Aporte de Otuzco a la cultura nacional por Saniel E. Lozano Alvarado

Discurso en la Ceremonia Central por el 153 aniversario de creación de la provincia
de Otuzco, en que se declaró Hijo Predilecto al autor


INTRODUCCIÓN
No conocemos antecedentes de estudios relacionados con el proceso científico cultural y  literario que ofrezcan un panorama integral  y panorámico sobre la creación y producción intelectual a nivel de la provincia de Otusco; conocemos, sí, importantes obras que desarrollan aspectos aislados o parciales en determinadas áreas. Por ese motivo, con el presente trabajo pretendemos contribuir, de alguna manera, a cubrir tal vacío u omisión que, sin embargo, no es exclusiva de esta parte del país, sino probablemente un fenómeno común a otras provincias y regiones, lo que no significa ignorar meritorios esfuerzos y realizaciones de distinguidos creadores e investigadores.
De manera específica, en el caso cultural, artístico y literario de Otusco, percibimos en los autores registrados una auténtica voluntad de arraigarse en los orígenes; de establecer lazos inarrancables con la tierra nativa; un deseo continuo de volver por parte de los emigrados; una clara actitud de identificación con el suelo natal y sus productos espirituales e intelectuales. Tenemos pues un buen número de autores, en los diversos campos, que exhiben una respetable producción que indica claramente que Otusco no es una referencia pasiva, que solo vale por ser el núcleo de la más importante festividad religiosa de buena parte del norte del país.
Por eso, pensando en otro nivel y en un ámbito más vasto, por más que la mayoría de naciones, como la nuestra, hayan entrado al fenómeno de la globalización y la modernidad, en este proceso no podemos ser simplemente observadores o usuarios y consumidores, sino interlocutores, transmisores y participantes activos en la producción, valoración y propagación de los frutos superiores del espíritu, con una clara conciencia de lo que nuestros antecesores, contemporáneos y nosotros mismos han sido y somos capaces producir y crear. Lo que hace falta sí, es un mayor conocimiento, valoración y difusión en la comunidad, especialmente en las jóvenes generaciones, pues todo proceso de valoración empieza por el conocimiento, la comprensión y la valoración de lo que somos y producimos.
En un ambiente así esbozado debe entenderse nuestra inquietud que ponemos a consideración de la comunidad congregada en una fecha tan propicia como es la conmemoración de un aniversario más de creación política de nuestra provincia, desde que el Presidente de la República, Mariscal Ramón Castilla, promulgara la respectiva ley un 25 de abril de 1861.
Esto es precisamente lo que me propongo ofrecer como un pálido e insuficiente pero sincero tributo de gratitud a la corporación municipal presidida por el alcalde Helí Verde Rodríguez y al pleno de regidores que lo acompañan en la difícil, pero trascendental tarea del gobierno municipal por la decisión de honrarnos con el otorgamiento de  reconocimientos y distinciones tanto al autor de esta disertación, como al notario Julio Estuardo Luján Moreno, al médico José Evangelista Vargas y al decimista Samuel Quispe Alvarado. Ojalá los homenajeados seamos dignos de llevarlos. Por eso expreso mi mensaje de gratitud a los regidores: Uvar Alvarado Rodriguez, Juan Ybáñez Contreras, Juan Avalos Rodríguez, Hita Rodríguez Herrera, Jorge Peralta Castillo, Manuel Gutiérrez Ulloa, Jesús Joaquín Ruiz, Javier Minchola y, de manera singular, por la amistad y consideración con que me honra y enaltece, Julia Soto Deza.

LA TRADICIÓN ORAL Y POPULAR
El más lejano antecedente de recopilación del relato de tradición oral en la región es el sacerdote Jesús Calderón Urbina, quien, bajo el seudónimo de “Rondel” publicó en 1969 sus “Leyendas del Departamento de La Libertad”, que apareció con prólogo de su paisano, el narrador popular y costumbrista Euclides Santa María Corcuera.  Yo mismo, al emprender una tarea similar, me topé con esas formas de la realidad en la que coexisten lo verídico y lo fantástico, lo histórico y lo imaginario, lo racional y la creencia. Entonces en el mencionado trabajo de “Rondel”, en mi libro “La tierra encantada” o en el volumen “Mitos y leyendas de Otusco”, de Efraín Orbegoso, aparece una serie de textos pertenecientes al relato de tradición oral de diversos lugares de la provincia, como: “El nombre de la virgen de la Puerta” (Otuzco), “El cerro encantado” (Mache), “La virgen que no quiso estar en Chuquizongo” (Uquil), “El encanto del cerro El Urpillado” (Sinsicap), “La virgen del sombrerito” (Salpo).
En el cuento folclórico, tradicional y costumbrista, con un lenguaje sencillo y coloquial, pintoresco y divertido, con una vena de infaltable humor, destaca la producción de Euclides Santa María Corcuera, de producción dispersa, mayormente difundida en publicaciones periódicas y eventuales, aparte de sus breves libros “Estampas andinas” y “Nuevas estampas andinas”. En Salpo, en mi libro “Cuentos de mi padrino y otras mentiras”, he recreado los relatos pletóricos de humor, imaginación y fantasía, del extraordinario imaginero Roberto Cava Noriega, cuyo hijo, de similares habilidades narrativas, radicó precisamente en esta ciudad, donde tomaba el pelo a muchos otuscanos, lo que motivó que el mencionado Efraín Orbegoso Rodríguez incluyera varios de esos relatos en el capítulo “Las mentiras de don Rodrigo” de su libro “Mitos y leyendas de Otusco” (1998). Cito al respecto una muestra:
LA CONFESIÓN
Don Rodrigo fue hombre creyente y salía el Viernes Santo de Santo Barón. Pero para poder hacerlo quienes tenían el honor de descender de Jesucristo de la Cruz, debían confesarse y comulgar. El curo que lo confesó y comulgó tenía fama de gustarle frutas maduradas en sedas y sabieno él de esto, al momento de confesarse, dijo:
-“Padre, excúseme que soy un gran pecador”, y el confesor le contestó: -“Hijo, la confesión la instituyó nuestro Señor para el perdón de los pecados. Habla, hijo, que lo que digas es “secreto de confesión”. Seguro de ello, don Rodrigo le expresó: -“Padre, perdóneme porque además de mi esposa tengo tres mujeres más: una es la fulanita, otra es la menganita y la tercera es la que le da la pensión”. Agregó que el cura se quedó mudo y don Rodrigo le dijo: -“Padre, ¿me va a perdonar los pecados que le acabo de confesar”. A lo que el cura replicó: -“Te perdono, hijo, porque desde ahora eres mi hermano y puedes comulgar para salir de Santo Barón”.
Así se comprobó lo que se decía del señor cura y el pueblo lo montó en un burro y lo expulsó de la ciudad. ¡Don Rodrigo siguió siendo el esposo ejemplar que siempre fue.

LA POESÍA
Los más lejanos antecedentes de la poesía otuscana registran dos nombres de formación autodidacta y creadores de una poesía espontánea y popular: Rumaldo Luján Figueroa (1860-1935) y Manuel María Orbegozo Gutiérrez (1855-1941). El primero fue autor de cuartillas que buscaban zaherir más que hacer reír; por ejemplo, estos versos en el que se burlaba de una obra mandada hacer por la autoridad municipal de su tiempo:
El relojito de Otusco
Tan ordinario como es
Armadito por un chusco
De las horas al revés.
Las cuartillas del segundo desarrollaban temas generales, como el centralismo, al que combatía, pero más se centraban en temas locales específicos de la provincia:
Otusco es la bella tierra
Donde hace años nací.
Vive ella conmigo en guerra
Porque no he de morir aquí.

Ismael Orbegozo Polo  transitó entre la poesía contestaría y el infaltable sabor raigal, como se aprecia en los poemas “Alerta pueblos de La Libertad” y “Cholocday”, poema del cual cito estos versos:
Las peñas y retamas que salpican tu suelo,
Te han bordado un manto de una a otra loma;
Y la cruz de tu cima, un gigantesco vigía
Que vela por el pueblo de Otuzco, noche y día;
Y tu mole de granito –aunque parezca broma-
¡Un corazón inmenso que está besando al cielo!

Rondel desarrolla temas de amor filial y familiar (“Madre mía), la naturaleza (“Primavera”), la orientación mística (“¡Señálame el camino, Señor!”), la tendencia hispanizante (“La música de España”). Por otro lado,  el apego a la tierra, la reafirmación de la fe, la adhesión a los temas nativistas, las palpitaciones y ansiedades del amor, la preocupación social y educativa, aparecen en tres poemarios inéditos del maestro y poeta, que también fue alcalde de la provincia, Fidel Horna Cortijo. Me refiero a “Nimbos”, “Ritmos huraños” y “Los pobres”, que bien merecen una edición especial para que no se pierdan en el olvido.
A esta relación puede agregarse los nombres de Gustavo Rojas Vela y, sobre todo, Teodoro Caseaux Loyola, magnífico poeta de ideología marxista-leninista y también de pensamiento cristiano, que no tenía reparos en salir de barón en la procesión de Viernes Santo. Sobre la poesía de ambos, sin embargo, tenemos una deuda pendiente hasta tener mayor información.
Ampliando el ámbito geográfico, en  Agallpampa  nos encontramos con la afortunada realización que significa la producción de Carlos Prado Muñoz, cuyo poemario “Imágenes rotas” brota de la presión entre las ilusiones y la realidad, entre los anhelos de justicia social y la evocación de los ancestros telúricos. Su parquedad en la producción, sin embargo, se ha apuntalado no hace mucho con otro poemario: “La casa no existe pero nos alumbra”, que el año 2010 fue premiado en el Concurso Nacional de Poesía “Ciudad de Huamachuco”.
En el distrito de Usquil apreciamos la expresión de la inquietud social y romántica plasmada en los logrados versos de Manuel Alfaro, así como en las traviesas, juguetonas y humorísticas creaciones de Samuel Quispe Alvarado, quien bajo el ropaje de una estrofa de vieja estirpe hispánica, pero de contenido local y regional, es autor de “Décimas orbitantes”, algunas de cuyos versos al mismo tiempo irónicos y amorosos, dicen sin aspavientos:
Seis mujeres yo tenía,
 con cada una gozaba;
 de las cuatro que ahora tengo
 eres tú la que me acaba.
La afirmación raigal y el apego con su tierra lo apreciamos en esta décima:
Es así como me llama,
pleno de amor natural,
Usquil, mi tierra natal,
ciudad del Alto Chicama.
Y hoy que la nostalgia inflama
mi añorante inspiración,
en alas del corazón
subo allá con fiel empeño
recordando entre mi ensueño
cien agostos de ilusión.

En el distrito de Mache solo conocía la producción aislada  y solitaria del médico y poeta Carlos Homero Paredes, autor del brevísimo “Mache Mache” (1988), que me llegó por un fraterno alcance de Alberto Moya Obeso; pero estaba equivocado o por lo menos ignorante, pues el año pasado el mismo autor me hizo llegar toda una serie de títulos publicados desde hace varios años  en Lima: “Piedra filosa” (1990), de poesía no telúrica ni raigal, sino trascendente y metafísica; “Diálogo directo” (2000), entusiastamente saludado por el poeta José Pavletich, quien subraya que la poesía del autor “proviene de otro tiempo, nos llega a través de sus memorias ilímites, de una tradición amalgamada con su sangre”. Otros libros de Paredes son: “Garabatos de ensueño” (2000), en el que desarrolla una poesía en que se amalgaman el sentimiento y la reflexión, la emoción y el pensamiento, el sustrato y la dimensión filósófica, la ciencia y el verso”; “Enajenación trascendente” (2000), de temática diversa y honda meditación sobre la naturaleza y proyección de la palabra, la libertad, la salud, la juventud, la fraternidad, la reencarnación, la plegaria a Dios. A esta relación agregamos los poemarios “Rosa inventada”), “Silencio y crepúsculo” y “Canciones apagadas”. Carlos H. Paredes se revela como un poeta de expectante nivel y maduración creadora. En el poema “Gorriones” escribe estas líneas, en las que sutilmente se desplaza desde la perspectiva humana a la insólita y sutil condición de las aves del campo:
 “El manido valle de lágrimas no existe para nosotros los pájaros. Nosotros cantamos a la vida, buscando los frutos dulces, no lo amargo, ni agrás. Cuando callamos, es porque así lo quiere el bosque, o quizá Dios que es el dueño mayor. Entonces el trino se apaga sigiloso, resignado y agradecido; pero claro, ya hemos cantado, ya hemos vivido”.
Mi distrito de Salpo es el espacio privilegiado que exhibe una amplia muestra de creadores no solo literarios, sino también en otras áreas. En poesía son altos nombres los casos de Juan Paredes Carbonell y Claudio Saya, ambos miembros del esclarecido Grupo “Trilce” de Trujillo. El primero es autor de una fecunda producción, en cuyo conjunto citamos: “Biografía del amor sin nombre”, “Meditaciones de un oso caminante”, “Balada de la mujer y los jardines”, “El pez y la espada”, “La familia sagrada”, “Elogio a la señora del manto oscurecido”, etc.; Claudio Saya pretendió fundar una tendencia poética singular, conocida como el sintesismo, es decir poesía de síntesis, breve, pero de largo y profundo alcance. Cito esta muestras de su poemario “Trinidad de luz”:
Crucíficame en el aire
con tus manos fluviales
y llorará la luz
bajo la sombra.
Asimismo, recientemente hemos accedido a la poesía de los hermanos Manuel y Javier Calderón Avila, autores de los sorprendentes volúmenes “El amor es poesía… el hombre es poesía” y “Versos por espigar”, respectivamente. Esta inspiración poética no sorprende, porque ambos son hijos del poeta autodidacta, que no tuvo formación literaria, pero sí inspiración espontánea de sustrato telúrico y raigal
Otros nombres importantes son: Emberto Narciso Carranza, fallecido en plena juventud, cuando aún se esperaba una poesía más ascendente y sólida, que su breve y solitario poemario “Peldaños”, de temática variada, con un sutil trasfondo popular; Godofredo Guevara Rosario (“Rostros sangrantes”), Víctor Julio Ortecho  (“Surcos vitales” y “Tiempos de esperanza”), Víctor Manuel Sánchez Rodríguez (“Versos de amor”) y Carlos Olivares Luján (“Motivos funestos”).

NARRACIÓN
En este género consignamos, en primer lugar, la obra de Lorenzo Morachimo Torres, nacido en Otusco, pero que se crió y educó en Huamachuco y cuya producción como narrador la encontramos en las obras: “El héroe de Güeppi”, biografía novelada del sargento Fernando Lores Tenazoa; “Mi capote” (1974), conjunto de once relatos de tema castrense; “Cuadros de mi región” (1980), reunión de ocho relatos ambientados en el eje Huamachuco- Otuzco y Trujillo; “Huasimo-Cazaderos”, que lleva el subtítulo “Un episodio de la campaña militar de 19412. Recientemente, Elmer López Guevara ha publicado “El hombre que tenía medio morir”, con el que obtuvo el Premio Copé a nivel latinoamericano; Carlos Aroni Valdiviezo, de quien, lamentablemente, no tenemos mucha información, pero cuyos relatos se ambientan en diversos lugares de la provincia.

PERIODISMO
Aunque la figura contemporánea principal es Manuel Jesús Orbegozo, distinguido miembro del Grupo “Peña del Mar”, al que también pertenecieron los escritores Antonio Fernández  Arce, Eduardo Quirós Sánchez y Amado Horna Medina, muchos de sus reportajes, publicados  inicialmente para los medios periodísticos en los que trabajó, especialmente el diario “El Comercio”, han sido reunidos en sus libros: ”Reportajes” (1958), “Hombres y hechos del mundo” (1989), “Mujeres y hechos del mundo” (1999);además ha escrito los libros “Reportaje a China” (1972) y “Tian Anmen: La otra cara de la medalla” (1989), Segundo Llanos Horna, natural de Chuquizongo, ex Decano del Colegio de Periodistas del Perú y también Presidente de la Federación de Periodistas del Perú, autor de diversos manuales y textos universitarios sobre periodismo, además de esclarecedores libros de historia, investigación y crítica en  tan polémico como apasionando campo, y en cuyo conjunto consignamos estos títulos: “Trujillo y el periodismo” (2006), “Los periodistas de La Libertad” (2004) y “Historias trujillanas de periódico” (2012).
Otros distinguidos periodistas de cultura y opinión son los mencionados Juan Paredes Carbonell y Víctor Julio Ortecho Villena. También está el nombre de Manuel Rodríguez Romero, natural de Carata, ex Director de La Industria, de Trujillo y Decano del Colegio de Periodistas de La Libertad en dos periodos.
Finalmente, cito el nombre de un visionario ilustre, pero seguramente desconocido para la mayoría de otuscanos: mi paisano Teófilo Vergel Carranza, fundador, conjuntamente con Edmundo Haya (padre del líder político, del diario “La Industria”, de Trujillo.

ARTES PLÁSTICAS Y GRÁFICAS
En el arte de la xilografía, dibujo y grabado en madera Otusco exhibe la figura incomparable de Mariano Alcántara Morachimo, de formación autodidactica, pero que alternó con personalidades sobresalientes del indigenismo pictórico nacional, como José Sabogal, Julia Codesido, y Camilo Blas. Artista singular, extraordinario, incomparable, destacó en las xilografías y dibujos que creó para ilustrar artículos en periódicos y revistas de su tiempo.
En pintura hay dos artistas sobresalientes: Armando Reyes Castro, de Agallpampa y Max Lois Lázaro Moya, natural del paraje solitario de Urmo, arriba de Turcumarca, entre Pachín Bajo y Pachín Bajo. El primero, después de transcurrida su niñez emigró a Trujillo, donde prosiguió sus estudios secundarios y formó parte del recordado Grupo “Trilce” e inició su sobresaliente trayectoria pictórica; el segundo, estudió pintura en la Escuela de Bellas Artes “José Sabogal”, de Trujillo, bajo la dirección del notable maestro indigenista Pedro Azabache Bustamente. Ambos artistas actualmente han inaugurado sus respectivos centros artísticos y Max Lois, que ha adoptado el nombre de su parcela natal (Urmo), también ha incursionado en la poesía infantil.

ESCULTURAS Y TALLADOS
El modelado artístico de la piedra, de grandes, enormes y voluminosas dimensiones, encuentra su más auténtico artífice en Isidro Gutiérrez Alfaro, quien, nutrido del espíritu telúrico andino, ha desarrollado un arte vigoroso extraordinariamente expresivo, frecuentemente portador de mensajes, temas y valores andinos, de identificación con las raíces ancestrales, de una fuerza creadora titánica e inigualable. Como su materia prima es la piedra de grandes dimensiones, cada una de sus esculturas pesa varias toneladas. Por eso el crítico italiano Paolo Pretori ha dicho que “Gutiérrez mueve las montañas”, mientras que el crítico alemán Jurgens Weichrdt ha señalado: “las esculturas móviles en piedra con una invención de Isidro Gutiérrez Alfaro, como son las que creara Alexander Carder, pero la diferencia está en que las piedras son más pesadas y la inspiración es latinoamericana”.
También natural de Salpo, el maestro Oswaldo Ponce Castro es un artista en el tallado de la madera. En sus trabajos realizados destacan: discos, platos, marcos, fuentes y diversos recipientes. Sin embargo, sus más grandes logros los ha obtenido en la confección de sagrarios y altares de las iglesias católicas. Con este respecto, considera que su obra maestra es el retablo construido para entronizar a la Virgen de la Puerta en la iglesia San Agustín, de Trujillo, que constituye una réplica del altar del templo de Belén. Otras obras realizadas por este notable artista son el altar mayor del templo de Santiago de Chuco, de grandes dimensiones (12 m. de altura), el Cristo Resucitado, de dos metros de altura, ubicado en la iglesia San Pedro Nolasco; una obra similar en el colegio San Martín de Porres, del distrito El Porvenir y hermosas réplicas de los famosos balcones trujillanos que lucen en el Congreso de la República. Por su extraordinaria trayectoria, Oswaldo Ponce Castro ha recibido diversas condecoraciones, siendo una de las más importantes la del Festival “Grandes Maestros Nacionales de Artesanía Peruana” (1999)  y la Medalla al Mérito “Juan Pablo Vizcardo y Guzmán” otorgado por el Congreso  de la Nación.

EDUCACIÓN Y CIENCIAS SOCIALES
El más sobresaliente investigador de la geografía regional es, indiscutiblemente, el maestro Efraín Orbegoso Rodríguez, autor de la monumental obra en dos tomos “Geografía de la región La Libertad” publicada en dos tomos (1987 y 1997). No se conoce ningún otro trabajo similar en las demás regiones del país.
A dicha obra le han proseguido los libros: “Tres estudios del Perú profundo” (1989), que además desarrolla los capítulos Interpretación de un manifiesto de carnaval y El pensamiento geográfico de José Faustino Sánchez Carrión; “Recursos y atractivos turísticos Otusco” (1995), “Mitos y leyendas de Otusco” (1998), cuyo título no expresa directamente el contenido, en el cual se incluyen los capítulos:  “El potencial económico de la provincia de Otusco”, “Las mentiras de don Rodrigo”, “De la filosofía y el humor otuscano”, “La sublevación de Otusco 1780-1782” y “Elogio de la mujer otuscana y otros ensayos”. Tan proficua producción se complementa con sus libros “Cuatro ensayos sobre la Región La Libertad” (2000) y, finalmente, “Otusco y la virgen de la Puerta” (2004).
En la ciudad capital de la provincia es justo citar estos nombres importantes: Zalatiel Peralta Sánchez, fundador de la Escuela Elemental de Varones; María Herminia Armas, fundadora de la primera Escuela Elemental; María Esther Arangurí Luján, directora del Centro Escolar de Mujeres 252 y muy aficionada al canto y al violín; Blanca García Acevedo, fundadora y animadora de la Biblioteca Municipal, que fue un verdadero foco cultural y académico durante más de treinta años; Celia Rosa Espejo Carranza, entusiasta organizadora de tertulias literarias; y María Josefa Rodríguez Zavaleta, una de las más distinguidas maestras que ha tenido Otusco. También hay que mencionar el caso de Juana Peralta García, dotada de gran ingenio e inteligencia, muy hábil para “tomarle el pelo a cualquiera”.
Natural del distrito de Mache, Alberto Moya Obeso, ex Decano de la Facultad de Educación y actual Director de la sección de postgrado en educación de la Universidad Nacional de Trujillo,  es uno de los más importantes teóricos y didactas de la educación y la metodología de la investigación. Su pensamiento y experiencias las ha volcado en importantes obras y textos universitarios, como: “El proyecto de investigación científica” (1994) y “Pensar/investigar en la Era del conocimiento” (2010).
También debo consignar un nombre que no fue investigador ni científico, pero sí gran humanista no obstante su condición de hacendado de Machaytambo. Se trata del benefactor Juan Alvarado, quien fue diputado por la provincia de Otusco. Honda y sinceramente consciente de los valores trascendentales de la educación para el ser humano, en la “Escuela de Varones N° 255 de Salpo, hasta fines de la década del 50, instituyó el premio que llevaba su nombre para el mejor alumno del cuarto año de primaria; no se premiaba al mejor de la promoción, porque este, según las políticas del gobierno de la época, estudiaba becado en la ciudad de Trujillo. El premio en referencia estaba dotado de cien soles que, al cambio actual, equivaldría a la fabulosa suma de cien mil soles oro. El mencionado hombre público, en sus continuos viajes a esta ciudad hizo construir la escuela, ahora el considerado colegio emblemático “Juan Alvarado”. Caso singular sin lugar a dudas.

CIENCIAS JURÍDICAS
Aquí destacan estos nombres: Jorge Angulo Argomedo (La Cuesta), uno de los más importantes especialistas en Derecho del trabajo y autor de “Apuntes y recuerdos de mi comarca, el Perú y América”; Víctor Julio Ortecho, ensayista y jurista, autor de diversas obras en Derecho. Puede agregarse el nombre de Sigifredo Orbegoso Venegas, pero falta profundizar más en su producción. Y ya que se trata del campo del Derecho, no puedo obviar dos nombres de mi pueblo que, en su oportunidad, han sido presidentes de la Corte Superior de Justicia de La Libertad: Diómedes Rosario Peralta, designado por el gobierno de la época y Nelson Lozano Alvarado, que accedió a la magistratura oficial después de haber obtenido el primer puesto en el concurso a nivel de todo el país convocado por el Consejo Nacional de la Magistratura.

CIENCIA
La principal figura es, según cierta opinión bastante difundida en los sectores intelectuales y académicos, el caso del físico nuclear Modesto Montoya Zavaleta, natural también de Salpo, mi pueblo.

¿ALGO MÁS?
Por supuesto, también el famoso Festival Internacional de Primavera, de Trujillo, fue iniciativa de un otuscano de mi distrito: Alberto Novoa Fernández, quien amalgamó la experiencial vital del Desfile de Antevíspera que se realiza todos los años, el 22 y 23 de setiembre, como parte de los festejos en honor a la Virgen de las Mercedes, con sus observaciones personales en cierta ciudad norteamericana, a donde fue a estudiar Ingeniería. A su retorno, como miembro del Club de Leones de Trujillo, propuso sus ideas y planes y en 1950 desfiló el primer Corso por las calles de la capital de nuestra región.
Por último, debo citar el aporte del canónigo, filósofo, magnífico orador sagrado, músico, Andrés Ulises Calderón de la Cruz, uno de los principales fundadores de la primera Casa de la Cultura del Perú, antecedente de lo que actualmente constituye el Instituto Nacional de Cultura, y también el caso de su sobrino, el prestigioso y virtuoso violinista Francisco Pereda Calderón, quien radica hace varios años en México, pero que retorna con frecuencia a Trujillo, para el desarrollo de los Festivales Bach, que es su más notable aporte a la cultura músical.

¿Y AHORA?
La relación anotada, en realidad, es solo una breve muestra de lo mucho que viene produciendo la provincia de Otuzco en el desarrollo cultural. Deben haber varios nombres omitidos o ignorados, pero no intencionalmente. Lo que ahora viene a la reflexión es ¿cuánto de esto conoce la comunidad? ¿Cuánto conocen los niños y jóvenes? ¿Cuánto de esta producción se incluye, por ejemplo, en los planes lectores? ¿Cuál es el rol de la educación?
La ubicación geográfica de la provincia es estratégica, pero en una situación bisagra: por un lado mira a la costa, a la urbe, a la modernidad, que trae muchos signos no siempre positivos sino más bien sombríos y preocupantes; por otro lado, se comunica e interrelaciona con la plenitud del Ande, que aún conserva la tradición, el folclore, las costumbres nativas, el fervor religioso. Entonces ¿qué va a ocurrir después, quizá dentro de poco, si las instancias de gobierno siguen pensando que su rol principal es construir obras materiales, mientras que optar por la educación y la cultura no arroja dividendos políticos o partidarios? ¿Qué rol le corresponde a la educación más allá de sus funciones administrativas o lectivas? La regidora Julia Soto Deza, sin ser maestra de formación, estaba impulsando y promoviendo el formidable proyecto “Promo Libro”; pero, ¿qué más hay?
En este panorama es alentador que la Municipalidad esté conducida e integrada por varios maestros, quienes conocen directamente la realidad de la provincia; por lo tanto, están en condiciones de liderar el cambio y desarrollo de nuestro ámbito territorial, como lo evidencian diversos signos, que indiscutiblemente están otorgando una nueva imagen física, social y cultural. Por lo menos, es nuestro testimonio e impresión personal. Ojalá continúan por esa senda.
En el reconocimiento de este contexto, es reconfortante asistir y participar en estos gestos que se dotan de altísima espiritualidad y valor educativo, cultural y cívico. Por eso, ojalá mis días sean dignos de llevar la distinción de HIJO PREDILECTO DE LA PROVINCIA DE OTUSCO,  generosidad que me motiva a reiterar mi gratitud  y reconocimiento al alcalde Helí Verde Rodríguez y a los señores regidores. El acuerdo unánime de la corporación municipal tiene también un primordial contenido ético y magisterial.
Otusco, 25 de abril del 2014.