Lectores, ley de libro y proyecto de poemario por Gonzalo Espino Relucé



Aquí, en este lado de la tierra, apenas hemos entrado a gozar de la lectura, esta sigue siendo de las minorías, aún no se ha democratizado.  La lectura no es un acto cotidiano: menos de 15% lee “Todos los días o casi todos los días” (1).  Se compra un libro cada tres meses, los índices de comprensión lectora son bajísimos, el 2018 se aplicaron dos pruebas: en la Pisa, quedamos en los últimos lugares, apenas alcanzamos el 10,5 (2); en la Encuesta Censal de Estudiante, solo el 18% alcanzó el nivel “Satisfactorio” (3). Y para seguir perplejos, anoto que en los últimos diez años los gobiernos regionales y municipales han cerrado las bibliotecas públicas. ¿Qué ánimo para los creadores?

    Aun así, se han desarrollado diversas estrategias de lectura, aunque localizadas. Desde la esfera gubernamental hay que reconocer la política de Plan Lector ha tenido sus frutos en el sentido de permitir la emergencia de los escritores regionales y del interior del país. Pero toda esa producción resulta desigual, sin una conciencia ni exigencia literaria, con experiencias de escritura tradicionales, abultadas y de poca calidez poética. Lo que nos enfrenta al cultivo del gusto literario, el hábito lector y del uso de un castellano estándar.

    La industria editorial sigue siendo artesanal, no somos un conglomerado capaz de poner derechos de autores en el mercado internacional.  Al artesanado se suma la concentración de las transnacionales que siempre ganan las licitaciones en entidades estatales (tirada 500,000 ejemplares: Santilla, Bruno, etc.) y con ello, han ingresado su canon, su catálogo de autores a las escuelas.

    Una empresa naciente no alcanza ni logra ganar estos concursos no porque no tengan a gente capaz, sino por la enmarañada red de corrupción que existe en los fueros de la administración pública.

    No hay editoriales que arriesguen. Entonces, los jóvenes se renuevan con editoriales alternativas, modestas pero que han organizado nuevos circuitos, como la Anti-FIL.

    El éxito editorial de un poeta se puede calcular por sus escasos lectores. Una buena tirada es de 300 ejemplares. A los narradores le va mejor. Lo nuestro casi siempre se vincula a presentaciones y a las estrategias de venta de nuestros editores.

    El libro digital era impensado hasta antes de la pandemia. Nos habíamos quedado atrapados en el PDF y el libro impreso. La pandemia abrió un nuevo horizonte. Es interesante lo ocurrido con la Feria Internacional de Libro, este año tuvo una asistencia virtual de 800,000 visitas con un alcance de 4 millones de seguidores, la recaudación alcanzó la décima parte de lo habitual (cerca de dos millones de soles) y para sorpresa las humanidades ocuparon un lugar interesante (4). La aprobación de la Ley de Libro por el Congreso golpistas (8.10.2020)y su promulgación el 15.10.2020: Ley 31053 que extiende la exoneración del impuesto a las ventas por tres años y a la par la crea el FONDOLIBRO esperamos que aliente las publicaciones y que esta empiece a democratizarse, aun cuando la dura la realidad demanda elegir entre el pan y la belleza. 

    Soy de esa estirpe premoderna, el homus lectore, habituado al formato tradicional, voy a imaginar un nuevo poemario: Atrevido, será una pulsión intensa, un libro hiperrealista; aprendizajes de la pandemia;  es decir, una transición, plataforma abierta en el que el lector decide escribir su propio libro, que se acerca a la poesía digital, el poema como provocación.

 

(1) PUCP.  “Estado de la opinión pública, Libros y hábitos de lectura”, Lima: Instituto de Opinión Pública, PUCP: 2015 <http://repositorio.pucp.edu.pe/index/handle/123456789/52103>.

(2) OECD. PISA 2018 Results (Volume I): What Students Know and Can Do, PISA. Paris: OECD, 2019 <https://doi.org/10.1787/5f07c754-en>.

(3) MINEDU - UMC. Evaluaciones en el tiempo. Evaluaciones nacionales. Evaluación Censal de Estudiantes. 2° grado de secundaria. Resultados Generales 2015-2018 ECE. Según nivel de desempeño. Lima: Minedu, 2019 <http://umc.minedu.gob.pe/resultados-generales-en-el-tiempo/>

(4) Planas, Enrique “FIL Lima 2020: Cuántos libros se vendieron, ingresos, asistentes y más datos de la feria virtual” Entrevista a Jade García CPL,  El Comercio (8 set.2020) <https://elcomercio.pe/>.

3 comentarios:

Nedy dijo...

viendo la realidad en estos tiempos de pandemia en nuestros pueblos algunas familias se han visto obligado a comprar algunas tecnología como la radio,celular, tv para que sus hijos no se queden sin estudio. Entonces los materiales educativos deben ser digitalizada en idioma e insertada en la tecnología para que los estudiantes puedan leer, jugar, crear canciones en su idioma y para los estudiantes que no cuentan con tecnología los materiales didácticos tiene que crea un porta retrato, receta familiar, saberes de su pueblo hecho con materiales de su localidad de acuerdo a su nivel de aprendizaje.

Anónimo dijo...

En este caso los estudiantes son de diferentes realidades culturales, en las escuelas EIB también tienen deficiencia en comprensión lectora, una de las razones es que los materiales son en castellano o escritas en asheninka que en muchas instituciones de la UGEL Rio Ene Mantaro los estudiantes su primera lengua es ashaninka, dese la pandemia del COVID19 se ha incorporado con fuerza la tecnología que muchos de los estudiante no tienen el acceso al libro digital, sin embargo se tiene que adaptase al avance de la tecnología educativa que es parte de la necesidad humana.

KIMOSHIRE MESHEA dijo...

Así es maestro en realidad en nuestro contextos como ashaninka hubo la obligación en este pandemia algunos padres de familias han sido consientes de instalar DIRECTV compara radios, celulare y comprar libros como coquitos para que ellos le enseñen en la casa pero, no es su contexto ese libro no esta en su lengua originaria y los otros padres de familias no hubo el interés de compara algo para sus hijos, mas se lo llevaban en la chacras.