Ande de Arturo Peralta por Edmundo de la Sota


El ‘animismo’ en el indigenismo vanguardista de Ande
de Alejandro Peralta

Edición preliminar (*)


Edmundo de la Sota Díaz
(UNMSM)



Resumen

Este estudio propone que en el poemario Ande se recrea una realidad ‘nueva’ de un universo campesino andino anclado en una cosmovisión antitética donde conviven, por un lado, la ‘visión andina’ viva y, por otro lado, la ‘visión moderna’ desmitificadora. Entonces, en esta configuración de una nueva realidad campesina andina es el ‘animismo’ una de la figuras discursivas primordiales que desarrolla la unión de dos formas de ‘ver’ el mundo –la andina y la cosmopolita occidental- en uno solo, el indigenismo vanguardista.

Palabras claves:

Indigenismo, Vanguardia, Peralta, Ande, Antítesis, Animismo.


En estos versos: “Bajo un kolli pordiosero / ha hecho acrobacias locas con el Silvico / en el trapecio de sus nervios // Y SE HAN SAJADO LAS CARNES / Y HAN HECHO CANTAR LA HONDA // Los ojos golondrinas de la Antuca / se van / planeando / por las cabañas…”[1]

Se describe un encuentro erótico, entre los amantes campesinos, utilizando vocablos tanto del lenguaje andino como del lenguaje vanguardista. Los términos ‘kolli’, ‘el Silvico’ o ‘la Antuca’ están asociados al habla puneño[2]. Los vocablos ‘acrobacia’, ‘trapecio’ o ‘planeando’ son propios de la jerga vanguardista. Este encuentro erótico se desarrolla en el campo, es decir, en un espacio deducible como el Altiplánico. Pero se describe, esta intensidad del encuentro amoroso, con metáforas de cuño vanguardista: “(La Antuca) ha hecho acrobacias locas con el Silvico”.

En efecto, en el universo recreado en Ande (1926) confluyen dos campos retóricos[3], esto es, la cultura andina, por un lado, y la cultura vanguardista, por otro lado. Esta negociación transculturadora que Cynthia Vich[4] halla en este poemario peraltiano es “el indigenismo vanguardista (que) se define por el gesto positivo de abrir un nuevo terreno muy inclusivo que aparece como espacio de conciliación y a la vez como una estética distintiva con respecto al indigenismo y al vanguardismo canónicos”[5]. Entonces, nos parece pertinente sostener, siguiendo a Vich, que esta síntesis entre la tradición y la modernidad da origen aun nuevo campo retórico, el indigenismo vanguardista.

Ahora, ¿cómo confluyen en un nuevo campo retórico, lo urbano cosmopolita y lo rural indígena? Américo Mudarra dice que: “en estas dos grandes configuraciones no encontramos por el momento, conflictos u oposiciones, sino más bien convivencia, cotidianidad, pues ambos participan recíprocamente de ese espacio geográfico que el ande diseña”[6]. Es cierto, se evidencia por el uso de los títulos de los poemas, los vocablos que nominan lugares específicos que el universo recreado es el Altiplano. Pero al mismo tiempo está presente la participación activa de la mirada cosmopolita vanguardista.

La pregunta es ¿cómo se constituye esta nueva cosmovisión indigenista vanguardista? Creemos nosotros que más que la metáfora[7] en sí, el eje que integra estas dos formas de ‘ver’ el mundo, en apariencia antitéticas, es el ‘animismo’.

¿Qué es el animismo? Para precisar la definición de esta figura retórica, me basaré en el concepto de ‘campo figurativo’ desarrollado por Stéfano Arduini[8]. Este retor y lingüista italiano define el ‘campo figurativo’ como el espacio cognitivo de organización conceptual del mundo. Entonces, “las figuras son los medios con los que ordenamos el mundo y podemos referirlo, son los medios con los que nos construimos y nos relatamos[9]”. En ese sentido, no debemos olvidar que los campos figurativos involucran la inventio (el referente del texto), la dis­­positio (la macroestructura textual) y la elocutio (la microestructura textual), en este caso de un texto poético. Por lo tanto, es evidente que el ser humano piensa con metáforas u otras figuras retóricas que reflejan las estructuras mismas de su pensamiento y de sus afectos, además que organiza y facilita su propia facultad comunicativa. Entonces, todas las posibilidades del universo figurativo se hallan agrupados en seis campos figurativos: la metáfora, la metonimia, la sinécdoque, la elipsis, la antítesis y la repetición. Y las figuras retóricas se ubican al interior de cada uno de estos campos.

En Ande es el campo figurativo de la metáfora “el eje integrador que define los términos en los que se desarrolla esta categoría estética”[10]: el del indigenismo vanguardista. Y dentro de este campo figurativo[11] –desde nuestro punto de vista– es el ‘animismo’ la figura retórica primordial que recrea esta nueva realidad. Ahora, Arduini denomina ‘prosopopeya’ o ‘personificación’ a lo que nosotros llamamos ‘animismo’. La prosopopeya consiste en otorgarle rasgos animados a objetos inanimados o abstractos.

Para el caso de esta lectura de Ande, preferimos el concepto de ‘animismo’. El uso de este término no lo asumimos por el prurito gusto de diferenciarnos de Arduini u otros retores, sino que nos parece un concepto propio de la cosmovisión andina. Así pues, ‘animismo’ deriva del vocablo ‘ánima’. Y ‘ánima’ en el mundo andino es el espíritu vivo de la montaña, de una piedra, del viento, del sol, de la lluvia o del rayo, entre otros ‘seres’ que pueblan el imaginario andino mítico y milenario. En ese sentido, si para la cosmovisión occidental otorgarle rasgos animados a seres u objetos inanimados o abstractos se conoce como prosopopeya; nosotros utilizaremos el término ‘animismo’ para señalar las acciones vivas que desarrollan los ‘seres’ inanimados que pueblan el imaginario andino. Además, siempre en la cosmovisión andina, todos los elementos de la naturaleza se representan llenos de vida, es decir, coactúan con el ser humano, entre iguales.

Ahora, en Ande hallamos tres variantes del ‘animismo’:

a. El animismo de los elementos de la naturaleza con toques de la dinámica vanguardista [...]


b. El sol se humaniza [...]


c. El kolli como alter ego del campesino sufriente

En el poema ‘Kolli’ se relata, en base a una suma de animismos, la vida cotidiana y dolorosa del campesino altiplánico. Veamos. En primer lugar, el kolli es un árbol identificado con la cultura andina altiplánica, en ese sentido, se autorrepresenta metafóricamente como el campesino altiplánico. En segundo lugar. El kolli lleva una vida tan sufriente:

“DETRÁS DE LOS GALPONES CENOBIARCAS
EL KOLLI ATISBA EL CIELO

Tiene curvadas las espaldas del peso de los cerros

Desde el amoratamiento de sus ojeras
Destila sobre las quemadas mejillas de la tierra
Un desvaído llanto de acuarelas” (p.140)

Entonces, a partir de los animismos que describen crudamente la cotidianidad atroz del kolli se realiza una denuncia de la expoliación que sufren los hombres del campo. En esta perspectiva, es interesante verificar en este poema el tópico de la denuncia de la explotación del hombre andino. Sin embargo, este tópico de la denuncia no se organiza desde una mirada solamente andina realista, sino está presente la mirada vanguardista con su vertiginosa reiteración de animismos que constituyen una de las características esenciales de la estética vanguardista.

En tercer lugar, es novedoso la idea que se desarrolla en Ande: la mirada vanguardista no es únicamente de perspectiva estética, sino también ideológico-político.

RESUMIENDO, hemos verificado que el animismo es uno de las figuras retóricas primordiales que permite la unión de dos formas de ‘ver’ el mundo –la andina y la cosmopolita occidental- en uno solo, el indigenismo vanguardista.

Notas:
[1] Para el presente trabajo hemos utilizado el texto, prologado y compilado por Mirko Lauer: 9 libros vanguardistas. Lima, Ediciones El Virrey, 2001. En esta antología se halla Ande (pp. 121-140) y todas las citas de los poemas corresponden a esta edición.
[2] Américo Mudarra en su ensayo: “Para una lectura de Ande, de Alejandro Peralta” en: Escritura y Pensamiento. UNMSM, año II, N° 6, 2000; p. 107, dice: “Así, desde la información lingüística hasta los elementos visuales, el poemario propone el mundo andino como referente, pero no un mundo genérico, sino más bien particularizado en una región geográfica identificable a través de los grabados que imponen un clasema adicional: /puneño/”.
[3] El campo retórico “es la vasta área de los conocimientos y de las experiencias comunicativas adquiridas por el individuo, por la sociedad y por las culturas” (Arduini, 2000: 47). Entonces, el campo retórico es nuestra experiencia personal – académica y/o vivencial – que manejamos de una determinada cultura o más.
[4] Vich, Cynthia. “Hacia un estudio del ‘indigenismo vanguardista’: la poesía de Alejandro Peralta y Carlos Oquendo de Amat. En: Revista de Crítica Literaria Latinoamericana. Lima – Berkeley, Año XXIV, N° 47, 1er. semestre de 1998; pp 187 – 205.
[5] Ibídem, p. 201.
[6] Mudarra, Américo. Obra Cit., p. 113.
[7] Cynthia Vich (Obra Cit., p. 187) sostiene que el concepto ‘indigenismo vanguardista’ se sostiene en la metáfora, es decir, esta figura viene a constituirse en el eje que integra y “define los términos en los que se desarrolla esta categoría estética”. Nosotros creemos, más que la metáfora propiamente efectiva, es el animismo la figura que une lo andino y lo moderno en una sola mirada novedosa.
[8] Arduini, Stéfano. Prolegómenos a una teoría general de las figuras. España, Universidad de Murcia 2000
[9] Ibídem, p. 145.
[10] Vich, Cynthia. Obra Cit., p. 187.
[11] Stéfano Arduini considera dentro del campo figurativo de la metáfora a la prosopopeya (es decir, al animismo), además, al símil, a la alegoría, al símbolo y a la metáfora propiamente dicha.



(*) Al cautivo lector o la cautiva lectora:

Como anuncié,
http://www.vanguardiasdesencuentros.blogspot.com/,
será discontinuado. En adelante, todos los registros de Coloquio Internacional Des-Encuentros:las vanguardias, México y Perú, realizado en Lima el 4 y 5 de julio 2007, se publicarán en mi portal. El ensayo no se publica completo, tiene la condición de edición preliminar, es decir, está proceso de corrección final.

Publicado por Gonzalo Espino Relucé

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