las mismas ropas, con los mismos sueños. Por Arequipa nuevamente se le ve luego del terremoto de 1960. Lo único que le complace es la poesía. Alguien que estaba acostumbrado a la buena palabra y a su magia, termina como maestro de primaria. Su madre lo apoya en esto. Esta vez un viejo maestro le facilita un puesto de reemplazo en una escuela pública de Puno. Recibe la invitación de Juan Frisancho Quiroga para una plaza en Mañazo, allí será profesor en la Escuela Fiscal nº 899 durante 1960; concluido el año escolar, el puesto es reclamado por una profesora titulada. Sin escuela donde enseñar, sin trabajo, viene un tiempo que le resulta intensamente incierto, aunque la poesía sigue siendo un continuo hacer y la única forma de ser.

Llegará entonces, el tiempo en que le proponen nombramiento interino, en un poblado lejano. Efraín Miranda decide, acepta y va al encuentro de la comunidad de Jacha-Huinchoja, se convertirá en comunero. Aprenderá de la comunidad, su nuevo libro será la cultura y la vida en esa comunidad de altura. Allí permanecerá durante 30 años. La Escuela Fiscal nº 893. Jacha-Huinchoja será clave para el destino poético de Miranda porque a su cultura poética clásica y moderna, le vendrá ahora ese sentimiento singular que viene de la vida, del verse rodeado y comprometido con el mundo indígena. Su aprendizaje está en íntima relación con Jacha-Huinchoja. Él no solo es el que educa, Miranda es educado por los niños y niñas de esta comunidad aymara. Saldrá Choza (1978). La misma comunidad con su palabra, con su magia, con su cosmovisión trasunta su discurso poético. El resulado será un libro que tiene la mirada puesta en lo que salen de los bordes de la comarca y se aventura en el espacio urbano, una mirada indígena de la ciudad: Vida (1980). Ana María Portugal ha recogido el testimonio del significado que adquirió la comunidad y Puno para el poeta:

Al estar uno en Puno, tienes que respirar el olor de la tierra, el paisaje comienza entonces a introducirse, el indio, el habitante andino: yo dejo que todas las expresiones del Ande entre dentro de mí, no le cierro las puertas a nadie: al contrario, todo debo recibirlo, cantarlo, percibirlo y cuando me es posible, todo eso debo pensarlo, recordarlo, quererlo, amarlo. Aquí he pisado tierra he encontrado raíces, hojas, aquí me he desarrollado. (Portugal 1966: 12).



Sin una biografía notable, con una historia sencilla, Efraín Miranda terminó dando la lección a los escritores que solo ven como ocasión entrar el fárrago de la moda, los viajes y el reclame publicitario. Su último libro publicado será un desafio, hablará de los dioses: Padre sol (1998).Así transcurren 30 años, allí en las alturas de Puno. Luego, retorna a la ciudad lacustre, de allí a Arequipa, donde vive entre el olvido y la memoria de quienes siguen su trayectoria o de quienes lo guardan como una suerte de sumo sacerdote de la poesía al que no hay que dejar que lleguen los otros.



Referencias:

Chino Huanacune, Isabel Julia (y) Julia Dolores Choque Pacheco. La poesía de Efraín Miranda Luján. Puno, Universidad Nacional del Altiplano, 1989 (Ts. para optar el título profesional de Licenciada en Ciencias de la Educación).
Espino Relucé, Gonzalo. “¿Poéticas andinas? Peralta, Florián, Miranda” en Letras nº 99/100. Lima, 2000; pp. 213-230.
Gonzales Fernández, Guissela. “Autonomía, autenticidad y universalidad: Acercamiento al discurso indio de Efraín Miranda desde la estética de Gamaliel Churata” en Sol de Ciegos, nº 1. Lima, junio 2008; pp. 7-9.
Martos, Marco. “¿Friegan los cóndores?” en Allpanchis Phuturinqa nº 13. Cuzco, 1979; pp. 237-247.
Miranda, Efraín. Padre sol. Puno: Lacg Ed., 1998.
-----. Vida. Lima: 1980.
-----. Choza. Lima: Emp. Ed Humbolt, 1978.
-----. Muerte Cercana. Lima: Tall. Graf. Mercagrafh, 1954.
More, Ernesto. “Reportajes con radar. Efraín Miranda” en Dominical, La Crónica. Lima, 20 febrero 1955.
Portugal, Ana María. “Efraín Miranda: ‘Generación supo enfrentarse a la realidad’” en El Pueblo. Arequipa, jueves 27 de enero de 1966, p. 6.
Salazar Bondy, Sebastián. “Nace un poeta" en La Prensa, lunes 18 de enero de 1954.
Valdivia, José Gabriel. “El solitario del ande” en Sucesos, Correo, Arequipa, 1988, p. 4.
Portal:http://coloquio-poesia-efrainmiranda.blogspot.com/
Nota:
1 La tesis de Isabel Julia Chino Huancane y Julia Dolores Choque Pacheco tiene el mérito de presentar, en líneas generales, una imagen del poeta, aunque por ratos resulta inexacta e imprecisa. Fueron las que primero, reclamaron que la poesía de Efraín Miranda sea incorporada y leída en la región. Está realizada con el entusiasmo de quienes tienen que cumplir con el ritual de una escritura exigida para la titulación. Los testimonios que saco de este importante trabajo, los he puntuado en consideración al habla de Miranda Luján.
2
José Gabriel Valdivia (y) Mauricio Medo “Efraín Miranda: La poética del mundo indígena” (Entrevista). Inédito facilitado por Mauro Mamani.
Foto de Flor Vegas: Efraín Miranda en Yanahuara (agosto 2008)
©Gonzalo Espino Relucé
Visite portal de Efraín Miranda: http://coloquio-poesia-efrainmiranda.blogspot.com/

2 comentarios:

Unknown dijo...

Efraín y los valientes.

Efraín Miranda y los valientes es un título que se me viene a la mente porque en cada poema de "Choza" vamos siendo testigos de como desde una cosmovisión andina nos rebelamos contra la cultura occidental a la cual ya somos hibrídos no por mala suerte sino que un choque de civilizaciones entre los Incas y los españoles, las heridas son profundas en las palabras pero con Choza nos volvemos los mosqueteros de la literatura mundial ante la cultura hegemónica de los europeos.
Victor Huamalies Chirito.

Rosina Valcárcel Carnero dijo...

Efraín Miranda, 1979, 1980, caminando en la Casona de San Marcos, cercanía al Frente de Escritores de la Literatura, Asamblea, cafecito frente al Palermo, poemas tierradentro, afecto entrañable. Con el "Choza" somos testigos de como desde una idiosincrasia andina nos enfrentamos y resistimos a la cultura dominante, de la que somos hijastros por la invasión hispana. Las brechas son hondas y en los poemas de Choza nos tornamos los rebeldes, los delfines de la literatura latinoamericana frente a la cultura dominante impuesta por los europeos. Coincidimos colega Victor Huamalies Chirito.