“¿Puedo
asentar mi ollita en el fogón?”
Odí
Gonzales
Todo parece indicar que la marca Perú se incorporó
como imagen de los peruanos, hay los fanáticos y los opacos, los avispados y
los deshabituados. Marca
Perú se ha convertido en el icono que goza de la aceptación popular y al
mismo tiempo aparece como resemantización de la diversidad a partir de
algunos elementos que pueden movilizar
al país (lo revelan los múltiples usos populares que no han pasado –necesariamente-
por la autorización de Prom Perú). Es, sin duda, un logro para la vida espiritual
del país, una suerte de aliento pequeño, pero fresco en medio de la incertidumbre
vivida por los avatares del año electoral. Junto con este símbolo está la gente
modesta del Cumbe, del pueblo de
Cajamarca que mejor representa el retrato del Perú 2011. Insistieron en la defensa del agua, se movilizaron y
fueron satanizados (izquierdistas, radicales y ecologista, hasta terroristas) por el actual gobierno que se extralimitó en sus funciones (cierre de
las cuentas del Gobierno Regional de Cajamarca,
estado de Emergencia, negociaciones paralelas, etc.). Los pobladores de
Cajamarca han dado la voz de alerta a todo el país: el agua se defiende, el
agua nos pertenece. Conga no va. Insistimos,
marca Perú y la defensa del agua por el pueblo de Cajamarca son los
símbolos del Perú 2011.
Los avatares en torno a la muerte de Ciro Castillo
tienen una tragicómica representación en la escena política. Empezando por la
satanización de los progresistas y de la izquierda que llegó al gobierno. Grosera,
chanchada y hasta cínicas resultan los agravios a la gestión de Susana
Villarán, alcaldesa electa, al frente del gobierno Municipal de Lima. Similar
situación ha vivido desde el shock mediático en
su campaña electoral el actual presidente del país. Ya en el gobierno los
nacionalistas vivieron la ofensiva de la derecha. La rudeza de la derecha
conservadora se estrenó contra el congresista Omar Chehade, acorralado en una cena de la que se ha hecho
escarnio obsceno. El asunto era sin duda, parte
de la agenda conservadora, anular políticamente a quien se opuso por razones
legales a la amnistía a Fujimori. Asunto que tuvo un curiosísimo reclamo del presidente Ollanta
(pedido al rey: http://www.youtube.com/watch?v=7IPsts1_h8Q)
para que paguen los impuestos que Telefónica
debe al Perú y la inesperada declaración del teniente coronel, presidente Ollanta Humala, "Sí
se puede tener el oro y el agua a la vez" (El comercio, 24.11.2011), en la
que nuestro presidente no prioriza ni atina, olvida dos asuntos de su agenda:
la defensa del agua y dos, los estándares internacionales que hay que exigir a
la minería. Las respuestas a las justas
protestas del pueblo de Cajamarca fue el exhibicionismo y autoritarismo que protagonizó
el actual premier (Estado de emergencia, cierre temporal de las cuentas de la
Región, mesa de concertación desautorizada, etc). En esas condiciones, imposible una mesa de diálogo.
Lo cierto es que la viveza del capital ha querido
hacernos el cholito, han querido matar nuestros dioses y secar cuatro lagunas
porque un proyecto “ultramoderno”, signo
del progreso, quiere almacenar el agua
(claro, para negociarlo). Digo, cholito, porque Yanacocha ha buscado hacernos
creer que tendremos más agua (para ellos, como ya lo dije, se trata de un negocio
estratégico: el agua). Entre la población popular no hay oposición al
desarrollo, al tan careado progreso; la oposición es contra los malas prácticas
de la mineras, empezando porque no muestran estándares que debieran exhibir las
mineras en un país que apuesta a por la preservación y desarrollo de su biodiversidad y
menos aún atención a las demandas sociales (más pobreza en los sectores donde
se han instalado las mineras).
La nuestra es casi siempre un programa de lectura
cultural. Las empresas privadas dieron muestras de su poder en el terreno de la
educación superior, se negaron a dar pase al cobro de impuestos a las universidades
privadas. ¿A quiénes representa el Congreso? La escena cultural empezó en
diciembre con una desatinada declaración del año nacional cuando don Alán
García Pérez y su ministro de cultura,
desconocían al mayor héroe cultural de nuestro país: José María
Arguedas. Fue ciertamente una lección
para los que se opusieron, a pesar del
premio nobel que tantas alegrías y debates trajo al Perú, Arguedas apareció como el
mayor representante de nuestras culturas. Entre repeticiones y lecturas inteligentes,
se estudia con ánimo renovado la obra arguediana. Lo muestran cerca de un centenar
de eventos en los que se cuentan varios realizados en el extranjero. En su haber no hay nada notable para las
realizaciones del ex ministro de cultura Juan Ossio, eso sí, tenía una curiosa
concepción de la cultura como turismo; ni para Susana Baca, que era básicamente
una funcionaria viajera. A la fecha el ministerio de Cultura no tiene un perfil
propio, varias de sus funciones se confunden con las de Educación. Y no se deja
notar. Las deudas con el país siguen
siendo enormes, no aparecieron los escritos antropológicos de José María
Arguedas ni la difundida edición facsimilar de Amaru por la UNI.
III
En esta nota -si quiere de balance- me voy a
referir básicamente a textos que están vinculados con el mundo andino. Cuatro
publicaciones nos ha llamado poderosamente la atención, por las rutas y
aventuras que proponen sus artefactos críticos. La producción crítica tiene en
Mauro Mamani a su mayor representante; primero que obtuvo el Premio
Internacional Copé de Oro Ensayo y
segundo, por la publicación de su libro ganador: José María Arguedas. Urpi, fieru, quri, sonqoyky (Copé). Julio
Noriega publicó ese libro ausente, cuya lectura es clave para la comprensión de
la poesía quechua contemporánea y los procesos que ha enfrentado el Perú, se
trata de Escritura quechua en el Perú (Pakarina). Dorian Espezúa Salmón tiene el mérito de publicar un libro audaz y
polémico, precisamente por hacer una lectura desacralizadora de la mesa redonda
que desautorizó la novela 1964 de Arguedas, lo hizo con un título de por si
revelador: Todas las sangres en debate:
científicos sociales versus críticos literarios (Magreb). José Luis Ayala
tiene el mérito de haber publicado una versión crítica de El pez de oro de Gamaliel Churata (A.F.A. Editores), un libro francamente reconocido
pero escasamente leído.
La poesía tiene en el cuzqueño Odí Gonzalez a una
voz que escrito en castellano se percibe como un quechua cosmopolita,
publicó Avenida Sol/ Greenwich Village
(Santo Oficio). Copé hizo circular con tardanza el poemario de Boris Espezúa Salmón, Gamaliel y el oráculo del agua (Copé),
uno de los libros más intensos, donde los juegos formales se entrecruzan para
hacer decir la palabra desde la memoria y palabra que el yo poético presta, apropia o la reinventa, desde Churata, acaso una poesía que tiene que ver con
lo aymara a secas.
Para la tribu del Norte, la celebración de los 28
años del Grupo Cultural Greda en Trujillo nos tuvo ocupado todo el año. Se
publicaron dos libros que considero importante anotar: Marinera (Pasacalle) de Ricardo
Virhuez y La venganza del viringo
(Altazor), de Dimas Arrieta. A más de un libro que está pasando desapercibido: Antenor Orrego y la Bohemia de Trujillo
(1914-1916) (Congreso del Perú) del historiador Germán Peralta Rivera.
El año concluyó con tres publicaciones importantes, las
traducciones al quechua de varios cuentos de José María Arguedas por Gloria Cáceres
Vargas, Warma kuyay y otros relatos
(UNE), la recopilación de relatos de tradición oral por Isabel Gálvez Astorayme, Relatos quechuas de Arma, Aurahuá y Chupamarca (Cátedra Quecha UNMSM)
y la revista Atuqpa chupan, espacio
crítico y de creación de los quechuas para el mundo, escrito en la lengua de
los runakuna. Hawansuyo de
Freddy Roncalla se convirtió en la tribuna para el debate y
discusión sobre las cosas andinas en el ciberespacio.
En fin, solo una muestra de lo que nos atrevimos a
leer y seguir. Constato que arrastramos
el mismo artesanado de hace varios años. Las publicaciones no llegan o los
circuitos parecen más bien para iniciados.
Cuestión que tendrá que resolverse en los próximos años si apostamos a
una mirada de la diversidad cultural del país en su palabra, divina y
encantadora, frágil y tentadora, como lo somos la gente de este lado del mundo,
que tenemos hambre de justicia y equidad. Sumaq alllin musuq wata 2012.
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