Dina Ananco: Sanchiu, el primer poemario wampis -pura poesía-


Dina Ananco, fotografía Facebook.

“Wake mesemar miña anentairuin nankamau uwateawai” (“La ausencia es la presencia ancestral y me recuerda a mi soledad”: 58,59), leo y me dejo llevar por el ritmo de estos versos Sanchiu (Lima: Pakarina Ediciones – CAAAP, 2021). Se trata del primer poemario escrito en una lengua amazónica indígena, su creadora Dina Ananco. La voz protagonista es la de una mujer del pueblo wampis-awajún que se expresa en una lengua originaria –el wampis- y que se deja leer en simultáneo como creación en castellano.

La poesía peruana, en esta última década, alcanza un vuelo singular en la palabra de nuestras poetas. Sus poemas tienen rostro propio, no solo han insistido en su condición femenina, de tono casi siempre paródico, versos sueltos de huesos y libres, pautan su disconformidad con loca cosa llamada realidad (incluidos los registros de la pandemia) y un permanente elogio a la palabra poética que no se subordina a los avatares del día a día. 

La cartografía de esta poesía tiene registros abundantes y con sello definido, entre ellas destacan voces poéticas de mujeres que han circulado en revistas, blogs o redes sociales, sin obviar, el tradicional libro (Karina Valcárcel, Olivia Reginaldo, Dina Ananco, Irma Álvarez, Elizabeth Ocsa Quispe, Victoria Guerrero, Myra Jara Rosa Granda o Valeria Román,  entre otras creadoras). Tales publicaciones y presentaciones las han convertido en voces que definen el campo de la poesía no por su condición de mujer ni por su condición de indígena, sino por la luminosidad que despliega la palabra y el artificio poético.

Esta colección de poemas se percibe como ritual en la que interactúa un yo-poético definida como voz femenina que deja escuchar las formas del anen. Lo que teóricamente pone en tensión texto y autor, es decir, una autora que es sujeto de cultura y al mismo tiempo un texto poético autónomo. El anen es un canto wampis que se realiza para interpelar frente a una determinada situación, incumplimiento del jefe de la comunidad, incapacidad del varón para cazar, una ofensa; o una declaración de amor o desamor; o la invocación a las deidades para su protección o permiso a los espíritus ancestrales. La voz poética se dirige al otro: “Ameka wijainchuka atsame/ Wika amejainchuka atsajai” (“No hay un tú sin mí/ No hay un yo sin ti”: 102-103); participa de un ritual, un anen diablo que se lee como se haría en la comunidad (esta vez imaginada): cuestiona, interpela, reclama; se queja, pelea, incluida el ser de sí -ella misma.  Trae 44 poemas que se leen en wampis o awajún y si no se conoce el idioma, se puede hacer en la lengua de intercambio -el castellano. 

Es importante indicar que la escritura poética la prestigia como lengua literaria y se constituye el primer libro creativo que se produce entre la comunidad wampis. Como indígena contemporánea, no le basta afirmar la lengua y crear estos anens en castellano sugieren un puente entre la cultura wampis-awajún y las otras, de allí que puede definirse como un poemario wampis y como una poética de la diversidad cultural.

Si la forma es ritual, en términos poéticos sus versos dejan entrever un texto fluido que construye la imagen que comunica con ese rasgo conversacional, aprovecha bien su aprendizaje de la tradición occidental.  Esto permite que las imágenes sean directas y acentúan un matiz testimonial.

La estructura de Sanchiu se da en el anen, un tejido que pertenece a los sueños y formatos de la poesía contemporánea peruana. Así ocurre con el anen: “No sé ustedes / A mí, a veces me da la gana de pensar como wampis / Otras veces como mujer wampis” (:29). Los poemas se organizan como un ritual en que el yo poético se posiciona de las palabras que registran, actualizan la memoria, interpelan y cuestionan su situación, la de su comunidad y los avatares del país. 



                                   Portada del poemario SANCHIU, Dina Ananco. Pakarina Ediciones, 2021.


La configuración poética de la mujer resulta de esa combinación íntima, de huellas de su cultura, exclusiones y relaciones violentas, en la que el yo poético reconstruye su identidad y autoafirma como mujer wampis.  Un concepto clave de lectura en Sanchui es el poder. No está dispuesta a “quedarse muda”, el yo poético va más allá de sus símiles y registros: árbol, ave, tortuga, tierra, rasgo tradicional –el par gente-naturaleza-. No se subordinada, incluso en el fuero íntimo.  “Puedo” es la condición del poema, de la voz: “No soy un ave para volar/ Pero sé que soy más que eso/ Y puedo volar/ Puedo volar sin que me atrapes / Sin siquiera permitir que lo pienses”, “Nuwaitjai asan iimanitjia” (Soy mujer y puedo: pp. 14-15), rasgo de ruptura, contra la tradición conservadora. En otro poema, “Atumsha urukametsu” (No sé ustedes:), se desplaza en una textualidad sobre el ser mujer wampis que transita por la ciudad y postula una identidad contemporánea. Se apropia de lo central de su cultura, la ejecuta desde su matiz paródico y desafiante; el poema cuestiona la “aceptación” y el exotismo a la que es sometida, por lo que, escribe:  “Saco mi tarach, mis collares y mis aretes de pluma y los guardo en mi mochila, bolso/ Me lavo la cara, pido un taxi por aplicativo” y la implicancia para la construcción del sujeto femenino: “Allí estoy, buscando mi identidad múltiple” (:33).  

El proyecto poético al mismo tiempo que cuestiona fluye como rabia awajún -la guerrera. Los poemas de Dina Ananco se mueven en el ámbito del ser wampis-awajún, su cotidianidad, sus creencias y relaciones con sus sensaciones, saberes, sensibilidades. Les da sentido. No se queda allí, se conectan con otros ámbitos más allá de lo cotidiano, para trasladarse al político que demanda otros aspectos de la (post) modernidad y de la identidad wampis. Recuerda todos los males que ocasionó el presidente que declaró que los indígenas amazónicos eran ciudadanos de “segunda categoría” y responsable de los violentos hechos de Baguazo (5 junio 2009). El suicidio aparece vinculado a la condición de mujer, pero también al político, al cobarde, a Alan García. O: “Gringa, junik anentaimchauwa / urutai nunkemincha waketkittam, tusameapi inintiamea” (Me preguntas gringa atrevida / ¿cuándo regresa a mi pueblo?: 84-85). De allí que el poemario también se lee como ológrafo político, como una anen que ritualiza la cultura e interpela la globalización.

Sanchui, primer poemario en lengua indígena amazónica -wampis, se instala como libro río, bosque, mito, que nos desborda; intenso y novador en un formato contemporáneo con el arraigo ritual del anen, pura poesía.


Gonzalo Espino Relucé


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