Mauro Mamani, telúrico y teórico




Fotografía D.E.

Mauro Mamani Macedo pudo ser quechua o aymara, prefiere ser quechumara,  “mis padres vienen de esas dos culturas que se desarrollan en el Altiplano, que luego migraron a Arequipa”, declara en un archivo que por error compartió conmigo. Nacido en Arequipa (1969), se crío en el campo, aunque transitaba entre la ciudad, la campiña y la chacra; sus percepciones vienen de la vida, de las cosas y del mundo entre quechuas y aymaras. Hace una semana me reencontré con él, fue emotivo, ambos ya vacunados. Ahora está flaco que, si el viento quisiera, se lo llevaría. Me animo a hacer este reportaje, le cuento lo de su archivo y me autoriza su utilización.

Olor a tierra


Doña Manuela Macedo, su madre un día le dijo que aprendiera a leer la tierra en la letra.  Nuestros padres fueron herederos de la idea del progreso, creían que la escuela era la vía para hacerlo. Mauro Mamani insiste: “Mi madre fue una mujer aymara, no sabía leer”, pero nuevamente, en su memoria, le repite: “Si es verdad que esas letras hablan de la tierra, de lo que vivimos entonces hay que aprender a leer nuestra tierra en esas cosas escritas.” Ella se fue temprano. Caminó con alegría por los ríos trasparentes que nos aleja de la vida, llena de contentaciones, por saber que su esposo donde Teófilo Mamani lo secunda –así lo supo por las cartas al cielo. Y cierto, su padre así lo hizo, lo suyo era el trabajo, y más trabajo, la escuela estaba garantizada. Entre el mercado, entre la chacra; los muchachos, en la escuela, sacando buenas notas, siempre azules y diplomas de honor. Esto le permitiría más tarde tener una beca en la Universidad San Agustín de Arequipa.


San Marcos


Leer, escribir, leer, escribir, ir a presentaciones, formar parte de lo que ocurre en la ciudad letrada. Había sido profesor en la Jorge Basadre (Tacna) y se vincula a la Cantuta (Chosica). La Universidad de San Marcos aparece dentro de sus expectativas, estudia en el Posgrado de Letras. Allí conoce y alterna con los intelectuales sanmaquinos, poetas y críticos: Hildebrando Pérez Grande, Pablo Guevara, Carlos Eduardo Zavaleta, Gonzalo Espino, Manuel Larrú, Carlos García-Bedoya. “Me dedicó a la crítica, a la investigación”, que se convierte en su “forma de vida”, lidera el grupo de investigación ESANDINO y codirige EILA. Los resultados de sus investigaciones y sus publicaciones (libros y artículos en revistas), terminan por ser reconocidas y forma parte de varias redes académicas en América Latina, que se enriquece con sus viajes, sus participaciones en congresos y estancias académicas.


Ahayu wata


Mauro Mamani empieza a ser un referente, su biografía intelectual así lo revela.  Sus propuestas testimonian un permanente trabajo, disciplinado, ese universo campesino fue rastreado en la poesía peruana, de allí su Poéticas Andinas. Puno (2009). Sus propuestas iniciales las supera, como su polémica croninovela (Manuel Scorza. Homenaje y recuerdos (2008)). Luego vendría un proyecto que le daría nombre, su investigación doctoral sobre El pez de oro (1957) de Gamalial Churata (Arturo Peralta Miranda, 1897-1969), esa novela retablo, esa poética del relato que hoy se estudia. Aquella de la que se hablaba, pero no se había leído. Mamani lo hace en nueva clave, ¿desde dónde leer un artefacto que se enuncia en el Sur para el mundo? Esta pregunta la resuelve en lo que construye el texto y los hilos de su cosmovisión –collavino, moderna- de quienes escriben desde la cultura andina y cómo una totalidad narrativa que hilvana ensayo, ficción, propuesta política, cuento, tradición oral, invención, memoria e historia. Aparece una tentativa, el concepto ahuyu wata que le permite ingresar a su lectura. 

Resultado: Quechumara. Proyecto estético e ideológico de Gamaliel Churata (2012) que se convierte en libro de la cultura andina y una propuesta abierta a otras disciplinas; al año siguiente Ahayu watan. Suma poética de Gamaliel Churata. (2013); luego vendrán La poética de lo sensible (2016) y con seguridad, para los circuitos internacionales el Sitio de la tierra. Antología del vanguardismo literario andino (2017). Lo suyo, debe reiterarse, se realiza desde el Sur, desde los Andes, desde la comunidad para la comunidad académica, un intelectual indígena.  



Sitio de la Tierra: Antología del vanguardismo literario andino. Fotografía internet.


Categoría andinas


Un nuevo momento de definición de nuestro intelectual. Se mira sus manos, piensa en la tierra, se mira desde la academia. Hombre cultivado, atento, se lanza algo nuevo, pasa a trabajar cómo acercamos a objetos culturales –literarios- desde una percepción que no sea dependiente de la academia occidental. Aunque no lo declara, se produce algo que podríamos llamar radicalización epistémica. De ese modo empieza a trabajar categorías andinas como tinkuy, pachacuti,  kawsay, uku o hanan willakusun, etc.  Su abordaje ahora tiene la consistencia del filólogo andino, que sabe que los constructos no se hacen de la noche a la mañana, sino se apegan al largo plazo. 


Me detengo, explica como maestro. La comunidad académica global está presente en sus trabajos, su foco será lo que se viene construyendo desde los Andes centrales. He resaltado esta frase: “Así como Foucault llamaba cajita de herramientas a las categorías y teorías occidentales; creo que nosotros también tenemos nuestro yachay qipi, nuestro atado teórico, nuestro purin yanana, nuestro saber salvaje. Varias de estas categorías nos ayudan a entender nuestros textos, por ejemplo, el Yanantin, para saber que todo debe ir acompañado. El Ayni, que debemos contribuir todos en la cooperación comunitaria. El Tinkuy el encuentro de opuestos complementarios. El pachakutiy el cambio del tiempo mundo. El chawpi como una concentración radial, un centro articulador. Kawsay para decir que todo tiene vida, los árboles, los ríos. El willakuy los géneros del contar.” Estas categorías son las que caminan ya en sus últimos artículos.


Retornos


El Covid nos escondió el alma por algún tiempo, nos quiso robar la vida, pero lo superamos. Nuestro retorno es una suerte de volver a la vida y meterla en el bolsillo. Una manera ser  nuevo, ahora, anda en nuevos empeños. No en vano se ha ganado la confianza de las academias del sur de Chile, de norte de Argentina y la UNAM. No ha perdido la alegría, tampoco su voz telúrica, y si, tiene una alforja de propuestas que van abriendo un nuevo diseño para abordar las poéticas andinas. Y con seguridad un académico, que se siente orgulloso de ser quechua y al mismo tiempo aymara, aunque, a mí me parece más quechua.

Gonzalo Espino Relucé.


1 comentario:

Unknown dijo...

Iskay pachapi, iskay kawsaypi yachaq runam. Chaymi iskayninpi purin.