La creación del Garcilaso mestizo, nuestro clásico por Gonzalo Espino




La creación del Garcilaso mestizo, nuestro clásico.

Gonzalo Espino Relucé


José de la Riva-Agüero recupera la obra del Inca Garcilaso de la Vega para el imaginario del siglo XX como nuestro máximo representante en un momento en que la figura del Inca había sido calificada como un escritor en extremo fantasiosos e inexacto, como había preferido el general Mitre, ya que a la luz del positivismo la idea de historia resultaba incierta en las páginas de los Comentarios para los pensadores de fines del siglo XIX. El entonces joven profesor sanmarquino José de Riva-Agüero en su célebre discurso de 1916 realiza el esbozo y balance de nuestro autor: lo califica doblemente, como nuestro mestizo y nuestro clásico. La revaloración de Riva-Agüero sobre el Inca se realiza en dos planos: presenta el más completo esbozo biográfico de entonces y al hacerlo, pone en evidencia la condición literaria de la escritura del Inca. En este discurso no deja de ocultar sus preferencias aristocráticas, al calificar a la madre del Inca como manceba:

Los conquistadores encumbrados no solían casarse con mujeres de raza india, por
augusta que fuera la cuna de ellas, a no ser con hijas o hermanas de los
últimos soberano; y la pobre niña Isabel Chimpu Ocllo, vástago de un rama
menor y arruinada desde Atahualpa, mera sobrina de Huayna Cápac, hermana al
parecer desde muy temprano del auqui o Infante Huallpa Túpac, desposeída por
la invasión española de toda esperanza de recuperar su patrimonio y
jerarquía, no fue sino manceba del orgullosos Garcilaso, aunque es de
suponer que la es1timara y considerara excepcionalmente, pues leemos que hacía los honores de su casa, atendía a los huéspedes más calificados, y mantenía correspondencia de cumplimientos y cortesías con personajes como el Obispo fray Juan Solano y el caudillo realista D. Diego Centeno." (Riva-Agüero 1962: 9-10).

Al establecer la biografía del Inca, Riva-Agüero crea al héroe cultural -que llamaré la apropiación criolla del Inca- cuya trama es el elogio al mestizaje que elabora sobre la base de una versión aristocrática que en realidad vindica la condición de indio-inca como criollo. Sin embargo, acierta al proponer el estatus de escritor clásico para la producción textual del Inca.
He dicho doble valoración. El profesor Riva-Agüero -no el facista- insiste en que es nuestro clásico y en eso tenemos que hacerle caso, no se equivocó:

"Mas toda esta materia poética, tan nueva e ingente, la ha tratado con una
discreción infalible, con una delicadeza, una lucidez y un buen gusto nativos"
(:56)


"el Inca Garcilaso es el más perfecto representante y la más palmaria
demostración del tipo literario peruano" (:57)


"Sin pretenderlo ni saberlo quizá, es como ellos un clásico, por la mesura y el delicado equilibrio" (:57)

El "desprestigiado" historiador Garcilaso de la Vega con este trabajo cobra importancia como narrador ya que es visualizado desde las galas de la escritura, más allá de lo episódico, por eso Riva-Agüero asigna a la escritura del Inca la "calidad de clásico", espíritu que lo concibe en términos retórico exactamente por "la regularidad de las proporciones, en la claridad lógica llevada hasta los sentimientos, en la nitidez de las representaciones e ideas, en el predominio de la razón analítica y discursiva y de la imaginación plástica; y como consecuencia, en el orden y aseo del lenguaje y en la pureza del gusto." (:58). Por lo que la vindicación se instala desde el retrato del héroe por un criollo y de la escritura como evento retórico y su consiguiente calificación de clásico, tal como lo percibe también Durand.

(c) Gonzalo Espino, abril 2009

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