El zorro aparece en todo tipo de
discurso andino y privilegia el relato. Las adivinanzas y las canciones son
también recursos en los que el imaginario ha impuesto la imagen del zorro sin
la abundancia de los relatos, aunque son escasas y en el cancionero el zorro
alcanza dramatismo con un hipersentido como a continuación exploraré. “Zorro Quemao”
le decían a uno de mis paisanos y de hecho su hijo heredó el nombre, lo
llamamos “Zorrito”. Le pusieron ese apelativo porque era un niño muy inquieto y
travieso, pero con el correr de los años se le sumo adjetivo “Quemao” porque era morocho, de piel oscura, pero
sobre todo, por ser palangana[1].
Pero de los sobrenombres pasemos a los
insultos que entre los andinos no solo hiperbolizan sino que tiene una de las
más fuertes cargas semánticas: zahiere e intimida. El insulto –kamana-kuy, siempre supone replica- que
anoto denigra a una persona que se muestra como alguien que aparentemente tiene
una buena posición económica, su contrincante, lo rechaza y lo vilipendia:
Yarqasqa, atoqpa mana munasqan tullu aycha
Hambriento,
enclenque, sobra que dejó el zorro.
(Escobar-Escobar
1997).
La expresión es brutal. No solo es
un hombre pobre y debilucho, todavía más, es un hambriento que ni siquiera
alcanza a comer las sobras del zorro. Para el runa no es nada, el burla lo hace
utilizando la imagen del zorro, y de este toma dos características: la primera,
proviene de la incertidumbre y penuria que pasa el zorro para conseguir sus
alimentos; hambriento y tan pobre como atuqcha; y, la segunda, de su condición -y
ya en el ámbito silvestre- del lugar que ocupa en la jerarquía del reino animal
en su relación con el cóndor: el zorro espera que el cóndor termine de comer,
este siempre deja parte de su depredación para su compadre. El insulto se
localiza punzante en que su hambre ni siquiera alcanza a las sobras del zorro, ni
siquiera sobras puede exhibir. De esta manera, el insulto, kamara-kuy, resulta zahiriente
y sórdido, brutal y denigrante, culminante.
José Luis Ayala (1989:39) transcribe
en la lengua que aprendió a escribir en la escuela, una adivinanza aymara:
¿Qué cosa es,
qué cosa es:
el que corre con
nariz puntiaguda?
Rpta.: Zorro
Esta testimonia la diversidad
discursiva y la presencia del zorro, sea en dichos, refranes, adivinanza,
canciones, etc. En el transcurso de mis pesquisas Néstor Espinoza me sugirió,
en marzo del 2012, que indagará sobre las adivinanzas. Su conversación fue
precisa, permitió recordar que la imagen del zorro no solo pertenece a la
narrativa o los rituales andinos, sino que, existen un conjunto de formas
discursivas. En aquella oportunidad conversamos sobre las diversas posibilidades
en las que aparece el zorro y simultáneamente recordó algunas adivinanzas. Unos
días después me alcanzó algunos ejemplos de watuchi-kuna
quechuas, por esos días me puse en contacto con dos amigos, Washington Córdova
(1, 4 y 5) y Gloria Cáceres (2). Los tres coinciden en que los watuchi-s sobre
zorros son en realidad escasos: “Parece ser que el zorro no anda mucho por las
adivinanzas, como lo hace por los cuentos y las fábulas”, comenta Néstor
Espinoza (3) los suyos vienen de la zona de Ancash.[2] Junto
a su envío, Gloria Cáceres Vargas, me comentó: “sobre zorros/atuq he encontrado
pocos, en cambio sobre los escarabajos, perros, etc. hay muchos”.[3] Las
que presento, la debo principalmente a Espinoza,
Cáceres y Córdova. En los watuchi-kuna, las adivinanzas quechuas, podemos
advertir el siguiente mecanismo de enunciación, como ha explicado Córdova:
(1)
Imallanpas haykallanpas
Adivina, adivinador:
|
Premisa
|
|
Imataq
¿Qué es?:
|
Pregunta
|
|
Tutalla wallpa suwaq
Sólo de noche roba la
gallina.
|
Planteamiento
|
|
ATUQ.
Zorro.
|
Respuesta
|
La premisa generalmente es una
invitación a participar (Imallapas haykallapas? O “Imapas, imapas?”, ¿Qué será,
qué será? O “Imallanchiq aykallanqchiq, ¿Qué es? ¿Cómo será?), que implica la
pregunta (Imataq). Luego se interroga a partir de un enunciado que apela a una
metáfora o símil que no siempre es explicita. Se incluye algún elemento que
define al objeto o ser sobre el que se indaga. Los temas sobre los que se
pregunta tienen que ver con las características del zorro, sus habilidades y se
lo asocia a los dioses andinos.
(2)
Waska chupa Maguito
maguikurucha con rabo de soga
(Atuq) (Zorro)
(3)
Imatashi, imatashi
kallá Qué cosa, qué
cosa dicen que soy:
chakcha rinri, Orejas paradas,
mallaq toqay, saliva
hambrienta,
sua kiru. diente que roba.
(El
zorro)
(4)
Imallanpas
haykallanpas, Adivina adivinador,
imataq: qué será:
Chisiyaykuyta Aquel que al atardecer
apukunawan
rimaq habla con los dioses
(5)
Imallanpas haykallanpas, Adivina adivinador,
imataq: qué será:
Thuta awllan, De noche aúlla
manataq
alquchu; y no es perro;
chakinta
huqarispa hispaq, orina levantando las patas
manataq
allquchu y
no es perro.
Los watuchi-s tienen que ver con la
idea de amarrar, como en los tejidos siempre serán concretos, de expresión
directa y rítmica; su(s) enunciado(s) suele(n) ser proposiciones que debe(n)
resolverse. En (2) es la descripción de una de sus mayores cualidades, su cola,
con la que encanta a sus presas y que a su vez se asocia (4) y se lo describe
como el “perro” de la huacas -apus, jirkas, huamanis. En (3) a la imagen del
atuq, se le agrega dos características “mallaq” y “swa”, “hambriento” y “ladrón”
que, al igual que (5), se le asocia al perro –su natural enemigo-, pero se lo
describe como personaje de la noche.
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