Gamaliel Churata: El ahayu como poética de Mauro Mamani por Gonzalo Espino Relucé



Mauro Mamani Macedo (MMM) nos sorprende con su último trabajo: Ahayu-watan, Suma poética de Gamaliel Churata (Pakarina Ediciones, UNMSM 2013) y repone para los lectores y para el comunidad académica la dispersa poesía del autor de El Pez de Oro (1957). Celebramos su publicación pues pone en circulación lo que la academia literaria y cultural produce, en este caso lo que Universidad Nacional Mayor de San Marcos promueve, el saber y el talento creador de los hombres de las humanidades. El motivo que convoca esta publicación es la figura de uno de nuestros héroes culturales, Gamaliel Churata. Este libro nos invita a escribir sobre dos ramales: la investigación (lo qué dice el crítico) y la producción poética compilada (de qué hablan los poemas). Siendo así, voy a moverme en ambos territorios.
1
Empezaré afirmando que MMM desde su tesis doctoral se convirtió en uno de los intelectuales más preciados de la crítica local y latinoamericana.  No es gratuito el elogio, es fruto exactamente de su perseverancia, disciplina,  estudio, inteligencia  y de un original apego a lo andino. Hace dos años lo identifiqué como uno de nuestros más destacados intelectuales indígenas.  Desde sus trabajos sobre Manuel Scorza, en especial su investigación sobre Redoble por Rancas donde debate los limites de los géneros literarios y sus fronteras; luego, despliega sus indagaciones sobre la producción escrita de Gamaliel Churata, libro que circula como Quechumara. Proyecto estético-ideológico de Gamaliel Churata (2012), texto que rápidamente se agotó en librería. Dentro de este tránsito del crítico se encuentra su ensayo sobre la poesía de José María Arguedas que ganó un premio Internacional en el 2010. Desde entonces ha continuado dando muestras de un importante nicho de estudios que coinciden con una epistemología del Sur, o como quiere Carlos García Bedoya con una propuesta desde la periferia para el estudios de la cultura y la literatura, y, al mismo tiempo con el  conocimiento de la literatura de Puno, Arequipa, Cuzco como formulaciones que fueron dando contornos a lo que hoy llamamos indigenismo de vanguardia. A ello agregaremos que participa de las reflexiones sobre un tema emergente como el de poéticas regionales en los estudios literarios peruanos y latinoamericanos, tema que lo ocupa en estos tiempos.
Comprometido con la obra de uno clásicos, Gamaliel Churata, en los años en que estaba escribiendo su tesis doctoral el tema de la poesía churatiana  ya se estaba en ciernes y esperaba el momento más oportuno para su divulgación, por eso, la publicación Ahayu-watan, Suma poética de Gamaliel Churata resulta una valiosísima entrega.  Fue formalmente un segmento de su tesis doctoral, la que aparece tiene la notable diferencia de ser una escritura que precisa y abre la discusión sobre varios de los tópicos que en aquella ocasión quedaron sugeridos.  Ahayu watan está organizado en dos partes: en el estudio de la poesía, “El proceso poético de Gamaliel Churata”; y,  los poemas hallados en su investigación, “Suma poética”.
2.
El proceso poético de Gamaliel Churata  puntualiza las formas y el decir poético del arequipeño de Puno, propone el “corpus poético del autor”, ya que “La poesía de Gamaliel Churata no ha sido estudiada.” Establece los diversas fuentes de donde provienen los trabajos, calcula más de 150 poemas en su estudio, distingue entre la poesía anunciada y la poesía publicada, y por cierto, la poesía a la que ha tenido acceso, por eso establece, en términos metodológicos: “nos ocupa [la poesía que] se encuentra dispersa, en periódicos, revistas, antologías y en su libro El Pez de Oro”. Establece tres momentos: la modernista, la vanguardista y la andina. 
La primera se ve impactada por el influjo poético del modernismo, del que admite la sonoridad y el manejo del verso extenso, que es concatenado al verso alejandrino. Este aprendizaje es clave para entender lo que ocurrirá con el armazón poético churatiano.  Cuando MMM trabaja la poesía del indigenismo vanguardista de la poesía de Churata se detiene en la polémica que sostiene con César Vallejo (“Contra el secreto profesional. A propósito de Pablo Abril de Vivero” y Gamaliel Churata (“Septenario”). El crítico se detiene en las manifestaciones  que aparecen registradas en el debate pero no vuelve necesariamente sobre las prácticas poéticas de ambos. Asunto que se asocia a la escritura, que según Mamani, supone para Churata,  “la búsqueda de  una expresión indoamericana lo que lleva a auspiciar, defender y aplicar la propuesta de Francisco Chuqiwanka”. Además, examinará la impronta vanguardista.  Finalmente, encuentra que en el caso de la poesía andina,  el sujeto de enunciación no aparece ajeno, sino investido y viviendo la cultura andina, esto hace que desde el ser de la cultura suministre formas tradicionales que se actualizan, aunque hay que advertir que estos poemas aparecen en las líneas de El pez de oro (por cierto, llama la atención la estela de lo “inkásico”).  Churata cuestionará la imagen del indio triste, celebra la alegría, MMM apunta la radicalidad churatiana, desestructura todo aquello que inhibía al indio.  No se trataría ya de “‘interpretar’ al indio, buscan(r) expresarlo” sino “surgencia estética”. Entendida esta como  como desborde de la simple individualidad (“contener e g o”) para ser portadora de una sensibilidad trascendente  como expresión colectiva,  lo que equivale al “alma humana”, ya en El Pez de Oro, que “se establecerá [como] ley por la cual todo injerto de la ahayu (alma colectiva) supone, en periodo el ciclo, la expulsión de los factores que determinaron su inhibición.”  El ahayu concentra toda su producción, los hilos tejidos de sentidos y evocaciones, entre el pasado y el tiempo actual, y por ello, con rasgos que nos lleva a pensar en el mito, o, como el propio MMM ha precisado, el proyecto estético como proyecto social. La poética churatiana será entonces un manto tejido con los hilos del ahayu.
3.
En la segunda parte, Suma poética, se le toda la poesía churatiana. La opción de esta investigación es el orden cronológico y no necesariamente distingue momentos.  Extrañamos, eso sí, la condición autónoma de los textos andinos que nuestro autor revisa y que hemos leído como parte del Proceso.  Entre otras cosas deja entrever también el tejido poético y la función de la palabra, que será el ritmo y musicalidad configurado desde lo andino.
La referida palabra se muestra como parte de la tradicional reflexión del yo poético.
y la hora que es el sublime poema de la Idea,
matemática, exacta denuncia los minutos desde el añoso campanario
y la Idea sube y la Idea brilla y la idea triunfa.
Después será representación exacta del cuerpo, territorio y sueño, en los poemas vanguardistas y en los textos andinos, como ocurre en “Penetración”:
EMERGIENDO DE LOS MARES CELESTES, SOY EL ROJO CAZADOR DE LUJURIAS.
Más adelante, en “Versos del achachila”:
¡materia innominada!
¿qué relincho atrás?
[…]
Y O C O M P R E N D O E S A VOZ
La misma se vuelve esperanza y acción, coparticipación diremos:
I ESTOY DE PIE
mirando insomne la distansya veo qe se anunsya
U n r r e s p l a n d o r
La más importante contribución será, sin duda,  la publicación Interludio brundílico, el breve poemario que publicara en 1931 y que, ahora tenemos ocasión de leerlo completo. Los doce poemas que se agrupan dentro del registro vanguardista andino, en ella confluyen formas tradicionales que trazan una escritura moderna. La palabra deja entrever el tono andino,  una actividad metafórica quechumara. Si bien el poemario invoca la idea del amor, esta va más allá de ese propósito para acoger en la vida: “Mas, otra vez yo lo reclamo, / Hozando sangre entre las nubes, / Al filo de la madrugada (II, 123).  O como expresa, en el poema V, “Invitación a la soledad múltiple”, cuyo modalidad de titular los poema nos recuerdan el tono de una crónica:
Yo-ya lo vez-quedo en la transparencia,
Y que todos vean mis canciones trenzadas en la sangre.
¡Que laya de música va siendo esta tonada!
¿Dónde estás? Yo estoy, estando, quedo, y lejos…
En IX, el poema desborda, como reclamo, como señal de descontento:
¡No fue el rayo, no!
¡Fue la línea escalona de los awichos!
¡Ellos, ellos son: todavía tienen hambre de wawa!
¡Todavía!
¡Todavía!
¡Así aprendí para no llorar, a llorar!
O en XI, “Su unidad en lo múltiple” donde es la palabra otra vez la que recusa, “La nubes se deshilan para escribir tu voz” (129) y ese final, de canto de alegría, de esperanza, de tiempos renovados: “Y cada vez, afanosos, traen una dulce alegría/ y se van barriendo una tristeza.”

4.

Un libro que nos descubre al poeta Gamaliel Churata. Lo saca del casillero al que nos acostumbra la crítica, la narrativa,  El Pez de Oro, y pone en discusión las poéticas del siglo XX para el área andina.  Un libro que se lee con el corazón, el retorno al ahayu reiterado por Churata y vuelta a decir en la palabra de Mauro Mamani: alma colectiva.

En la foto: 
Presentación de Ahayu wantan en San Marcos, 
con la presencia de la peruanista Helena Usandizaga