La pregunta entonces tiene que ver las formas cómo se elaboran los textos escolares que supone un conjunto de operaciones que van desde la definición de un diseño que articula todo el texto y su incidencia en los contenidos que ofrecerá. De allí que estos libros se alinean con los contenidos que son exigidos para la asignatura y grado que se producirá. Pero los contendios no aparecen solos, los libros de textos no son sábanas. Esta operación a su vez responder a con qué textos y con que imágenes, con qué tipo de letras y con qué tamaños, con qué disposiciones gráficas, etc., se trabajaran dichos contenidos.
Tal como estamos sugiriendo, se trata de proponer una versión de la diversidad cultural desde la literatura. Lo que ubica en primer plano la doble tensión que debería observar dichas producciones escolares. Me refiero a la doble tradición que existe en Perú, la oral y la escrita. De un lado la ya ancestral y vigente tradición oral, y remarco vigente, pues hay quienes, equivocadamente consideran que el asunto de la oralidad andina y amazónica pertenece solo al pasado y no al tiempo actual. Junto a la otra que tiene larga data en el Perú moderno, me refiero a su tradición escrita, que es la que mayormente le ponen atención los libros escolares. Resulta insuficiente definir en grueso la doble tradición si esta no se localiza en la diversidad de tradiciones culturales que no se puede reducir a un versión costeña y a una matizada mirada de la sierra, que en otros términos sugiere, la relación entre costeño, localizado como lo urbano y lo andino, que insiste en la tradición quechua y aymara, principalmente.
Dibujo: Antonio Gálvez Ronceros