Tarmap pacha huaray, Adolfo Vienrich (8, pp. 20-35) ed. anotada por Gonzalo Espino


Tarmap Pacha Huaray
Nuna shimi chihuanhuay

Edición anotada

por Gonzalo Espino Relucé en

Homenaje a Adolfo Vienrich (1867-1908)

Tarmap pacha huaray (8)


Da el yaraví que copiamos a continuación, terminando Tirado con estas juiciosas observaciones, que revelan un profundo conocimiento de la índole de esta clase de elejías.[1]


"¿Que corazón por empedernido que se considere, se hará insensible a la poderosa fuerza de esta canción? Ella solo respira dolor i pena: los finales de los versos repetidos por el retornelo de la Música excitan a lástima i mueven a dolor: su objeto es manifestar el sentimiento concebido en la muerte de un idolatrado amante, i se desempeña con la mayor elegancia i hermosura: toma por asunto la viudedad de una tórtola que ha perdido su consorte, en cuya ausencia no halla alivio para mitigar su tristeza: comparación mui adequada, i simil excelente que manifiesta el natural delicado gusto de estas sin iguales composiciones"[2]

Hela aquí: [3]

[22]
Icma
[4]



Humpaskan huaillucuk urpi
Yanallanta chincachispa,
Tampi tampi, muspa muspa
Purin, phahuan, cutin, ticran.

Tunqui tunqui yuyaymana
Purun purunta taripan,
Kahuan kahuan mascaskanmi
Sacha, mallqui, rapi, kincha.

Sonko llampas patpatyaptin
Tincuycuyta mana atispa
Tuta punchau huaccascanmi
Puquiu, mayu, kocha, ppincha.

Chainam ñokallai causani!
Kam yayaita chincachiskai,
Atiraqui punchaumanta
Cuyay huashua sumak huillca.

Huaccanim, ichaka manam
Yanyarinchu cai llaquillay,
Hinallan paquiska sonkoi
Nanan, anchin, muspan, chincan.

Ñacarichihuanñan ancha
Yupaichaskay uyaiquipas,
Ricurihuan yuyainiypim
Chiri callqui, chhaqui sisa.

[24] Purunmanchu huacca rini,
Astahuanmi llaquiy miran,
Yuyachihuan camta punim
Huaylla, pampa, huaico, quinrai.

Sapanchacuskaipin cani,
Camta ricuk ricuk hina
Pichanquim chicchi huekeyta
Llampu, huaylluk, ñucñu rimak.

Causaktarak moskoptiymi
Sahuasunqui hucpa ricran
Chaimi turpuhuan tumpacui
Manchai saucha, raurak phiña.

Camllapi yuyarayaitam
Munani ñoka quiquillai
Camaiquim ninim sonkoita
Muchuy, huaccay, pitiy hina.

Ñokam cani tacyac yana
Teksi muyupi alau ninan,
Huaccaisihuachun hinantin
Uyhua, pichiu, runa, mitma.

Katisac huañunai camam
Puitupi llantuyniyquita,
Auccahuachumpas tahuantin
Pacha, huayra, unu, nina.



[23]La Viuda

Cuando a su consorte pierde
triste tortolita amante,
en sus ansias tropezando
corre, vuela, torna i parte.

Sin sosiego discursiva
examina todo el parque,
no reservando a su vista
tronco, planta, rama o cauce.

Perdida ya la esperanza,
y el corazón palpitante,
llora sin intermisión
fuentes, ríos, golfos, mares.

Así vivo yo (¡ay de mi!)
desde aquel funesto instante,
que te perdí por desgracia,
dulce hechizo, encanto amable.

Lloro, pero sin consuelo;
porque es mi pena tan grande,


que solo respiro triste
penas, sustos, ansias, ayes.

La memoria me maltrata
cuando a tu adorada imagen
siempre me la representa
muerta flor, helado jaspe.

[25] Si salgo a llorar al campo
se aumentan mas mis pesares;
porque me acuerdan de tí
bosques, montes, prados, valles.

Si acaso me veo sola
te miro en mis soledades,
procurando mi consuelo
grato, dulce, tierno, afable.

Entre sueños mi reposo
me perturbas i combates;
pues que creyéndote vivo
siento celos, furias, males.

Si acordándome de ti
mi espíritu se complace;
no importa que el corazón
sienta, sufra, llore y calle.

A lástima muevo al mundo,
siendo la mas fina amante;
porque lloren en mi pena
hombres, brutos, peces y aves.

Mientras me dure la vida
seguiré tu sombra errante,
aunque a mi amor se le opongan
agua, fuego, tierra y aire[5]


[26]
Nuevo silencio que dura hasta el año 1837, en cuyo año don José Palacios publicó en el Museo Erudito, un trabajo sobre una joya de la literatura incaica, un drama, que se conocía con el nombre de Apu Ollantay, primera vez que se haya hecho mención. Posteriormente se ha descubierto que el autor del drama ha sido el doctor Valdez de Sicuaní que falleció en 1816, y que su sobrino y heredero don Narciso Cuentas, de Tinta, poseía el original. Los manuscritos de esta obra, dice el doctor Barranca, no son tan raros… Mr. Markham, el viajero más concienzudo que hemos tenido desde Tschudi, i uno de los que más ha contribuido al conocimiento de la literatura incásica; hizo expresamente un viaje Laris, pueblo del departamento del Cuzco, para sacar un copia de un manuscrito que tenía el cura Justiniani, descendiente de la sangre real de los Incas; el cual le aseguró que siendo niño había visto representar una comedia a los indios en la provincia de Tinta. El doctor Rosas de Chincheros tenía otra copia con la cual comparó Markham la que obtuvo del cura Justinitani. Se dice también que en el convento de Santo Domingo del Cuzco hay un manuscrito que se cree generalmente ser el mas antiguo; aunque en estado que apenas se pue[27]de leer.

Pero es Tschudi el que publicó todo el drama en quechua, y Markham tradujo en verso inglés algunas escenas. La copia que hizo imprimir Tschudi en 1854 ha sido en vista de una remitida del Cuzco a Rugendas, célebre artista de Munich, por un monje que la copió de un manuscrito muy antiguo que se halla en el convento de Santo Domingo de aquella ciudad.

Mucho se ha discutido sobre la autenticidad del drama, cuyo fondo incásico la tradición lo ha conservado y el doctor Valdez no ha hecho sino ponerlo en orden, con algunas adiciones propias en época de Tupac Amaru, protector de las letras, y de quien era amigo y consejero. Markham, autoridad en la materia, se ratifica con estas frases: “una investigación posterior y estudio critico del texto me ha obligado a corroborar mi primera creencia que el Ollantay fue, en el fondo un trabajo de origen incásico anterior a la conquista. Todo lo que he leído desde entonces me ha confirmado en esta opinión.” Existen aun otros dramas inéditos, como el Usca Paucar. El padre Iturri, mucho más viejo que Valdez en su famosa Carta crítica sobre la Historia Americana de don Juan B. Muñoz [28] (Roma, 1797)
[6], hablaba de los dramas quechuas trasmitidos a nosotros por una tradición indiscutible. Y Garcilaso en sus Comentarios Reales trae el trozo siguiente:


“Algunos curiosos religiosos de diversas religiones, principalmente de la Compañía de Jesús, por aficionar a los Indios a los misterios de nuestra Redenpción, han compuesto Comedias para que las representasen los Indios, porque supieron que las representaban en tiempos de sus Reyes Incas, i por que vieron que tenían habilidad e ingenio para lo que quisieren enseñarles; i así un padre de la Compañía compuso una Comedia en loor de Nuestra Señora la Virgen María, i la escribió en lengua Aymará, diferente de la lengua general del Perú. El argumento era sobre aquellas palabras del Libro tercero del Génesis; Pondré enemistades entre ti i entre la Muger; & i ella misma quebrantará tu cabeza. Representáronla Indios muchachos, i mozos, en un pueblo llamado Sulli. I en Potosí se recitó un diálogo de la Fe, al cual se hallaron presentes más de doce mil Indios. En el Cuzco se representó otro Diálogo del Niño Jesús, donde se halló toda la grandeza de aquella Ciudad. Otro se representó en la Ciudad de los Reyes, delante de la Chancilleria, i de toda la Nobleça de la Cuidad, i de innumerables Indios; cuyo Argumento fue del Santísimo Sacramento, compuesto á pedaços, en dos Lenguas, en la Española, i en la General del Perú. Los muchachos Indios representaron los Diálogos en todas las cuatro partes, con tanta gracia i donaire en el hablar, con tantos meneos i acciones honestas que provocaban a contento i regocijo: i
[7] con tanta suavidad en los cantares, que muchos Españoles derramaren lágrimas de placer, i alegría, viendo la gracia, i habilidad, i buen ingenio de los Indieçuelos; i trocaron en contra la opinión que hasta entonces tenían, de que los Indios eran torpes, rudos, é inhábiles.”[8]

El señor cura doctor Calixto Tellechea Barrial escribió varias comedias y tragedias en una quechua correcta, elegante y pura; tradujo en verso quechua la Despedida de Arriaza. (Véanse los Anales del Cuzco por don Pío B. Meza).

[29] Todos están acordes en reconocerle su origen incáico; solo el general Bartolomé Mitre, presidente de la república Argentina, en 1881 publicó un erudito estudio sobre el Ollantay despojándolo de la antigüedad y de su genealogía incaica: el señor Ricardo Palma (1876) adujo los primeros argumentos en el prólogo del Ollanta en verso del señor Constantino Carrasco
[9], que la efectuó sobre la versión castellana, dada por el doctor Sebastián Barranca el año de 1868.

¿Pero que valen las objeciones de estos dos señores, ignorantes en la lengua quechua, y de la índole, costumbres y tradiciones incaicas, al lado de todos los quechuólogos como Tschudi, Markham, Barranca, Nodal, Pacheco Zegarra, Vicente Fidel López, Leonardo Villar, etcétera?

Riva-Agüero refiriéndose a Melgar, en su tesis Carácter de la literatura del Perú independiente (1905) se expresa así:


“No obstante, los indios tuvieron antes de la conquista, si nó una verdadera literatura, por lo menos condiciones literarias [definidas] que han podido influir sobre los literatos de la República, ya por herencia, ya al inspirarse éstos en las costumbres y cantos populares de los indígenas. Aquellas condiciones son: la imaginación soñado[30]ra y nebulosa, la melancolía, el dolor íntimo y silenciosos, una poesía amatoria impregnada de tristeza. Y, en efecto, todo ello ha obrado visiblemente sobre Melgar. Durante el periodo romántico, entre[9] el coro de poetas quejumbrosos que ese movimiento suscitó, hay en algunos, acentos que parecen tener aquel origen nacional.”[10]



Y en una cita, ocupándose del poeta Carrasco que puso en verso la traducción castellana de Ollanta de Sebastián Barranca deja traslucir sus dudas respecto al origen quechua del drama y con su acostumbrado eclecticismo lo cree “posterior a la conquista, aunque no en mucho tiempo”[12] con una observación pueril: “(Ante todo si los indios no conocían la escritura [puesto que los jeroglíficos estaban olvidados en el tiempo a que se refiere el Ollanta], ¿cómo pudieron componer y conservar semejante pieza dramática? Los quipos no bastaban para esto.”[13] Argumentos que caen por si, con las citas que hemos reproducido anteriormente, en particular la de Garcilaso (véase pág. 13) y con lo que acontece hoy mismo aquí, con la pantomima Las incas, que solo una señora en Tarma la sabe, doña Paula Torres, e incapaz para referir los versos y sólo cantándolos da el trozo íntegro.

[31] Nos limitaremos a la trascripción de los coros, cuyo sabor incaico nadie podría poner en duda, y a dos escenas, las más bellas del drama, que solo extraños a la raza, podrán negarle su autenticidad; pues parécenos escuchar a esos indios oradores que improvisan diálogos después de sus bailes, o a esas indias lamentándose en sollozos de su destino, como aquella que lloraba la muerte de su tierno hijo respondiendo al ser interrogada por la causa de su dolor: “Le anocheció cuando recién amanecía”, o “murió en la aurora de su vida” (Pachahuaraynin tutaparun). Metáfora sublime, que Chateaubriand o Victor Hugo no hubieran titubeado en patrocinarla.

Rivero y Tschudi consideran el drama trágico Ollanta, como la más importante producción literaria de cuantas lenguas americanas hay.

Los dos pasajes de Ollanta dignos de llamar la atención tanto por su estilo como por la profunda expresión de sus sentimientos son: el monólogo de Ollanta y el de Cusi Coyllur que desesperada dice a su mama Coya:

[¡Ay ñustalay, ay mamallay!]


¡Ay ñustalay, ay mamallay!
Imaynan mana huaccasac,
Imaynan mana sullasac,
I chay auqui munasccallay,
I chay ccacca huaylluscallay
Cay chica tuta ppunchaupi
Cay chica huarma cascaipi
I cconccahuan, i saqquehuan
I huyayta pay ppaquihuan
Mana huaturicuhuaspa.
¡Ay mamallay, ay ñustallay,
Ay huayllucusccay ccosallay!
Camta ricsicunaypaccha
Quillapi chay yana ppacha
Intipas paccaricuspa
Ccospapurccan chiri uspha,
Phuyupas tacru ninahuan
Llaquita paylla huillahuan,
Ccoillurpas chasca tucuspa
Chupata aisaricuspa
Tucuiñincu tapia carccan
Hinantinpas pisiparccan, (llora)
¡Ay mamallay, ay ñustallay,
Ay huayllucusccay ccosallay!

¡Ay, madre mía! ¡Ay, Princesa!
¿Cómo no me he de angustiar,
Si Ollanta viéndome presa
Ha faltado a su promesa
Y me llega a abandonar?
¡El de mi niñez cuidaba
Con tanta solicitud!
Yo tiernamente lo amaba;
Mas ya mi placer se acaba,
Pues cosecho ingratitud.
¡Ay, Princesa! ¡Ay, madre mía!
¡Ah, idolatrado amor!
Cuando a esta morada entré,
La Luna estaba sombría,
Al Sol ceniza cubría:
Todo negro lo miré
Una nube tempestuosa
Vino a aumentar mi dolor;
Y de verme tan llorosa,
Apagó su lumbre hermosa
El lucero del amor


¡Ay! la creación entera
Pertinaz guerra me da;
Mi corazón solo espera
El feliz día en que muera....
Para mí no hay mundo ya. (llora)
¡Ay, madre mía! ¡Ay,
Princesa! Ah idolatrado amor!
[14]


[34] I el monólogo de Ollanta después [35]de su entrevista con Pachacutec:[15]

[34] [Monólogo de Ollanta]



¡Ay, Cuzco! ay sumac llacta!
Cunamanta ccayamancca
Aucan casac, casac auca
Chay ccascoiquita ccaracta


Lliquirccuspa, sonccoyquita
Cunturcunaman cconaypac
Chay auca, chay Incayquita:
Huñu huñu huaranccata
Anticunata llullaspa.


Suyuycunata tocllaspa
Pusamusac pullcanccata;
Sacsahuamanpin ricunqui
Runayta phuyuta hina;
Chaypin sayarincca nina
Yahuarpin chaipi puñunqui
Chaqueipin cancca Incaiqui,
Chaipacham paipas ricuncca
Pisinchus ñoccapac Yunca
Puchuncachus chay cuncaiqui
Manapunim ccoiquimanchu
Ñihuanracc chay ususinta?
¿Pascarinracc chay siminta?
Manam campacca canmanchu
Ñispa, uticuy phinascca
Conccor sayaspa mañacctey?
Incan paypas ñocca cactay
Tucuymi chaycca yachascca.
Cunancca cayllaña cachun.....

[35]
¡Oh Cuzco! ¡Pueblo hermoso!
Desde hoy en adelante
Voy a ser tu enemigo rencoroso.
Yo rasgándote el pecho palpitante,
Tu corazón entero


Daré por pasto al cóndor carnicero
Y ese Inca, ese tirano...
Yo alistaré mis Antis a millares,
Armas a todos les daré, y ufano,
Al ronco son de trompas militares
Estallaré cual tempestad funesta
De Sacsa‑huáman en la cumbre enhiesta.
Allí se alzará el fuego,
Dormirás en la sangre y en el lodo;
Entonces verá el Inca si le ruego
Y con mis pretensiones lo incomodo.
A mis pies te he de ver, Rey insolente;
Sabrás si tengo entonces poca gente
Y si segura se halla tu cabeza.
¿Tendrás aun altiveza
Para negarme a tu hija? Ni al mirarte
Rendido, arrodillado
Tan sandio he de ser yo para rogarte.
Hasta el hablarme te será vedado.
Pronto por Inca me alzará el imperio.
¿Tú...? Morirás en rudo cautiverio.



Notas:
[1] Este enunciado no figura en Lat.133.
[2] Cf. Sincranio 1791: 288-289. Tampoco este enunciado figura en Lat. 133.
[3] Lat. 133: Escribe “Dice así.”, luego un vándalo ha cortado la 4ª col., se trata de la versión quechua del poema “Icma”. La siguiente entrega ha sido tijereteada toda. Continúa en La Aurora de Tarma, 134.
[4] La versión quechua no figura en el Mercurio Peruano. Proviene de la Gramática Quechua de Anchorena (cf. 131-132). El texto se presenta en dos columnas, la versión quechua que va a la derecha pertenece al “Dr. Tirado”, a la izquierda, en versalita, “Traducido: En el Mercurio Peruano t. IV”, va en castellano.
[5] El poema va en el folio 288 e incluye la siguiente nota: “[3] Cuando se trate de la lengua Quechua se conocerá que es peculiar á ella ministrar composiciones á los Yaravíes.” [Sincranio 1791: 288.], apuntada por el autor de esta colección. Sigue en La Aurora de Tarma, 135.
[6] Francisco Iturri, Carta critica // sobre // La historia de América // del // Sr. D. Juan Bautista Muñoz. // Escrita en Roma // por // Don F. I. // Impresa en Madrid, Año 1797. Reimpresa en Buenos Ayres, en la Imprenta de la Independencia. 1818.
[7] Ibídem: “con tanta gracia i donaire en el hablar, con tantos meneos i acciones honestas que provocaban a contento i regocijo: i”, no figura en el semanario radical.
[8] Inca Garcilaso de la Vega, Comentarios Reales de los Incas, Lib. II, Cap. xxviii “Los pocos instrumentos que los indios alcançaron para sus oficios”; p. 92.
[9] Constantino Carrasco. Ollanta. Drama quichua en tres actos y en verso. Dedicado al señor José Sebastián Barranca, primer traductor de este drama in Teatro Republicano Siglo XIX. Selección, prólogo y bibliografía de Ricardo Silva Santisteban. Lima, Banco Continental – PUCP, pp. 383-480 (Antología General del Teatro Peruano, t. IV).
[10] Continúa en La Aurora de Tarma, 136 (1906).
[11] José de la Riva-Agüero y Osma. Carácter de la literatura del Perú independiente. Tesis para Bachillerato de Letras. Lima, E. Rosay Editor, 1905; p. 11. 2da. ed. Lima, PUCP, 1962 (Obras Completas de José de la Riva-Agüero, Estudios de Literatura Peruana, I); p. 71.
[12] Ibídem; p. 167. Se trata de la extensa nota 78 de Riva-Agüero.
[13] Ibíd.; p.166.
[14] Apu Ollanta, Act. I, Escena 4.
[15] Corresponde al Act. I, Escena 11.Ilustración tomada de: Crónicas de un Jarocho en Lima
http://www.unjarochoenlima.blogspot.com/


© Gonzalo Espino Relucé, 2008
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La alforja de Chuque 17

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ninamango Muñoz Christiam
literatura 2do
codigo. 2007009093
La obra es conocida generalmente con el titulo de Ollantay, aunque también se le llama "Apu Ollantay", es el único monumento que existe de la poesía, pero su autenticidad ha sido y es aun objeto de dudas, con una estructura de personajes netamente indígenas tanto por su espíritu y costumbres que marcan la obra, como mencionamos la originalidad del texto Ollantay esta en discusión o en duda; “si unos simples indios podrían crear un texto como éste”. El texto se encuentra con una fina influencia española, y mas allá del tema principal que es la leyenda del caudillo inca Ollanta, rebelde por causa amorosas que se levantó en rebeldía contra la crueldad del poder político y religioso y dio comienzo a una lucha épica y desigual, enfrentándose el héroe al mismo Inca,.Con esto cabe resaltar que muchos estudios sobre Ollantay solo se centran en la autoría del texto, influencias y originalidad de la obra, pero dejan de lado, la obra en si, buscando algo que al final nunca sea perdido. Identidad, Capacidad y Originalidad.